Maravillas de El Espíritu Santo
15°. Lo que han dicho los Grandes Personajes acerca del Espíritu Santo
(continuación)
8º. PARA LOS QUE DESEAN COMPRENDER LA SAGRADA ESCRITURA
Lees una página de la Sagrada escritura, y de pronto una luz te hace comprender aquello que allí se dice, y sacar de ahí principios de vida y conversión. ¿De dónde proviene eso? ¿de tu inteligencia? No. Es el don de entendimiento que el Espíritu Santo te regala.
Él lo regala a quien le place (1 Cor. 11, 10). Lo dio en gran manera a los que llamamos "doctores" de la Iglesia, pero también nosotros lo podemos recibir si lo pedimos con fe, humildad y constancia.
Cuando nosotros le hacemos a Dios esta petición: "Señor, ¿qué quieres que haga? El Espíritu Santo nos responde con el Don de Consejo que nos libra de obrar con precipitación o con presunción. Cuando consultamos a Dios en la oración. El Divino Espíritu nos guía para que se cumpla en nuestra vida lo que Jesús afirmaba de sí mismo: "Hago siempre lo que agrada a mi Padre". En eso consiste la verdadera prudencia. (Marmion).
9º. ¿POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS TIENEN TAN NOBLES SENTIMIENTOS?
Algunas personas sienten un gran gusto por dedicarse a toda ocupación que se refiere directamente a Dios. En vez de un Señor temible ven en Dios a un Padre amable. Sienten en el corazón un deseo inmenso de agradarle. Todo les parece poco con tal de tener contento a Dios. Las propias faltas les causan desagrado y tristeza pero nunca les traen desesperación, sino que les llevan a pedir perdón al Señor con confianza, seguras de que se aplacará con nuestra buena voluntad, con nuestras oraciones y obras de caridad, y sobre todo con la intercesión de su Hijo a favor nuestro. Ante cualquier acontecimiento grave dicen: Es mi Padre que lo permite. Acepto su santa voluntad.
Aman a todos los que Dios ama: A María, a los santos, a las almas del purgatorio, a los sacerdotes, a los pecadores que necesitan conversión. Ven en los demás los reflejos de la bondad de Dios y por eso los aprecian y veneran. Tienen un total abandono en brazos de Dios: saben que siendo Dios nuestro Padre es imposible que nos suceda algo definitivamente malo. Sienten un deseo incontenible de abandonarse en los brazos de la Divina Providencia del Padre Celestial, porque aprendieron que es más excelente rendir culto a Dios como Padre que como Dueño. ¿Y de dónde les vienen tantas grandes cualidades? Es que recibieron del Espíritu Santo el Don de Piedad (Isabel de la Santísima Trinidad).
10º. UN DON QUE EMOCIONA
¿Con qué fuerza viven los santos la convicción de que son hijos de Dios y de que Él los cuida con amor de Padre? ¿Con qué gran cariño aman los santos a los demás como hermanos? ¿A qué se debe todo ello? A que han recibido el Don de Piedad, que el Espíritu Santo reparte a manos llenas a todos los que se lo piden con fe. Este Don era el que hacía que Santa Teresa llorara de emoción al rezar el Padrenuestro y que San Francisco se quedara extasiado mirando al cielo y exclamando: "El Amor no es amado, el Amor no es amado". Oh Espíritu Santo danos también el Don de Piedad que nos lleve a amar a Nuestro Dios como al mejor de los padres, y a los prójimos como a verdaderos hermanos (Carmagnola).
HAZNOS DIGNOS
Señor, cuando tenga hambre, dame a alguien que tenga necesidad de alimento.
Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite de bebida.
Cuando tenga frío, mándame a alguien para que lo abrigue.
Cuando tenga algún disgusto, ofréceme a alguien para que lo consuele.
Cuando mi cruz se vuelva pesada, hazme compartir la cruz de oro.
Cuando me sienta pobre, condúceme hasta alguien que esté necesitado.
Cuando tenga tiempo, dame alguien a quien pueda ayudar unos momentos.
Cuando me sienta humillado, haz que tenga a alguien a quien alabar.
Cuando esté desanimado, mándame a alguien a quien dar ánimos.
Cuando sienta necesidad de comprensión de otros, mándame a alguien que necesite de la mía.
Cuando necesite que se ocupen de mí, mándame a alguien de quien tenga que ocuparme.
Cuando piense sólo en mí mismo, atrae mi atención sobre otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos que, en todo el mundo, viven y mueren pobres y hambrientos.
ENSEÑARÁS A VOLAR
Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado.
Tomado del Libro: La Madre Teresa de Calcuta,
Vida y Meditaciones
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