Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

viernes, 1 de marzo de 2013

Historia

Salvatierra, una Lectura Profana

Batanes

Un puente es la alianza de Dios con los hombres. Los arcos son la simplificación del puente. El arcoiris, después del diluvio, fué presentado por Dios a Noé como pacto de alianza y reconciliación. San Juan Nepomuceno, después de muerto, fué metido en una piel de toro y tirado al río desde un puente de tres arcos. Santo Domingo de la Calzada construyó un puente para el paso de los peregrinos que iban a Compostela. Santa Irene, esposa de San Sebastián.

Ellos lo saben por tradición oral, son las parvadas que cada noche llegan a refugiarse en los tres sabinos, testigos silentes de los acontecimientos de Batanes, el puente que unió Huatzindeo con la ciudad de San Andrés de Salvatierra, paso de unión, de fraternidad, dolor y vergüenza para algunos, y triunfo para otros.

Hoy están los sabinos, no quedan huellas de las balas, del fragor de las batallas libradas bajo este puente, en el puente mismo. Abrazarse a ellos es sentir el torrente de savia, el paso de los años, la historia:

El 16 de abril se produjo una batalla entre el general insurgente Ramón López y Agustín de Iturbide. Triunfante el segundo, mandó fusilar a 25 liberales que buscaban la independencia de México. Por éste y otros hechos, algunos historiadores califican a Iturbide como: “un militar capaz, que obtuvo varios y sonados triunfos entre los que se cuenta el de su ciudad natal (Valladolid, hoy Morelia), de tan lamentables consecuencias para Morelos, Sanguinario, cruel y casi sádico, sobre todo con los prisioneros. Su nombre acabó siendo uno de los más odiados por los insurgentes por sus ambiciones y ruindades”.

Ahí están tres mezquites. Siempre floreando como un símbolo de inmortalidad, árbol ancestral que ha acompañado al hombre y guardado en su gruesa corteza sus pasos; por algo las cruces de mezquite, las coronas de espinas. Ellos saben y nos dicen, si los sabemos escuchar.

De Iturbide hay otra faceta: su religiosidad, su acendrado catolicismo, que ante otros ojos, ante la mirada conservadora, lo convertía en el nuevo Moisés.

...¡Alumbren, Madre Santa, tus fulgores
La senda de la patria dolorida!
Libértala de iberos opresores
Y llévala a vivir con nueva vida.
La sangre de los nuevos luchadores
No debe en campo estéril ser vertida:
La Patria Mexicana libre sea,
Y libre, constituya su presea.

Paradójico resulta, con los ojos del tercer milenio, entender cómo la Iglesia Católica, que excomulgó y degradó a hombres de la talla de Hidalgo, Morelos y Matamoros, llevó a un realista a consumar una revolución de independencia que nunca compartió, a la que se opuso y anatemizó; cómo un presbítero, al paso del tiempo, hace loas a la patria mexicana para liberarla de iberos y a fin de cuentas, ser ella la consumadora, vía Iturbide que acabó con Mariano Matamoros y moralmente destrozó a José María Morelos y Pavón.

Iturbide, este hombre calificado como sanguinario y ruin, regaló una crucecita de oro para el Niño Jesús, que se encuentra en brazos de Nuestra Madre Santísima de la Luz. Don Ramón López Rayón, general insurgente en la guerra de revolución de independencia, le confiere a la imagen el grado de Capitana en abril de 1812, y la designa “Defensora de la Ciudad”.

Cuatro meses antes, el 6 de enero de 1812, el mismo general Iturbide mandó a celebrar solemne Misa de Función para Nuestra Madre Santísima de la Luz, a fin de nombrarla Patrona de la Guarnición de Civiles. En 1815 el Emperador nombró a la Virgen General de los Ejércitos de Mar y Tierra, imponiéndole una banda y un bastón de mando.

Ahí están los tres añosos árboles, los arcos del puente, las rocas, la ribera y las parvadas, que por generaciones siguen llegando con su ruido, que recuerda la algarabía de esas batallas. Años más tarde, el Puente de Batanes vuelve a surgir a la historia, cuando el General Manuel García Pueblita triunfa sobre los franceses. García Pueblita, héroe nacional del que poco se ocupa la historiografía y que olvidó la tradición popular, está sin embargo presente bajo la sombra vasta de estos tres gigantes.

Conocido como “El General Pueblita”, nació en Pátzcuaro, Michoacán en 1822, nueve años después del fusilamiento de los 25 liberales. Pueblita se distinguió por su arrojo y valentía en múltiples combates. Se alistó en la Guardia Nacional de su estado en la Sección “Matamoros”; durante la intervención norteamericana en 1847, combatió en la batalla de La Angostura. Se mantuvo afiliado al Partido Liberal, en cuya defensa luchó en 1852.

Dos años después, el 5 de mayo de 1854, se pronunció contra la dictadura de Santa Anna, participando en las batallas de la toma de Uruapan, de Paracho, de Aguililla y en el ataque a Morelia. El 23 de septiembre de 1855, entró con el Coronel Epitacio Huerta a esa ciudad, al frente de 800 hombres. En la Guerra de Tres Años defendió la Constitución de 1857, peleando contra Márquez en Acámbaro. Pueblita combatió en Guanajuato y Querétaro, fué gobernador y Jefe Militar de su estado. El 25 de marzo de 1855 venció al imperialista Isasi cerca de Puruándiro.

El 25 de mayo combatió en Zitácuaro y el 2 de junio en Valle de Santiago, Guanajuato. Estuvo al lado de José María Arteaga en el sur de Michoacán. En 1865 es sorprendido en Uruapan por las fuerzas francesas y muerto por un zuavo en la misma casa donde se había alojado. Este hombre cubrió también de gloria las armas nacionales al derrotar a los franceses en el puente de Batán. Se afirma en la Enciclopedia de los Municipios de México, Estado de Guanajuato, capítulo Salvatierra, que el triunfo de Pueblita contra los franceses en el puente de Batanes fué en 1867, pero el dato no es preciso, toda vez que él había muerte precisamente en una celada francesa dos años antes.



Tomado del Libro: “Salvatierra, una Lectura Profana”
de Luis Montes de Oca y Sergio Hernández Saucedo


Historia y Evolución de Salvatierra

La Vida Colonial Salvaterrense, 1644-1810 (continuación)

La Vida Religiosa (conclusión)

Ser cofrade conllevaba obligaciones, como: estar al corriente del pago de las cuotas o jornales, ya en dinero o en especie fácilmente realizable; asistir y participar en todas las celebraciones litúrgicas y de culto propias de la cofradía; cumplir con aquellas encomiendas que se les dieran; aportar recursos para aquellas obras, materiales y espirituales que la cofradía decidiera; y sobre todo, llevar una vida privada y pública congruente con los principios del cofrade. Era común, que toda persona honorable perteneciese alguna.

Las Bulas de la Santa Cruzada tuvieron su origen desde los tiempos anteriores a los Reyes Católicos Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Los soberanos españoles habían obtenido el privilegio del Papa, para recoger limosnas destinadas a la reconquista y rescate del Santo Sepulcro, y demás Lugares Santos en manos de los musulmanes, así como, para la reconquista de España, en poder de los moros.

Los fieles recibían a cambio de su limosna, un documento que amparaba su contribución, lo denominaban Bula de la Santa Cruzada, por tanto, todo súbdito de su majestad, debía comprar una bula de aquellas, so pena de ser perseguido como hereje. La Bula de la Santa Cruzada fué una contribución muy productiva para la Corona Española, puesto que la reconquista de España se dió antes del descubrimiento de América, y la última cruzada hacía más de centuria y media que había terminado, sin embargo, la bula se siguió cobrando durante toda la época colonial. Esta contribución fué de tal productividad, que para 1795, el párroco y juez eclesiástico de Salvatierra, pedía autorización para aplicar el excedente de su venta en obras del curato.

Una de las entradas más significativas de dinero que tenían los conventos y curatos, eran los réditos de las capellanías, eran éstas, legados píos que dejaban determinadas personas, para que, con los réditos de esos capitales, se les aplicaran después de muertos ciertos sufragios, sobre todo misas. Otras capellanías estaban destinadas a la celebración anual de actos de culto en honor de alguna advocación de la Virgen María, o de algún santo o santa en particular, para celebrar su festividad. El capital principal de la capellanía estaba impuesto en bienes raíces seguros, a veces en los de la propia iglesia, estos capitales no eran de los conventos o de los curatos, pero tenían éstos la obligación de su custodia y administración.

Para fundar una capellanía, ésta debería ser aceptada por las autoridades religiosas a quien se encomendaba, y después protocolizada ante escribano real, en el protocolo se especificaba hasta el más mínimo detalle de lo que se debería realizar en los actos de culto, como los gastos de la cera, de la pólvora y cuetes, en caso de haberlos, o si la misa era solemne y con cantor o coro, o si debía realizarse una procesión, etc.

Como ejemplo, en el convento del Carmen para el año de 1797, según los registros del libro de capellanías, había impuestas 42 de ellas, con un total de capital de 94, 610 pesos oro, la carga de las misas que por este concepto soportaba el convento era de 823, que se repartían en 69 mensuales, con excepción de los meses de agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre, a los cuales les tocaban 68 a cada uno. La vida conventual en Salvatierra seguía el ritmo fijado por las normas y leyes propias de cada institución, ajustada como un reloj y sólo interrumpida un tanto, en las festividades y acontecimientos extraordinarios que alteraban en algo, la monótona tranquilidad del existir de entonces.


Por lo general, los religiosos se levantaban a las 4:30 de la mañana en verano o a las 5:30 en invierno, de 5 a 6 ó de 6 a 7 según el caso, tenían la oración de la mañana; se distribuían las horas del Oficio Divino que tocaban a esta parte del día: prima, tercia, sexta, nona; comían temprano, hacia las 12 horas; venía después una hora de recreación y otra de siesta; por la tarde, había rezo de vísperas y otra de oración en común de las 17 a las 18 horas; después de la colación, como llamaban a su parca cena en tiempo que no fuera de ayuno, tenían un rato de tertulia fraternal; por la noche, después del rezo de completas, hacia las 21 horas y media, tomaban disciplina los lunes, miércoles y viernes, azotando su cuerpo por espacio de un Miserere cantado; se acostaban hacia las 22 horas, para levantarse a recitar Maitines y Laúdes a las 24 horas por espacio de una hora.

Una particularidad que nos ilustra el P. fray Isidro de la Asunción, visitador general de la provincia Carmelita a finales del siglo XVII: “es que a muchos frailes no les gustaba estar en Salvatierra, porque debido a lo poco poblado de entonces y ser españoles, se estimaban aislados, sin tener religiosos de muchas órdenes con quienes tratar, ni muchos sermones qué predicar, ni paisanos con quienes, aunque fuera pocas veces, conversar, y en general, la falta de seculares con quien tratar y médicos para curar”. Con esto nos describe en forma interesante, la vida cotidiana en nuestra ciudad.

La Fundación de los Barrios de San Juan y Santo Domingo

Fueron estos barrios los primeros síntomas de crecimiento de la nueva ciudad Salvatierra, y también los primeros asentamientos urbanos de naturales que hubo. El Barrio de San Juan fué fundado a sólo quince años de distancia de la fundación de la ciudad. Fué en el año de 1659, cuando el indio Juan Miguel presentó al Cabildo una petición, para que le hiciera una merced de tierras de 500 varas en cuadro para asentar una comunidad de naturales.

Los naturales que con Juan Miguel presentaron la solicitud de merced de tierras para reunirse y poblar el barrio fueron: Pedro Alonso, Diego Martín, Nicolás Sánchez, Diego Hernández, Juan Cristóbal, Juan Pérez, Nicolás Rodrigo, Agustín Hernández, Diego de Santiago, Juan Pascual, Juan de Soto, Juan Matusino, Juan Francisco, Nicolás Francisco y Juan Antón. Tomaron posesión judicial de las tierras que comprendían, desde el puente Grande (puente de Batanes) hasta la acequia de don Juan de Samoano (hoy canal Reforma), Juan Miguel fué nombrado alcalde y mayordomo del barrio en presencia de don Diego Jacinto Serrano, gobernador de los indios otomíes de las provincias de Acámbaro y Zelaya.

Fué hasta el año de 1667, cuando el obispo de Michoacán fray Marcos Ramírez de Prado, estando de visita pastoral en Salvatierra, les otorgó licencia para edificar la capilla primitiva dedicada a San Juan Bautista, patrono titular del barrio. Esta capilla medía 15 varas de largo por 6 de ancho, con techos de vigas y muros de cal y canto encalados, el altar se labró de cantera donde colocaron la imagen del Santo Patrono. La actual iglesia se terminó en el año de 1735, aprovechando la construcción de la capilla antigua en su mayor parte, para el actual crucero y la sacristía.

Juan Miguel nación en Huatzindeo, de don de sus padres eran vecinos, casó con Catalina Ponce de León, natural y principal del pueblo de Cuitzeo de la Laguna, su juventud la pasó en la hacienda de don Francisco de Raya, donde junto con otros indios habían nombrado patrono a San Juan Bautista. Desde esos tiempos, mostró una especial inclinación a las cosas de la iglesia, fué él, quien en 1631, estando en el jacal del indio llamado Juan Viejo en Huatzindeo, encontró la Sagrada Imagen de Ntra. Sra. de la Luz, llevándosela a la hacienda de San Nicolás para su cuidado y culto.

Todo hace suponer que tuvo una relación muy estrecha con los religiosos Franciscanos desde los tiempos del hospitalillo en Huatzindeo, los siguió hasta su establecimiento en el pueblo de Chochones, pues fué alguacil de la doctrina del convento de San Francisco. A su muerte, en el año de 1670, fué sepultado en la segunda capilla que edificaron los Franciscanos en Salvatierra, la actual sacristía del templo de San Antonio. Trabajó con mucho celo y entusiasmo en el crecimiento y desarrollo del barrio, sin aceptar gentes de mal vivir e invitando a los vecinos a convivir en paz y quietud, pidiéndoles cumplir con sus obligaciones espirituales y con el pago de los reales tributos a su majestad. Corría el año de mil setecientos sesenta y cuatro, cuando el canónigo de la catedral de Valladolid don Francisco Esquivel y Vargas, distinguido salvaterrense hijo del capitán don Antonio Esquivel y Vargas, uno de los fundadores de la ciudad, hizo imprimir el libro titulado El Fénix del Amor en el que describe nuestra ciudad, con ocasión del hallazgo del Señor del Socorro.

Según su crónica, en 1682 se celebró una junta de república de indios vecinos del barrio de San Juan para solicitar una imagen de Cristo Crucificado, una vez hechas las diligencias preliminares, resolvió de acuerdo con unos escultores entrar al monte inmediato en busca de madera para la talla del Cristo, salieron cuatro indios separadamente a practicar la diligencia, al día siguiente, volvió uno de los enviados con la noticia de haber hallado un árbol de corcho o de patol, alto y parejo, con ramas gruesas y en postura adecuada para tallar en él un Cristo. En vista de la noticia, salió un grupo de indios, hallando el árbol de pie y derecho que se mantenía en tierra con tan sólo dos raíces superficiales, comenzaron a descortezar y conforme arrancaban la corteza, fueron descubriendo la imagen ya formada y perfecta del Crucifijo, declarando los escultores que la imagen era tan perfecta, que no era menester más que ponerle la encarnación. Le pusieron la advocación y título del Señor del Socorro.

“Tomóse razón auténtica del suceso, dice el Sr. Esquivel y Vargas, y se mantiene en el Archivo del Convento del Carmen la relación exacta de los hechos, es de advertir que siendo la madera de que está hecha la imagen fofa y deleznable, no ha padecido con el tiempo el más leve quebranto, ni injuria de la polilla, manteniéndose intacta”.

Existió hasta época juarista una hermosa tradición que nos deleita con su pluma Esquivel y Vargas: “Dejase ver la ciudad más hermosa y galana el Miércoles Santo, en lo más apacible de la primavera, que hace las mañanas del más dulce entretenimiento, tal lo es esta mañana en que a sus albores lo hace la gente y, en tropas hace una hermosa concurrencia desde la aurora hasta la hora de salir con la Sagrada Imagen del Cristo de su santuario, se dicen muchas misas, se riegan las calles y se adornan de flores, ramos y frutos, haciendo más vistoso lo que es más conato de la naturaleza que del arte, luego sale el Cristo de su templo con majestad y grandeza, seguido de una ordenada procesión que le conduce a la Iglesia Parroquial donde se le canta misa solemne, para por la tarde hacerle volver a su templo, donde sus fieles ocurren piadosos y confiados al socorro de sus necesidades”.

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López


Aztlán: origen y destino

Aztecas, la Séptima Tribu Nahuatlaca

Huitzilopochtli (Mexi, Mexitli) era el máximo sacerdote Azteca, a su muerte se decide buscar el lugar de la profecía hecha por él mismo. En el año 1116 de nuestra era, muere Huitzilopochtli y los Aztecas emprendieron su salida de Aztlán en busca de la tierra prometida. Fué divinizado y sus restos fueron cargados desde entonces hasta ser depositados, mucho tiempo después, en el Templo Mayor, construido en su honor, en la Gran Tenochtitlán.

No se ha podido precisar la fecha exacta en que salieron de Aztlán, pero se sabe que pasaron por Chicomoztoc en el año 1160, lo que concuerda con los siguientes 165 años de peregrinación y el cumplimiento de la profecía, el 18 de julio de 1325. Tenoch, uno de los sacerdotes superiores fué quien cumplió con la profecía. Cuando él estaba al frente, los Aztecas llegaron a aquella isla pantanosa del lago del Valle de México, donde se encontraron “un águila sobre un nopal devorando una serpiente”, fué el último guía y en honor a él, la ciudad de la profecía fué llamada Tenochtitlán. Tenoch murió en el año 1363, 38 años después de haber cumplido con la profecía.

Los Aztecas fueron la última de las siete tribus nahuatlacas que arribaron al Valle de México, llegando en el año 1215 d.C. Estableciéndose en el cerro de Chapultepec en el año 1276 d.C., que era territorio de los Tepanecas de Azcapotzalco, asiento del gobierno de Tezozómoc, Señor de todos los pueblos que se encontraban alrededor del gran lago del Valle de México. Tiempo después, los Aztecas tuvieron problemas con los Culhúas, lo que motivó que Tezozómoc los reubicara, mandándolos a Tizapán, lugar pedregoso, salitroso e infestado de serpientes, con el fin de alejarlos lo más posible y con la esperanza de que se fueran a otras tierras, lejos de sus dominios. Pero los Aztecas eran excelentes cazadores de serpientes y gustaban de comer su carne; también poseían grandes habilidades y conocimientos para trabajar la tierra, por lo que pronto hicieron de Tizapán, un lugar seguro para vivir, casi libre de serpientes y una de las tierras más fértiles de toda la región.

Tiempo después, los Aztecas al mando de Tenoch, pasaron por diferentes lugares, entre ellos Iztapalapa y Mexicalzingo, hasta que finalmente se establecen en una isla pantanosa que nadie quería, pero es en ese mismo lugar, donde se cumple su profecía y por fin encuentran “el águila posada en un nopal devorando una serpiente”, algo para lo que ellos también eran buenos; para devorar serpientes. Cumplida la profecía, los Aztecas deberían fundar, en ese preciso lugar, la Gran Ciudad, a la que nombraron Gran Tenochtitlán.

La gran habilidad que tenían los Aztecas para preparar y cultivar la tierra, ocasionó que las tribus cercanas los envidiaran por las variadas y abundantes cosechas que obtenían, por lo que constantemente eran hostigados. Pero los Aztecas también eran excelentes guerreros, por lo que poco a poco se fueron imponiendo a las tribus de los alrededores. El pueblo Azteca se puede distinguir de todas las culturas del mundo porque en un lapso de tiempo relativamente corto, un siglo, extendió su imperio desde lo que hoy conocemos como el centro de México hasta Centroamérica, recogiendo tributo por lo menos de 30 millones de indígenas que vivían en México, en tiempos en que la cultura Azteca tuvo contacto con los españoles. En ese tiempo, la Gran Tenochtitlán era una gran Metrópoli que contaba por lo menos con cien mil habitantes, población que no tenía ninguna ciudad de España y sólo comparable con algunas ciudades de Europa, como París en Francia y Venecia en Italia.

Había llegado el momento, en el año 1325, se cumplió la profecía. Se iniciaron los trabajos, se clavaron grandes troncos en lo profundo del lago, troncos que fueron unidos por ramas y cañas, cubriendo estos amarres con gruesas capas de tierra, se plantaron sauces estratégicamente alrededor de los terrenos ganados al lago para evitar la erosión, construyendo así una gran cantidad de islas llamadas chinampas. Entre éstas se desazolvaron grandes canales y con este lodo se cubrieron las chinampas, lo cual sirvió como un gran fertilizante.

En las chinampas se diseñaron grandes avenidas y entre éstas, se construyeron una gran cantidad de puentes fijos y removibles que podían aislar a la ciudad y protegerla de los ataques de otras tribus guerreras. Se construyeron una gran cantidad de casas y pronto se convirtió en una importante metrópoli. Se levantaron majestuosos palacios para el Emperador, para los Caballeros Águila y los Caballeros Tigre. Finalmente, en el lugar donde se cumplió la profecía, se edificó el imponente Templo Mayor, dedicado a Huitzilopochtli y donde se depositaron sus restos, ya inmortales y divinizados, que venían cargando durante casi tres siglos, desde el año 1116, en que acaeció su muerte, hasta que se construyó su recinto final.

Por una diferencia entre el sacerdote Tenoch y el sacerdote Atlacuahuitl, la tribu Azteca se dividió en dos partes, una de ellas se fué a otra isla llamada Tlatelolco, lo que dió lugar a que se formaran México-Tenochtitlán y México-Tlatelolco, convirtiéndose en pueblos rivales por mucho tiempo, pero finalmente se volvieron a unir para formar el Gran Imperio Azteca. Tezozómoc, al ver el impresionante desarrollo que empezaba a tener el pueblo Azteca, les exigió tributo, por ser el dueño del lago donde se habían establecido. Tratando de aminorar los tributos, el pueblo Azteca solicitó al señor de Culhuacán les proporcionara un familiar suyo para que los gobernara.

El señor de Culhuacán les dió un nieto al que los Aztecas llamaron Acamapichtli, que quiere decir “el que tiene el bastón de mando”. Esto no gustó a Tezozómoc por lo que en vez de bajarles los tributos se los aumentó. Pero los Aztecas empezaron a mostrar sus destrezas en la guerra y Tezozómoc los empezó a utilizar para conquistar aquellos pueblos que él no había podido dominar, por lo que poco a poco se fueron ganando su confianza.

Empezando con Acamapichtli como primer emperador, a él le sucedieron otros diez emperadores Aztecas, haciendo un total de once:

I Acamapichtli, El que tiene el bastón de mando. (12 años: de 1377 1389)
II Huitzilíhuitl. Cola de colibrí (27años: de 1390 a 1417)
III Chimalpopoca. Escudo que humea. (9 años: de 1418 a 1427)
IV Itzcóatl. Serpiente de pedernal. (13 años: de 1427 a 1440)
V Moctezuma I Ilhuicamina Flechador del cielo. (29 años: de 1440 a 1469)
VI Axayácatl. Cara en el agua. (12 años: de 1469 a 1481)
VII Tizoc. Pierna enferma. (5 años: de 1481 a 1486)
VIII Ahuízotl. Perro de agua. (16 años: de 1486 a 1502)
IX Moctezuma II Xocoyotzin. Señor joven y ceñudo. (8 años: de 1502 a 1520)
X Cuitláhuac. Cieno en el agua. (9 meses: 1520)
XI Cuauhtémoc. Águila que cae. (1 año: de 1520 a 1521)

Acamapichtili tuvo 20 esposas con las que procreó varios hijos, pero sólo dos lo sucedieron; Huitzilíhuitl, segundo emperador Azteca, e Itzcóatl, cuarto emperador Azteca. En sus doce años de reinado, reemplazó todos los jacales de tule, cañas y jaras por casas de piedra, arena y cal. el INFONAVIT (Instituto que en México controla los fondos de los trabajadores para proporcionarles vivienda), debería revisar este periodo. Acamapichtli reconstruyó toda la ciudad de Tenochtitlán con los materiales más modernos de la época: piedra, cal y arena. Hoy en día, en el centro de la ciudad de México, todavía podemos encontrar en pie, algunas de las construcciones que edificó hace 500 años. También dotó de vivienda a todo el pueblo de Tenochtitlán y si no las hubieran derribado los españoles, aquellas construcciones seguramente seguirían hoy en pie.

Tomada del Libro: “Aztlán: origen y destino”
de: Melquiades González Gaytán

Libro

La Eterna Presencia del Bolero Romántico: Tres Décadas de Clásicos

La canción romántica: los acontecimientos del alma

Difícil es especificar qué es lo que los oyentes, compositores e intérpretes entienden por canción romántica, ya que la canción romántica no puede ser considerada como un género definido. Un vals o una danza de principios de siglo pudieron ser considerados en su momento como música romántica. Es así como en los años veinte, un tango cantado por Gardel o un fox-trot de Agustín Lara fueron clasificados sin lugar a dudas como “canciones románticas”.

Los cientos de tríos de la época de Los Panchos se especializaban en “música romántica” de la misma manera que los autores de boleros, beguines, claves y bambucos consideraban sus canciones como “románticas”. La clasificación de romántica puede aplicarse a todos los géneros y el epíteto tan frecuentemente utilizado indica más bien una temática que un estilo definido. La canción romántica es por lo general de tema amoroso, hace alusión a sentimientos tiernos y rara vez manifiesta el despecho, las exigencias y retos de la canción bravía, tampoco es narrativa ni descriptiva y sólo habla de los acontecimientos del alma.

La mejor descripción de la canción romántica, su más aceptable definición, será siempre la de sus emotivos e incansables oyentes. En los años sesenta el cronista Roberto Ayala se expresaba de la siguiente manera: “El público mexicano es decididamente romántico, aunque actualmente pretende ocultar ese romanticismo con canciones y música que, por su contenido, parezcan negarlo. Las canciones sentimentales, llenas de frases cálidas y humanas con un estilo especial, profundamente sencillo y conmovedor, se han metido muy dentro del corazón del público mexicano”.

La Tradición Romántica Mexicana

Todo compositor mexicano ha escrito en alguna época de su vida, aun sin proponérselo, una canción romántica. La música académica y de salón del siglo XIX es inevitable antecesora de la canción romántica. Cuando Ángela Peralta (1845-1883) musicaba sus nostalgias amorosas con alguna romancilla en francés o en italiano intitulada “Io t’amerò” o “Ne m’oublie pas”, expresaba de una manera un poco más sofisticada el sentimentalismo característico de muchas décadas por venir.

La primera música sentimental mexicana es de prosapia italiana y de intención francamente culta o semiculta. Las romanzas “Cariñosa” y “Soñadora” de Ernesto Elorduy (1855-1913) prefiguran canciones como “Te amo”, “Perjura” y “Tú bien lo sabes” de Lerdo de Tejada (1869-1941). En la aparición de ese primer desarrollo de la canción romántica, Manuel M. Ponce tuvo una participación innegable. Bajo su iniciativa se principió un movimiento de revaloración de los valores melódicos nacionales que rindió provechosos frutos en todo un grupo de compositores de muy seria preparación, ya fuese ahondando en la canción campirana al estilo del Bajío o en la descendiente del aria italiana.

“Al fin tuyo” de Felipe Llera (1877-1942), “Arrullo” de Mario Talavera (1885-1960) y “Reproche” y “Boquita azucarada” de Ignacio Fernández Esperón, Tata Nacho (1894-1968), son el resultado de ese amor a la tradición que además se inclinaba por la expresión sentimental. Es muy significativo que entre las obras que instrumentó Manuel M. Ponce (1884-1948) se encontrase “Marchita el Alma” del yucateco Alfredo Tamayo. Sin darse cuenta, Ponce aceptaba una tradición alejada de la que él proponía como única representante de lo auténtico mexicano. En efecto, es innegable la existencia de otras tradiciones representadas por músicos menos cultos y alejados de la metrópoli. En su calidad de trovador que se acompañaba de la guitarra, el caso del colimense Arcadio Zúñiga y Tejeda es sumamente interesante, ya que produjo una serie de canciones como “Quiero soñar”, “Sueño del alma” y “Lejos de ti” que bien podrían situarlo como iniciador de la corriente de trovadores románticos al estilo de nuestro contemporáneo Álvaro Carrillo. Por el contrario, la corriente iniciada con tanta suerte por Ponce representó un tipo de romanticismo menos popular que utilizaba una correcta armonización clásica, las más de las veces derivada de la asidua práctica pianística.

Los Años Veinte

Tangos, zarzuelas, fox-trots, boleros y bambucos


Durante los efervescentes años veinte, la inspiración romántica discurrió por muy variados senderos; cada uno de los géneros de moda generó su propio estilo de romanticismo. Un recorrido por el repertorio de aquellos años demuestra que el tango fué un género privilegiado ya que el porcentaje de tangos mexicanos que surgió en las publicaciones de músicos del país fué inmenso. Una observación más atenta demuestra que ese auge no tuvo nada de extraño; el tango había recibido un importante impulso propagandístico cuando el actor Rodolfo Valentino lo llevó a la pantalla y al llegar a México los discos de Carlos Gardel el público se hallaba dispuesto y preparado para ellos. La demanda de tangos fué general.

Alfonso Esparza Oteo publicó “Pecadora”, a tiempo que María Grever compuso “Devuélveme mis besos” y “Todo por ti”. Lo interesantes de esta pasión por el tango en México es la transformación que éste sufrió para conformarse a la inclinación sentimental de los autores mexicanos y su particular concepción melódica. Como prueba, basta recordar que los popularísimos tangos de Agustín Lara fueron posteriormente transformados en simple canciones o en nuevos ritmos, según la necesidad de la ocasión, sin que para nada se desvirtuara la calidad melódica del romanticismo lariano.

En ocasiones, el tango o el fox-trot a la mexicana sufrieron influencias venidas de más lejanas fuentes. María Grever, cuyas primeras creaciones estuvieron tan ligadas al estilo español de zarzuela (“Rayito de sol”, tonadilla para canto y piano), utilizó en su célebre “Júrame” una introducción también de zarzuela para continuar con un apasionado tango. “Mujer” de Esparza Oteo fué clasificada por su autor como un “fox-trot árabe”. Tal vez como alusión al Sheik, el célebre film de Valentino.

La producción de fox-trots con tema romántico también fué abundante; Alfonso Esparza Oteo publicó “Flores de Tentación”, una “Canción de Amor” y “Ensueño” dentro del ritmo estadounidense de moda. Jorge del Moral, Carlos Espinosa de los Monteros y el mismo Lara escribieron también sendas canciones románticas en ese ritmo sincopado. A pesar de la popularización de los estilos estadounidenses y argentinos, la influencia que pudieron ejercer en la creación de tipo romántico fué meramente circunstancial y/o superficial. Influencias más determinantes habrían de venir de regiones más cercanas a la sensibilidad local.

En el año 1924 el campechano Emilio Pacheco había publicado su bolero “Presentimiento”. Esta forma, descendiente directa del bolero cubano escrito en 2/4, tomó carta de naturalización en la canción mexicana hasta llegar a considerarse como una forma típicamente nacional.
(continuará…)


El Rincón para Niños

La Fortuna

Un hada de cabellos rubios extendió sus alas de armiño por los aires y llegó a la tierra. traía la FORTUNA entre sus manos, envuelta en tosco papel. Se posó en la rama más baja de un arbolillo, como se posan las mariposas en las corolas de las flores, y en una de las calles más transitadas de un paseo, y se puso a observar.

¡Cuánta gente pasaba sin mirarla!

-¡Dios mío! –pensaba el hada- ¡Es que los hombres miran sólo al suelo?

Y hombre y mujeres y niños, seguían el largo camino de la vida, y si miraban el papel era para despreciarlo, sin interrumpir su marcha. Alguno, al posar su mirada sobre la cubierta del tesoro, murmuraba: ¿qué será?

E iba donde su curiosidad le indicaba; pero ¡ay! el hada le oyó decir:
-¿Quién se molesta en subir por eso?, sería ridículo.

Y continuó su interrumpido paseo. Pasaban hombres, mujeres y niños, y la fortuna continuaba sobre la ramita del árbol. Y aún estaría en él si no hubiera acertado a pasar un joven que, diligente, estiró el brazo para cogerla.

¡Oh!, debajo de aquella vulgar cubierta, ¡cuántos billetes de banco había!

El hada subió entonces al cielo diciendo:
-¡Quejaos, hombres, de la fortuna! Ante vosotros estaba, y unos por desidia, y otros por orgullo, la habéis perdido!

Y tenía razón: la fortuna está en todos lados. Buscadla y la hallaréis; !trabajad y vendrá a vuestras manos...!


El Caballo de los Pobres

Desfilaban alegres y alocados
jinetes, el mayor de doce abriles,
en pequeños caballos, desplegados
en forma de escuadrones infantiles.

La dorada niñez se divertía,
y al verla el triste Juan, dándole besos
a su madre, le dijo:-¡Madre mía,
cómprame un potro de verdad, como esos!...

Y a un rincón señalando de la alcoba
y sorbiendo sus lágrimas salobres,
ella le respondió:-Monta en la escoba,
¡que es el caballo de los niños pobres!...

Manuel S. Pichardo

Tomados del Libro “Alma Latina”

Biografía

Jorge Eugenio Ortiz

Jorge Eugenio Ortiz Gallegos nació en Morelia el 23 de abril de 1925. Estudió en el Seminario de Morelia y Montezuma, y en las universidades de Notre Dame, París y Católica de Washington. Jorge Eugenio Ortiz se destacó como periodista, catedrático y escritor; como poeta publicó: Estancia de Amor; Noche de Crucifixión y otros poemas cristianos. Presentamos aquí algunos nocturnos con la intención de que se conozca la calidad poética de Jorge Eugenio Ortiz.

Nocturno primero

Ven a mi podredumbre, Jesucristo,
a mi desierto, muladar llanura
del hastío. Y arranca mi amargura,
la túnica infernal con que me he visto.
¿Qué más puedo pedir? Llorar me has visto
de ofenderte y rasgar tu vestidura
y cometer de nuevo en la negrura
estos ebrios pecados con que insisto.
¡Oh duda, oh dolor! Hipocresía
será decirte que te adoro y amo.
¡Cuántas veces lo dije y fue falsía!
Si más vida me das te perdería.
Todo yo –la miseria- te reclamo.
Llévame -omnipotencia- en este día.

Nocturno segundo

Desde la cruz la sangre
aún se rueda,
como hontanar nacido en la montaña,
pero dejamos luego que empantane
en la laguna vieja,
estercolero
de nuestras sucias almas.
Y todavía
bajo la noche negra
-el eclipsado día caído en plenitud-
lumbres rojas exultan con su furia
esputos y blasfemias.
¡Y cómo palidecen
abiertos sobre la cruz los brazos
y cómo te me mueres, Cristo!
La noche y tus pupilas juntan
sarcasmo y gloria,
bofete y carcajada
la herida y el pecado,
todo engruesa el torrente
de tu desangramiento.
Relámpago de Dios
o de blasfemia
¿a qué alumbrar ya más esta tragedia?
que aunque te mire más,
Señor de cardenales,
donde quedó eclipsada
la dulzura infinita
de tu eterna mirada?

Nocturno sexto

Olor de sangre bate
súbitamente el olivar.
Y un relámpago rojo
alumbró roja huella
y corrí enloquecido;
que tempestad de ramas
me cruzaron el rostro en la carrera,
sayones los guijarros a mis plantas
Sentí tronar el rayo en mis oídos,
su cegante rojizo
me deslumbró en la senda.
Un gemido se pierde entre la furia
de vientos sibilantes.
¡Eres tú con tu sangrante herida!
¡Te estoy buscando, Cristo!
Me repugna tu duelo,
me horroriza tu muerte.
De nuevo senda abajo.
Los truenos furibundos
los riscos que me hieren,
la demencia palpita entre mis sienes.
¡Qué angustia de encontrar constante
en cada reposo del camino
ese olor de tu sangre,
la huella fresca de tus pisadas rojas!
Oigo el viento en silbido,
carcajadas.
Olas sangrantes
-la mueca rojiza
de aquel morirte entre ladrones-,
negrecidos fantasmas
mis ojos nublan con doliente espasmo.
Una roca me punza
en la postrer caída,
el pecho se me ahoga
y luego… nada.
¡Qué despertar sin tempestad,
sin noche,
y encontrar que me velan
tus ojos infinitos!
Que ya no hay más pasión,
ni muerte,
sino la paz gloriosa
de tus blancos ropajes
y de tu corazón.

Leyendas


El Ánima del Tranvía

¡Se está quemando la fábrica! Era el grito de desesperación y angustia entre la población. Aquel fatídico 13 de abril –no sé si era martes- del año de 1913 un pavoroso incendio destruyó totalmente a la fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Reforma”.

Terminaba una era, fundada en 1845 sobre los terrenos del antiguo Molino de la Esperanza; por Don Patricio Valencia como fábrica de cambayas y cotones de algodón, bautizándola inicialmente con el nombre de “La Perla”. Don Eusebio González, yerno de Don Patricio e industrial nacionalista como pocos, la rebautizó con el nombre de “La Reforma” solidarizándose de esta manera con los procesos de cambio social que vivía nuestra patria por aquellos años. Diecinueve años pasaron para que la fábrica volviera a tener vida, a veces con momentos de gloria y bonanza y otras dando tumbos financieros, pero al fin; todavía está, ligada estrechamente a nuestra historia, eso es innegable.

Innegable es también el sucedido de la presente narración. Era ya de noche aquel día del mes de noviembre de 1927, había razones de sobra para que la gente estuviera tensa; era el mes de los muertos y las persecuciones cristeras estaban en su máximo apogeo y ferocidad. El tranvía daba servicio a Salvatierra desde el año de 1895 en que fue fundado por Don Manuel Llamosa, propietario de la Hacienda de San José del Carmen. Salía a paso de mula vieja de la Hacienda para estar a tiempo en el paso del tren de la noche.

Pasó frente a la puerta principal de la Hacienda de Sánchez ya cerrada a esas horas, avanzó lentamente un buen trecho para llegar al Barrio de Santo Domingo cuando la mula se encabritó, no quería caminar, los pasajeros sentían la extraña sensación que alguien se había subido y los acompañaba a bordo. Después de un sinnúmero de palabras altisonantes y los chicotazos que el conductor propinaba al animal, logró que caminara velozmente a todo lo largo de la Calle Hidalgo, no queriéndose detener cuando éste se lo ordenaba.

La extraña sensación del invisible pasajero de abordo desapareció al pasar frente a la puerta principal de la entonces ruinosa y abandonada fábrica “La Reforma”. Esto, decía la gente; sucedía a menudo.

Pero también decían, era el ánima de Pedro que había muerto calcinado en el incendio del año trece. De niño, Pedro era un chico vivaracho y alegre, inteligente y servicial con todas personas que le trataban. Hijo de un antiguo peón de la Hacienda de Sánchez a quien acompañaba desde temprana edad a ayudarlo en las labores del campo. Por su carácter, el niño pronto se ganó la confianza del administrador así como la de los patrones, siendo todavía pequeño aprendió a leer y hacer cuentas, cosa rara en los chicos de su edad en ese tiempo.

Pasados los años y buscando acomodo y mejoría en su vida y la de su familia entró a trabajar en la fábrica. Pronto por sus habilidades y cualidades se hizo cargo de la bodega donde se almacenaba el algodón. Cambió de domicilio, se fue a vivir él y su familia a una modesta casa en el Barrio de Santo Domingo. Era todo un ejemplo de trabajador, nunca faltó a sus labores, tomaba a diario el tranvía de la mañana para dirigirse a su trabajo en la esquina de la calle que va al Templo. Sobra decir, en su trabajo todos lo estimaban ¡había nacido para hacer el bien!

Ese fatídico día 13 de abril, Pedro se encontraba en su bodega cuando sobrevino el incendio, se hallaba acompañado de varios trabajadores que requerían de la materia prima en ese momento. El algodón es pasto fácil de las llamas, entre el fuego y el humo ayudó a salir a sus compañeros cuando uno de ellos quedó atrapado entre las pacas, como pudo lo liberó, pero a él sí lo devoraron de inmediato.

Esta bendita ánima dejó de ir a su trabajo cuando el tranvía desapareció para siempre de Salvatierra.


Tomadas del Libro: “Leyendas, Cuentos y Narraciones de Salvatierra,
Segunda Parte” de Miguel Alejo López

Narraciones

La Palabra y el Silencio

La palabra es un sonido o conjunto de ellos que se articulan para expresar las ideas.
El silencio es la carencia de sonido.
El silencio también expresa ideas y puede mostrar repudio y desprecio. Puede llegar a ser tan elocuente como la palabra.
La palabra es un importante medio de comunicación, pero además, es una fuerza incontenible que puede conmover, conducir, orientar, convencer y educar; puede también desorientar, ofender, mentir y destrozar. Son vehículos que pueden llevarnos al corazón del hombre.
“Habla con persuasiva elocuencia”, se dice frecuentemente.
La retórica es el arte del bien decir, de dar al lenguaje eficacia para deleitar, persuadir y conmover.
La oratoria es el arte de hablar con elocuencia; es expresarse eficazmente mediante la palabra hablada. Dos cosas son necesarias para hablar en público: Serenidad y voz. (Cicerón)

No puede hablar quien no sabe, no puede comunicarse lo que no se conoce y no puede convencer quien no está convencido.
Es mejor convencer que vencer.
En ningún momento se discute la utilidad de la elocuencia, pero ésta es solamente un instrumento y no es indispensable para el orador.
En cuanto a la retórica, puede ser útil para alcanzar la elocuencia pero no es más indispensable que ésta porque existen otros recursos para ser elocuente:
- Buena disposición de ánimo.
- Estudio atento del tema.
- Trato frecuente con los modelos, que son; los mejores autores y los maestros reconocidos.
- La práctica constante.
En los siglos IV y V de nuestra era, los estudiantes de retórica se adiestraban en tres clases de ejercicios:
- Defender una causa ante un Tribunal,
- Discutir un asunto en una asamblea y:
- Sostener una conferencia ante un público letrado. (Cicerón)

Son tres modos de obtener y asegurar, por el arte del bien decir, el éxito de una carrera. Cuando se expresan las ideas con elegancia, en forma convincente y agradable, hablando ante un público, nos referimos, entonces, a la oratoria y está compuesta por:
- La invención, que es el tema.
- La disposición, la aptitud para un fin.
- La elocución, consiste en el modo de elegir y distribuir las palabras y los pensamientos en un discurso. Es pues, el estilo.
- La memoria. El recuerdo de los hechos, historias y dichos, y por último:
- La pronunciación, que no sólo es una buena dicción sino también moderar y arreglo del semblante y ademanes del orador. (Cicerón).

Este mismo, el orador, guarda reverencial respeto por la palabra como un vaso precioso y cincela su estilo como un objeto de arte, a condición de servir a la verdad, pues ella importa antes que nada. No hay vicio más feo que la mentira. Por eso se afirma: “Que el orador no se ponga al servicio de las palabras, sino las palabras al servicio del orador.”
La oratoria consiste en lograr que los seres humanos se convenzan por la fuerza de la razón y de la verdad y se conmuevan por el vigor de las emociones y los sentimientos más profundos.
El orador cuenta con varios recursos:
- La imponente presencia,
- La voz expresiva,
- La dicción enardecedora,
- La memoria erudita,
- El milagro de la improvisación,
- Ágil el ingenio,
- Agudo y profundo,
- Caudaloso y pasional
Por esta razón habemos tantos aspirantes y tan pocos oradores.
Acertó quien dijo a Cicerón: “Demóstenes te quitó la gloria de ser el primero, pero tú le quitaste la gloria de ser el único”.
El ideal de todo orador y vale para todo escritor es amalgamar la elocuencia con la sabiduría y la belleza del estilo con la verdad del pensamiento, porque ¿Qué otra cosa es hablar, no solo con elocuencia, sino también con sabiduría para emplear:
En el estilo simple, palabras adecuadas
En el estilo moderado, palabras brillantes y,
En el estilo sublime, palabras vehementes?
(San Agustín)

¡Pero con la condición de expresar las ideas verdaderas que se tiene la obligación de dar a entender!
Vosotros, los que deseáis ser oradores, inspiraos como ellos; que un sentimiento profundo os consuma, que una grande y clara convicción os anime, que vuestro tacto y sabiduría os sugieran los medios del convencimiento (antiquísima expresión).
Si las palabras son el vehículo de la comunicación humana, llenémoslas entonces de sabias ideas y de los más nobles sentimientos, para que siempre estén llenas de fraternidad y, como llaves prodigiosas, puedan abrir las mentes de los hombres y descargar en sus corazones, nuestro mensaje de buena voluntad para todos los hombres del mundo.
Cito a Fulcanelli:
“En la conversación corriente, ¿no son acaso los equívocos, las sinonimias, los retruécanos y las asonancias lo que caracteriza a las gentes de ingenio, felices de escapar a la tiranía de la letra?”
“Si el sentido corriente de las palabra no nos permite ningún descubrimiento capaz de elevarnos, de instruirnos, de acercarnos al CREADOR, entonces el vocabulario se vuelve inútil. La palabra que asegura al hombre la superioridad indiscutible, la soberanía que posee sobre todo lo viviente, pierde entonces su nobleza, su grandeza, su belleza y no es más que una triste vanidad” (fin de la cita)
Vanidad de vanidades y todo vanidad.
No obstante todo lo hablado, el silencio se convierte en la mayor elocuencia.
Cuando una palabra es expresada, es imposible detenerla y causará el efecto deseado, o quizás un efecto diferente o contrario al deseado; hasta entonces, regresará a nosotros. Una palabra o frase pueden dejar de expresarse: por olvido, por temor, por educación y por otras muchas razones como el respeto y la prudencia.
Alguien llamado silencio me dijo: muchas veces me he arrepentido de haber hablado, pero nunca me he arrepentido de haber callado.
Porque he callado antes de proferir un insulto, antes de responder a una agresión, antes de mentir, antes de acusar a un inocente.
He callado también para entrar al lugar secreto que es mi conciencia.
He callado para hablar con Dios.
Fué entonces cuando me di cuenta del gran valor de la palabra y fué entonces cuando descubrí el gran valor del silencio.
El silencio no puede expresar la belleza, pero la percibe para entregarla a la palabra.
El silencio percibe a Dios y lo entrega a la palabra para que lo alabe, lo exalte y le exprese amor y agradecimiento. Transcribo otra vez a Fulcanelli:
“Por el ejercicio constante de las facultades de observación y de razonamiento, por la meditación, el neófito subirá los peldaños que conducen al:
SABER

La imitación ingenua de los procedimientos naturales, la habilidad conjugada con el ingenio, las luces de una larga experiencia le asegurarán el:
PODER

Pudiendo realizar, necesitará todavía paciencia, constancia, voluntad inquebrantable. Audaz y resuelto, la certeza y la confianza nacidas de una fe robusta le permitirán a todo:
ATREVERSE

Por último, cuando el éxito haya consagrado tantos años de labor, cuando sus deseos se hayan cumplido, el sabio, despreciando las vanidades del mundo, se aproximará a los humildes, a los desheredados, a todos los que trabajan, sufren, luchan, desesperan y lloran aquí abajo. Discípulo anónimo y mudo de la naturaleza eterna, apóstol de la eterna caridad, permanecerá fiel a su voto de silencio.
En la ciencia, en el bien, el Adepto deberá para siempre:
CALLAR”.

R R S

Los Cristianos y los No tan Cristianos

Alzados, cristeros y rebeldes; se les puede clasificar así a esas bandas o gavillas de hombres armados que asolaron nuestra ciudad y sus alrededores; todos ellos de triste memoria. Estos se hermanaban en el pillaje con alguna causa, partido político, a un líder o caudillo nacional, teniendo en constante estado de temor a pueblos enteros. Estos grupos se formaron; no por causa de la democracia; tampoco por el bien común y la liberación de los oprimidos; y menos por la sublime causa de la religión, sino guiados y motivados por la rapiña, la violencia, las atrocidades y la venganza; quien pagaba todo esto, eran los que menos la debían; los humildes campesinos y el pueblo desarrapado y hambriento.

Estas bandas se formaron cuando alguien dándose un título o grado militar, de capitán para arriba; enrolaba y convencía a una decena de peones analfabetas resentidos de los hacendados, a tomar las armas por tal o cual causa. Ya en bola, llegaban a la primera ranchería o hacienda indefensa, pregonando libertad y democracia unos, y a Cristo y la religión, otros, sacándoles en todos los casos a la pobre gentes; dinero, armas, víveres, caballos y todo lo de valor que encontrasen. Y o se diga las mujeres, solteras y casadas, sin importar su edad; eran violadas y ultrajadas, obligando a las familias a esconderlas en cuervas cercanas y hasta en los pozos.

Este pillaje se institucionalizó por muchos años en nuestra región a partir de 1911; Benito Canales y los Hermanos Pantoja merodeaban los alrededores; Canales asolaba el norte del municipio y los Pantoja por el rumbo de Yuriria. El 8 de mayo de ese año, se sublevó la Plaza de Salvatierra a favor de Madero. Los cabecillas fueron: Don Catalino Guerrero, Jesús Glacián y José Santibáñez. El 17 de ese mismo mes, Moisés García tomó la Plaza de Yuriria, se había levantado en armas en el Pueblo de San Nicolás de los Agustinos, llegó a controlar hasta Uriangato y Moroleón.

Al triunfo de Madero, Don Catalino Guerrero fué el comandante militar en Salvatierra y Moisés García obtuvo el grado de coronel. Al golpe de estado perpetrado por Victoriano Huerta, llegó con un contingente militar a Salvatierra el mayor Francisco Cárdenas –fué quien asesinó a Madero- para rechazar al Coronel Alarcón que pretendía tomarla, en esta escaramuza cayó un carabinero en manos de las fuerzas de Cárdenas, quien lo mandó ahorcar en la Plaza del Carmen. Las fuerzas constitucionalistas entraron en la ciudad al mando del Coronel Felipe Duarte, se proclamó Presidente Municipal a Don Sebastián Rocha.

El año de 1915 fué de mucha efervescencia política y militar, las gavillas más temidas aparecieron en nuestros campos y cerros; después de la Batalla de Celaya entre los ejércitos de Obregón y Villa en abril de ese año. Por nuestro municipio intentó el General Villista Fierro, tomar Valle de Santiago, pasando por la Hacienda de San José del Carmen, lo que obligó al General Obregón a trasladarse con sus fuerzas a Salvatierra. En ese mismo año las gavillas sembraron el terror en nuestros campos; Trinidad Raya en Eménguaro Bernardino Rico “El Zurdo” en la Sierra de los Agustinos.

El gavillero y bandolero más temido en la región, fué sin duda Inés Chávez García, fué rechazado el 1 de diciembre de 1817 por el General Fernando Dávila cerca del Pueblo de San Nicolás, los prisioneros tomados a Chávez fueron fusilados en el cuartel que estaba en el Portal de la Luz, hoy casa de las Madres Religiosas de Fátima. En ese mismo año, el gavillero salvaterrense Sacramento Vieyra bajo las órdenes de Chávez, controlaba desde el Cerro de Culiacán hasta Santa Ana Maya, Mich. Asoló los pueblos de Santiago Maravatío y San Pedro de los Naranjos.


Un año después, el 5 de abril de 1918 volvió a la carga Inés Chávez tomando san Nicolás de los Agustinos por segunda vez; exigiendo de los vecinos la cantidad de cinco mil pesos a cambio de retirarse, como éstos no aceptaron, quemó la galera de la hacienda repleta de cacahuate, dicen las crónicas que aún humeaba meses después.

A fines de 1926, en la Sierra de Agustinos estaban acantonados los cristeros de Tarimoro al mando del General Blas Vega, en Salvatierra estaba acuartelado con su tropa el capitán del ejército Juan Jaime, librándose entre ambos bandos uno de los combates más encarnizados en el paraje conocido como “Monte Prieto” y otro en las Rosas Blancas en las afueras del Pueblo de Urireo, en estos enfrentamientos cayó muerto el conocido cabecilla cristero Susano Ramírez. Los federales eran apoyados por las famosas defensas rurales de ejidatarios; que no eran de ninguna manera hermanas de la caridad que digamos.

La última incursión armada de estos grupos que sufrimos fué la de los rebeldes de la Sierra de Agustinos, tomaron nuestra ciudad el 12 de septiembre de 1936, lo que obligó al gobierno a mandar al 44 batallón de infantería al mando del General Pedro Cl Figueroa a desmantelarlos. Aunque sólo se habló de dos gendarmes muertos; sí sufrimos la quema de nuestro archivo público municipal. Los alzados eran simples bandidos o gavilleros; los cristeros, todos sabemos por qué peleaban; y los rebeldes no estaban de acuerdo con el gobierno, habían sido grupos cristeros que no depusieron las armas.

Unos con Cristo y otros sin él o a medias; al fin, cada quién en ese tiempo lo sentía y lo interpretaba según su fe. Pero, ¡qué bien fregaron unos y otros!


Don Camilo Flammarión, el Poeta de los Cielos
por : RMP

Este gran hombre fué enviado a este mundo en el año de 1842 y llamado por el Señor en el año de 1925. Fué uno de los científicos franceses más eminentes del Observatorio Astronómico de París de ese tiempo. Por su obra y su talento, los sabios también famosos y reconocidos, amigos y colegas suyos le llamaron: “El Poeta de los Cielos”. Una de sus cualidades que más se admira en este científico fué, que siendo un astrónomo de primer orden, investiga en la misma proporción la ciencia psíquica en sus fenómenos paranormales.

Fué asimismo un científico valiente y liberal, porque siempre respondió a los críticos con argumentos razonables, científicos y bien fundados, pues él, siempre puso en mente y su espíritu, más allá de los cercanos horizontes. Siendo la ciencia astronómica muy precisa y difícil de explicar, él la daba a conocer de una manera amena y al alcance de todos los entendimientos. Sus enseñanzas, sus conceptos y sus apreciaciones siempre elevados y bien fundados, tanto de la ciencia astronómica, como de sus investigaciones en el campo de los fenómenos metapsíquicos fueron y son tan interesantes, que sus libros nunca enfadan, aunque los leamos varias veces, siempre son nuevos. Son semejantes a los Diálogos de Platón, que nunca envejecen.

Como dijimos antes, las investigaciones de don Camilo en los campos de la ciencia astronómica y de la ciencia Psíquica: él como que las entrelaza de una manera admirable y por eso son fascinantes. Siendo pues dos ciencias las que precisa analizar, nos vamos a referir a la primera, la astronómica. Para esto, debo hacer la siguiente aclaración: soy yo un simple aficionado a esta ciencia y por lo mismo, no he podido leer mucho de las obras de este autor, debido a la falta de recursos y a que los libros escritos por el Señor Flammarión han estado y están mucho muy escasos. Por ejemplo, a duras penas conseguí sus libros “Urania”, “La Tierra y el Hombre en el Universo”, “Fantasías Estelares” y algunas referencias citadas en otros libros del mismo autor del su LIBRO MONUMENTAL TITULADO “LA PLURARIDAD DE LOS MUNDOS HABITADOS” que es donde Don Camilo despliega todo su genio como científico y como poeta de los cielos.

Al terminar la lectura de sus libros, tanto me han impresionado que me he hecho a la idea de que el Señor Flammarión, fué místico de la ciencia de los astros y un vidente iluminado por los grandes espíritus que le revelaron las maravillas de la Creación, no solamente de nuestro sistema planetario, sino también de otros mundos y soles lejanos. Por ejemplo, cuando Urania, la Diosa de la Astronomía, se le aparece en plena noche en su Observatorio particular de Juvisy (Francia) al terminar sus observaciones en ciertos puntos del cielo estrellado; y lo invita a dar un paseo por el firmamento, como la Diosa se lo lleva de la mano y juntos emprenden su viaje con la velocidad del pensamiento. La Diosa le va explicando a su acompañante las características de los distintos sistemas planetarios que han visitado, los cuales gravitan alrededor de sus respectivos soles-estrellas, situados en las constelaciones de la Vía Láctea.

Don Camilo queda maravillado cuando la Diosa lo lleva por los sistemas planetarios iluminados y regidos por los sistemas “binarios”, es decir, por dos soles de distintos colores, o sea, cuando un sol color oro se pone en el ocaso. El otro sol de luz azul, va apareciendo en el levante (oriente) de manera que en esos planetas no existe la noche. Como los mundos son diferentes en tamaño, distancias, condiciones atmosféricas y demás elementos en distintos grados de evolución, por eso sus humanidades son diferentes en sus naturalezas físicas. En unos su avance intelectual, espiritual, cultural, científico y religioso, es mayor o menor. Por eso no son idénticos.

Por ejemplo, aquí en la Tierra, la reproducción de las especies difieren unas de otras. Pues con mucha más razón si se trata de otros planetas. Los opositores a las consideraciones y razonamientos del Señor Flammarión, sostienen que no puede haber vida en ningún otro planeta del Universo, porque no tienen las mismas condiciones que hay en la Tierra, como la distancia al Sol. El único que tiene una corteza PROPIA y agua en abundancia y demás elementos que no tiene ningún otro planeta como su atmósfera, etc.

Don Camilo presenta hechos que estamos mirando todos los días aquí mismo en nuestro propio planeta, sobre la diversidad de las especies para conservar la vida y su reproducción. Por ejemplo: el Hombre no puede vivir en el fondo de los océanos, ni los peces del mar pueden vivir en la superficie terrestre. En unos cuantos minutos mueren por no estar en su elemento. Nosotros caminamos veloces en tierra, pero no podemos volar como los pájaros. Estos caminan en tierra y pueden volar, aún si desplegar sus alas. Y no solo los pájaros pueden volar, también los insectos. Los humanos tenemos nuestros idiomas y los animales también se entienden entre sí.

Y así, tanto los humanos como los animales, ya nacen con sus propias defensas para sobrevivir en la tierra; asimismo por lo que hace a su reproducción. En las aves, por ejemplo, nacen los polluelos de un huevo. En el hombre se opera otra forma de nacer. En los animales, insectos y peces del mar, también existe la variedad. Si esto sucede en la tierra, con mayor razón debe suceder en otros mundos lejanos.

Ya en estos tiempos modernos, parece ser, que tanto algunos científicos como algunos padres y teólogos católicos, aceptan la existencia de vida en otros mundos. Yo he leído unos tres ó cuatro libros de estos autores que coinciden en que sí puede haber vida en otros planetas creados por nuestro Padre Dios. Sus razonamientos son muy válidos y lógicos. Dicen: SÍ PUEDE HABER VIDA EN LOS OTROS MUNDOS. PORQUE PARA DIOS NO HAY IMPOSIBLES. PARA ÉL, TODO ES POSIBLE. Dicen también: “No es posible que Dios haya creado otros mundos para tenerlos desocupados, desiertos, sin objeto alguno. Nosotros los terrícolas, no podemos jactarnos de ser los únicos hijos del Todopoderoso. Él, el Señor del Universo, debe tener otras humanidades, que quizá lo amen más que nosotros, sin hipocresías y sin haber dado muerte a su Santo Hijo, como lo es Cristo Jesús.

De verdad muchos de nosotros, somos malagradecidos con su creador. Unos lo aman y otros mejor al demonio, que es contrario al poder divino. Como dice Giovanni Papini: “Nuestro padre Dios y su santo hijo Jesucristo, han sufrido mucho por el mal comportamiento de esta humanidad contradictoria. Muy dura de corazón y de pálida espiritualidad”. Para terminar este punto, yo sí me declaro partidario de las afirmaciones científicas y filosóficas el eminente investigador francés Don Camilo Flammarión.

Vamos ahora a tocar la cuestión relativa a los fenómenos paranormales que tanto estudió el gran científico Don Camilo Flammarión. Los hechos y testimonios de la veracidad de estos fenómenos se encuentran en un tratado de tres tomos que él tituló con el nombre de “LA MUERTE Y SU MISTERIO”. En estas investigaciones, aparte de sus encuestas y testimonios de personas de mucha seriedad, sobre las manifestaciones de los espíritus después de la muerte, deja por los suelos a toda teoría o doctrina racionalista y atea. Asimismo deja callados a todos los incrédulos, pero al mismo tiempo nos hace pensar en un Dios inmenso e incomprensible, infinitamente poderoso y bueno, que todo lo ven, todo lo juzga y todo lo controla.

Empieza la obra citada con una disertación, probando la existencia del espíritu y la inmortalidad del alma. En los siguientes capítulos de la obra citada, se hace las siguientes interrogantes que transcribo a continuación: “¿El espíritu no es superior a la materia? ¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza? ¿Cuál es nuestro destino futuro? ¿No somos más que llamas efímeras que brillan un instante y luego se extingue para siempre? ¿No volveremos a ver más a los que hemos amado a los que nos han precedido en el Más Allá? ¿Las separaciones son eternas? ¿Todo muere en nosotros? Y, si queda algo que se transforma en ese elemento imponderable, invisible que escapa a todo, pero que es consciente y que pudiera constituir nuestra personalidad durable, ¿vivirá mucho tiempo? ¿Sobrevivirá siempre?.

Más adelante continúa con sus inquietudes enigmáticas, y de mucho interés para la humanidad pensante. Dice así: ¿Se puede investigar si ciertos hechos correcta y escrupulosamente observados, son susceptibles de ser analizados científicamente y aceptados como reales por la crítica mas severa? No queremos mas frases ni más Metafísica: hechos, hechos. Se trata de nuestra suerte, de nuestro destino, de nuestro porvenir, de nuestra existencia.

De este tamaño son las interrogantes de este gran pensador científico de la Francia inmortal. En tiempos de este gran hombre, estaba en boga la doctrina espiritista, que también la llamaron: Ciencia Espírita. se hizo amigo y colega de Allan Kardek, del incansable Myers, del Dr. Askasow y otros connotados ya convencidos de los fenómenos espiritistas. Experimentó y estudió a fondo la intervención de los espíritus de los muertos producidos por los Médiums más famosos como Douglas Home, las Señoras Piper y Barret, un respetable clérigo de nombre Moses y otros de la mayor seriedad.

Y COSA CURIOSA: los hombres eminentes ya citados y otros colaboradores suyos, abrazaron la doctrina Espiritista, habiéndola adoptado como su religión única y verdadera, cosa que Don Camilo permaneció independiente a pesar de que sus investigaciones en este campo lo llevaron muy lejos. Él siempre aplicó el Método Científico. Todo lo estudia y analiza, por eso, no se dejó contaminar de ese karma. Es cierto que existen los fenómenos, no los niega, lo difícil es saber la procedencia de los espíritus de los muertos, que por instantes toman posesión de los cuerpos de los médiums.

Vistos y sopesados los resultados de las sesiones espiritistas, como se dijo antes, el Señor Flammarión emprende una serie de encuestas y reúne centenares de testimonios de personas que tuvieron contactos casuales con entidades del mundo invisible, como premoniciones, apariciones de muertos, de fantasmas, de casas embrujadas, almas en pena y demás manifestaciones que a diario se registran en el mundo de los vivos causados por entidades que existen en el mundo invisible y que en un tiempo vivieron en este mundo. Asimismo, analiza las facultades extrasensoriales de los vivos y sus conexiones con esa otra dimensión desconocida, a donde todos, tarde o temprano tenemos qué llegar.

Finalizando este pequeño artículo, puedo decirles que solamente con los contenidos de la obra “La Muerte y su Misterio”, el señor Don Camilo Flammarión, da unos golpes muy fuertes a las doctrinas Racionalistas y a todos los incrédulos. Como buen científico que fué, nos habla de las fuerzas desconocidas invisibles del espíritu. Las estudia a fondo y piensa que pueden ser de naturaleza eléctrica. Esta teoría coincide con la teoría de un físico norteamericano contemporáneo R.A. Lyttleton, cuando en una conferencia de hombres de ciencia PRESENTÓ A MANERA DE POSTURA ¿UN UNIVERSO ELÉCTRICO?, para ser discutida. Más, no se sabe si aparte de la electricidad, existen otras fuerzas desconocidas, aún no descubiertas.

Se puede decir mucho acerca de las investigaciones del Señor Camilo Flammarión escritas en sus libros y que son muy interesantes, que no podemos mas que secundar a sus admiradores de su tiempo, pues fué un acierto quien dijo que él había sido “El Poeta de los Cielos”.

Poesías

Muñequito Bailador

Yo tengo un muñequito con el que puedo bailar,
es un muñeco bonito que siempre me hace jugar,
me toma de la cintura, me eleva y me hace soñar,
me besa, me da locura, me aprieta y sabe cantar.

Muñequito, muñequito, alocado y querendón,
me manejas con locura y me das un sofocón,
mi muñeco alocado, besucón y jalador,
que me elevas hasta el cielo con tu ritmo encantador.

Me sacude la cadera y se aloca el corazón,
se me agita el respiro y me falta la razón,
y con todo ese ajetreo ya no sé ni quién soy yo,
sólo se que este muñeco, me ha quitado la presión.

I S J.


Te Espero

Yo tengo un Santuario para Ti en espera,
algo tan hermoso que guarda mi ser,
no existe el tiempo solo la hoguera
de mi ser eterno y volverte a ver.

Todo está dispuesto para ese momento,
la sangre se agita en mi corazón,
el alma se viste de dulce contento,
con blancura santa como en oración.

Con flores preciosas de suave perfume
vestí el recinto solo para ti.
Cual armonioso mi ser lo resume
y espero ansiosa que llegues a mi.

I S J.


Sólo será eficaz la vida
cuando discurra en paz,
paz conmigo mismo.
paz con los demás.

Poseyendo paz y
derramándola a su paso.

Recopilada por: I S J.


Un Poema a Benito Juárez

Este poema es para el que fué presidente,
al que ayudó a los campesinos y pobres,
al que fué un buen gobernante,
hablo del gran Benito Juárez.

Desde que era huérfano,
hasta su lecho de muerte,
él era nuestro representante,
más que eso, era hasta nuestro hermano,
porque él siempre quiso a la Patria,
y la defendió como Hidalgo y su estandarte.

¡El respeto al derecho ajeno es la paz!,
para que no hubiera conflictos ni guerras,
Él sólo quería soberanía y libertad
para todo México
y toda nacionalidad.

Sigamos pues su ejemplo,
estudiando y trabajando,
así todos salimos ganando,
Y Juárez, desde el Cielo no quedará decepcionado.

G T R R


Amaneciste para mi...

Amaneciste para mí aquel día
con toda la ternura de mi Dios
como para llorar loco de amor,
de gratitud y de inmensa alegría.

¡Qué día tan grande para mí aquel Día!
¡Día sublime de mi Ordenación!
Cantó conmigo toda la creación
un canto el que jamás terminaría.

Este es regalo tuyo, mi Jesús.
Con tal gracia me hiciste el más feliz,
perdón, el más feliz lo fuiste tú.

Lo que me falta ya solo es tu cruz
para que sea feliz de lleno en ti;
alcanzando, al morir, tu plenitud.

Tomada del Libro: “Mi Desierto, Poesías”
del Padre Rafael Alcántar Mondragón


¡Qué Bonita es la Primavera!

¡Hoy entra una nueva estación!
que alegrará a toda la población,
hablo de la Primavera,
¡qué mas quisiera que duraras una era!

Los niños ya pueden jugar,
y los abrigos en el closet van a estar,
helados y aguas frescas piden a reventar,
es una estación que no se puede igualar.

Alegría se refleja
y la convivencia se manifiesta,
¡hagamos una gran fiesta!
que nos dure hasta la próxima cuesta.

El sol no deja de resplandecer,
y los pajaritos trinan sin cesar,
todos pongámonos a contemplar,
este paisaje que a muchos va a cautivar.

¡Qué bonita es la Primavera!,
¡que se refleja dentro y fuera!,
Sol, niños y paisajes encontraremos,
tantos que nos sorprenderemos.

G T R R


Tú lo Dijiste

Sentirte viva me dijiste
cuando volví a llamarte,
después de una efímera caricia
y un sutil beso, se vino el despertar.

Sentí hervir la sangre
con un calor intenso,
corriendo por las venas
con loco frenesí.

Pensé que era un sueño,
producto del letargo
de ver pasar la vida
tan solo por vivir.

Quiero volver a la vida,
quiero sentirme deseada,
quiero volver a la dicha,
quiero volver a gozar.

Vivir en pleno la vida,
tener un sueño tranquilo
y poder de nuevo soñar.

J B


Siempre adelante
(Pensamientos sobre México)

Todo México es mi tierra,
la tierra de mis amores,
donde cantan las cigarras
y alegan los ruiseñores.

Todo México es bendito,
bendito entre los mejores,
donde la Virgen Morena
nos llena de bendiciones.

México es el canto
de miles de pajarillos
despertando de sus nidos
cuando el soy ya ha salido.

Todo México es hermoso,
cuando despierta en la aurora,
o se duerme en el ocaso
arrullado por el canto
del amor que está a su lado.

México es lindo y grandioso
en sus noches estrelladas
y de esplendorosa luna
que noche a noche nos baña
de mágica luz plateada.

México es la poesía
que vibra entre sus montañas,
en el verdor de sus sierras
en las flores de sus campos
en sus dorados trigales
en sus frescos manantiales
o en el furor de sus mares.

Tiene también Pueblos Mágicos
de belleza sin igual,
de belleza colonial,
donde la gente es amable
y también sabe gozar.

México es una Nación fuerte
y de hombres aguerridos
que se esfuerzan día tras día
y no se dan por vencidos.

México es el campesino,
el obrero y el empleado
que trabajando muy duro
se fijan que en su familia
no falte lo necesario.

México son sus mujeres
hacendosas y bonitas,
que con sus manos preparan
las tortillas, las gorditas
y además de alimentarnos
para esta siempre sanos,
son las que mejor promueven
la unión entre las familias
y el cariño entre hermanos.

México es la algarabía
de los niños que día a día
acuden a sus escuelas
y que al salir de sus aulas
se funden en alegría.

México son los maestros
que se desgastan a diario
enseñando a sus alumnos
a ser buenos ciudadanos.

México es un Sol Naciente
que se tornará radiante
siguiendo siempre adelante
apoyado por su gente.

México es maravilloso
y sería aún más hermoso
si todos nos ayudáramos,
si todos nos hermanáramos.

Amemos a nuestro México,
no seamos desentendidos,
que trabajando con ganas
y estando siempre unidos,
¡México habrá vencido!

México es tañir de campanas
al despuntar de la aurora,
nuestro México está vivo,
¡nunca muere LA ESPERANZA!

J. E R B



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