Soy un pobre desierto sin tu gracia.
Soy un pobre desierto desolado.
Soy desierto, muy desierto
en mi desierto corazón ingrato.
Me obstiné en ser arenas infecundas
al negar mi ternura a mis hermanos.
Por negarle, Jesús, un sorbo de agua
mucha sed me devora todo el año.
Huye, huye de mí la santa lluvia
como si llover fuera pecado.
Por no darte, Jesús mi compañía
cuando por el desierto ibas pasando,
crece en mi corazón la soledad
del abandono y del espanto.
Yo te negué, Jesús, los buenos días
y ahora justamente voy gritando
mi soledad inmensamente sola
por mis caminos solitarios...
Oh monstruo de mi soledad y de mi espanto,
¿Cuándo terminarás? ¿Cuándo
tendrás la gracia del rocío
que lave tu océano de pecado?
Oigo latir tu corazón en mis arenas.
Escucho lentamente la huella de tus pasos.
Toma mi mano, amigo, dices.
Lavo tus pies sedientos y descalzos...
¡Ya me diste tu gracia, oh buen Jesús!
Tu gracia me convierte en océano;
¡Ya no soy un desierto,
soy las aguas fecundas del Atlántico!
¡Arrullo mil estrellas en mi seno,
mezo con suavidad los barcos
y guardo en mi sonrisa de violetas
la gracia y la ternura interminables
de las huellas divinas de tus pasos!
Soy un pobre desierto desolado.
Soy desierto, muy desierto
en mi desierto corazón ingrato.
Me obstiné en ser arenas infecundas
al negar mi ternura a mis hermanos.
Por negarle, Jesús, un sorbo de agua
mucha sed me devora todo el año.
Huye, huye de mí la santa lluvia
como si llover fuera pecado.
Por no darte, Jesús mi compañía
cuando por el desierto ibas pasando,
crece en mi corazón la soledad
del abandono y del espanto.
Yo te negué, Jesús, los buenos días
y ahora justamente voy gritando
mi soledad inmensamente sola
por mis caminos solitarios...
Oh monstruo de mi soledad y de mi espanto,
¿Cuándo terminarás? ¿Cuándo
tendrás la gracia del rocío
que lave tu océano de pecado?
Oigo latir tu corazón en mis arenas.
Escucho lentamente la huella de tus pasos.
Toma mi mano, amigo, dices.
Lavo tus pies sedientos y descalzos...
¡Ya me diste tu gracia, oh buen Jesús!
Tu gracia me convierte en océano;
¡Ya no soy un desierto,
soy las aguas fecundas del Atlántico!
¡Arrullo mil estrellas en mi seno,
mezo con suavidad los barcos
y guardo en mi sonrisa de violetas
la gracia y la ternura interminables
de las huellas divinas de tus pasos!
R. A. M.
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