¿De dónde vienes, lluvia tan hermosa,
niña blanca y azul de claros ojos,
cabellera de nubes a manojos,
tormenta de caricia esplendorosa?
¿De dónde vienes, manantial de rosa?
Vienes con desnudez y sin sonrojos,
niña nube, y te vas yendo de hinojos
en la fuente desnuda y caprichosa.
Niña, lágrima azul, yo te bendigo
con tus canciones blancas de rocío,
por tus caricias de oro entre mi trigo,
porque eres tan amiga con tu amigo,
el inocente y dadivoso río,
también por ser amiga así conmigo.
Tomado del Libro: Mi Desierto, Poesías
del Padre Rafael Alcántar Mondragón
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