De tanto vagar por ahí no se por dónde empecé pero de cualquier manera vengo de ‘onde viene usted. De la tierra que en silencio, con el agua y con el fuego provoca toda la vida, sus alegrías, sus miedos. Entonces vengo del fruto centro mismo del incendio a contar lo que he aprendido de la nuez, la flor, el siervo; y aquello que no me acuerdo. Le gustaba a mi caballo la tierra que abandoné, lo dejé con sus amores paisano, me fuí de a pie, yo no camino derecho, siempre camino torcido; el que camina derecho conoce un solo camino. Tengo solo una cabeza, un sombrero basta y sobra pa’ que me sirven dos camas si yo duermo en una sola. Yo soy el gallo que canta anunciando el nuevo día, yo soy el viento del sur que nunca llegó a bahía. La ciudad no me convence y la paso de costado, la escalera de cemento solamente hace esclavos. La mentira no me gusta y por eso nunca miento, simplemente cuando canto sueño y al soñar invento. |
Si yo digo lo que digo no es porque me sobre ciencia, yo no soy el que se mueve es el mundo que da vueltas. He visto las maravillas que son posibles de ver, es decir, todas las cosas, las imposibles también. Vi a las diosas que soplaban pa’ que el mundo diera vueltas, y vi que para ir al cielo son infinitas las puertas. Desde el gusano a la hoja anduve la vieja planta, y supe donde la mar olvida el sol y no canta. Espejo fui del espejo pa’ que comprenda la nada y conocí las miserias en la bandeja de plata. Alguna vez por adentro me caminó lo de afuera, mi Dios, yo fui el universo y no supe lo que era. Fui grande y después pequeño pa’ ver que no hay diferencia y me fui lejos del pago pa’ conocer la querencia. Yo no soy lo que parezco sino lo que mi alma sueña, y si me caigo en los pozos es por mirar las estrellas. Yo sueño panes enteros en un mundo de migajas respiro fuerte y no muero porque no me da la gana. |
Yo soy de los que caminan, yo no soy de los que marchan, nunca voy con los que lloran, y siempre con los que cantan. Soy el esclavo mas libre esclavo de lo que amo, la libertad y la belleza saben bien de quienes hablo. No pierda tiempo paisano esperando por el tren, que pa’ndar la vida, solo se necesitan los pies. Caminante, caminante, no confundas tu destino que una cosa es la tierra y otra cosa es el camino. Porque el tiempo le sobraba pa’ lo poco que sabía, el hombre inventó la guerra por no conocer la vida. El saber es necesario como el árbol pa’ la sombra, en manos del que no sabe la manzana es una bomba. Del cañón hay que zafarse porque nunca dice nada, la violencia trae violencia pero nunca la esperanza. No hay historia de segundos, pero menos de terceros, la cuenta comienza en uno y termina con el cero. Yo no soy quien te aconseja, dale las gracias al tiempo, que del tiempo viene todo, todito lo que te cuento. |
Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez
sábado, 12 de noviembre de 2011
Si yo Digo lo que Digo
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3 comentarios:
Único.maestro.
Muy buena canción... q grande el maestro!!!
Que en paz descanse.. grande Facundo...
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