Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

viernes, 11 de febrero de 2011

Libro

Vive tu Vida y Se un Genio

El Sistema Cooperativo

(continuación) La instauración de este régimen no se efectúa de la noche a la mañana, es lenta. Pero ya en los países que pretenden llegar a este sistema, el obrero recibe, aparte del sueldo y del salario familiar, acciones o bonos de la compañía donde presta sus servicios: es ya un accionista efectivo y tiene derecho, desde luego, a dividendos, pero sobre todo, a participar en la dirección de la empresa. El cooperativismo no acepta amos y esclavos, porque todos serán obrero-patrones y acabará por desaparecer el salario.

Voy a decir algo que me agrada mucho pero que no agradará a ustedes: ¡Ya no habrá lucha de clases! ¿Contra quién pelearán los obreros? ¿Contra ellos mismos puesto que son los patrones? Así la fuerza no se disipará en luchas intestinas que deprimen los negocios, sino que la energía se concentrará toda en la producción. La lucha, que es odio, se cambiará por colaboración, que es amistad, que es algo más humano y humanitario. Ya no tienen caso huelgas y paros; ya disminuye el desperdicio de materia prima y la indolencia propia del asalariado, pues a todos interesa que la empresa prospere. ¡Y este régimen no es ninguna utopía! Es algo ya experimentado: allí tenemos el éxito innegable y rotundo de Alemania Occidental. ¡El milagro alemán!

Esta nación fué anonadada al perder dos guerras consecutivas y cercanas; sin embargo, se levantó hasta volver a ser una potencia mundial en menos de veinte años, por varias causas, pero principalmente por la efectividad de su régimen cooperativo, adoptado por el partido de las Democracias Cristianas. (Diré, entre paréntesis, que no estoy defendiendo la belicosidad del pueblo alemán, sino la fuerza económica del régimen cooperativo que estableció después de la Segunda Guerra).

He visto en publicaciones de esa República cómo los obreros aceptan de buena gana trabajar hasta 12 y 14 horas diarias y que, como aún no se ha abolido del todo el salario, están también de acuerdo en que se les baje el sueldo cuando hay que ampliar la fábrica, o hacer una compra de ocasión, o renovar la maquinaria. ¡Claro está: cómo no lo han de aceptar gustosos si la empresa es suya y los beneficios también serán suyos! El cooperativismo no se hace ilusiones sobre el hombre, lo toma como es, con realismo; sabe que el interés por lo propio es inherente a la psicología humana, y lo aprovecha; sólo le impide que se convierte en egoísmo destructor de los derechos de otros y explotador de otras personas.

"No todos proletarios, sino todos propietarios." Así, el pueblo poseerá el poderío económico y podrá defenderse de posibles agresiones por parte del gobierno. Si el socialismo es un capitalismo de Estado, el cooperativismo es un capitalismo de Estado, el cooperativismo es un capitalismo del Pueblo. Mas, por otra parte, tampoco quedará el gobierno en calidad de mero gendarme o espectador, como en la época liberal capitalista. A él corresponde planear la economía. Por ejemplo: se necesitan 7 millones de pares de calzado para el mes que viene, no más, no menos. ¿Quiénes desean fabricarlos?

El Estado dirige la economía pero no se le permitirá que la realice: Eso toca al pueblo, a los gremios populares. En todo caso, al gobierno se le reserva una misión supletoria: actuará sólo en aquellas ocasiones en que algo que debió ser hecho, no lo llevaron a cabo los ciudadanos. Si en el liberalismo el Estado no intervenía y en el comunismo interviene demasiado pues es el único planeador y ejecutor, en el cooperativismo se le coloca en el término medio; es una síntesis de ambos sistemas.

Tomado del Libro: "Vive tu Vida y se un Genio"
de: Emma Godoy

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