Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Reflexiones

La Presencia de Dios
Por: R R S

Pensar o hablar sobre el espíritu, sobre lo imaginario, sobre el devenir, es estar sin apoyo físico, es flotar en el éter, es tener impaciencia, es tener ansiedad porque es hablar sobre lo desconocido y lo humanamente imposible.

Aún así trataré sobre algo del espíritu, sobre lo etéreo y para hacerlo necesito fe. La tengo. Era yo muy niño, aún ni hacía la primera comunión. No recuerdo la razón por la cual me encontraba muy cerca del altar de la iglesia. Mi lugar estaba comúnmente en la parte trasera y alta de la parroquia de Salvatierra, Gto. En el coro, el sacerdote daba la comunión. Yo veía cómo los fieles abrían la boca para recibir algo que deseaban, algo que necesitaban. Ese alimento era redondo, lo vi carnoso, lleno de jugo, lleno de vida. Había una corta distancia y yo quería pedirlo, pero ¡no había hecho mi primera comunión!

Pasaron los años, fueron muchos y por motivos de trabajo, tenía qué visitar las ciudades de los estados de Guanajuato y Querétaro. Lo que sigue sucedió en San Miguel de Allende en donde los lugares de estacionamiento escasean por lo que hay qué pagar. Di una vuelta a la manzana e hice algo inusual, tan inusual que me sorprendí de la idea. Nunca hablo contigo, ángel de mi guarda, nunca te he tomado en cuenta, pero se que estás ahí, a mi lado; sé que mucho me has ayudado, me has salvado de muchas desgracias, me has ayudado en mi trabajo, conmigo has cargado mis miserias y no te he tomado en cuenta ni te he agradecido. Ayúdame otra vez. Voy a dar otra vuelta a la manzana y aquí, en este lugar, necesito estacionarme. Di otra vuelta a la manzana y mi lugar estaba allí, este hecho se repitió en otras ciudades.

Pasaron otra vez los años, ahora no fueron muchos. A un kilómetro de mi casa está una tiendota de nombre extranjero; camino el kilómetro para ir a comprar el pan, en ocasiones necesito un bastón. Siempre volteó hacia el poniente y veo una montaña, es el cerro del Culiacán, vigía inseparable de Salvatierra, Gto., me llenó de gusto, y sigo mi camino. En uno de esos días tuve una sensación superespecial. Nada tuvieron que ver mis sentidos corporales, por lo tanto, así lo pienso, fué una sensación por encima de la naturaleza humana y sin embargo me pareció muy natural.

Sentí que todo el espacio que me rodeaba hasta donde alcanzan mis ojos estaba lleno de algo que no podía tocar, pero allí estaba, no pude verlo, no pude oírlo, era imposible olerlo, pero todo lo rodeaba, todo lo penetraba, todo lo poseía.

Si es presunción y gloria vana en decirlo, les ofrezco disculpas, pero le diré de todos modos:

Sentí la presencia de Dios. O, ¿tú que dices?


Reflexiones para el Mes de: Diciembre

“Un hombre no es más que otro, si no ama más que otro”.
Esquerda

“Mientras más se conoce uno a sí mismo y más logra ir conociendo la naturaleza humana se irá volviendo más tolerante para con los demás y se convencerá de que la gente cuando procede mal lo hace más por debilidad e ignorancia que por maldad”.
Fasman

“Qué poco amor de Dios tienes, si cometes faltas solo porque no son pecado mortal. No recuerdas que todo pecado disgusta a Dios”.
San Bernardo

“Es preciso haber sido derrotado varias veces y haber fracasado en muchas ocasiones en nuestro intento de conseguir los triunfos, para lograr tener una verdadera personalidad y una gran fuerza de carácter”.
Turena

“Todo mundo desea tener buenos amigos. Pero proponerse ser un verdadero amigo, bondadoso, amable, leal, sacrificado, fiel y de absoluta confianza y de gran generosidad, eso sí ya no son muchos los que lo hacen”.
Balmes

“Cuando veas a una persona que se porta muy bien, esfuérzate por imitar sus ejemplos. Y cuando veas a alguien que se comporta mal, examínate para ver si tú tienes también esos defectos que tanto te disgustan”.
Confucio

“Si te dedicas a hacer obras te criticarán, y si no haces nada también te van a criticar. Por eso lo mejor será siempre cumplir el antiguo lema: ‘Trabajar y estar contento, y dejar que las aves canten al viento’”.
San Juan Bosco

“AGRADAR: es mejor agradar que deslumbrar... Para agradar es necesario proporcionar a los demás ocasiones de agradar... La persona que no se interesa por lo demás, es la que se cosecha todas las antipatías. Interesándose por los otros se cosecha mucha agradabilidad”.
Carnegie

“A los que les han llegado cantidades grandes de dinero rápidamente, sus nuevas riquezas no los han hecho ni más virtuosos, ni menos desventurados”.
Balmes

“No nos engañemos pensando en golpes de suerte. Lo que se llama suerte en los que han triunfado es: “preparación, encontrándose con oportunidad”. Preparémonos lo mejor posible, cumplamos nuestros deberes con la mayor exactitud, y un día, cuando menos lo pensemos, nos llegará la oportunidad de triunfar, y triunfaremos”.
San Juan Bosco

Maravillas de El Espíritu Santo


15°. Lo que han dicho los Grandes Personajes acerca del Espíritu Santo
(continuación)

36º. LO QUE SUCEDIÓ A UN MÁRTIR DEL SIGLO VEINTE: El P. Pro.

El más popular mártir mexicano de el siglo pasado fué el beato Pro, asesinado por los enemigos de la fe. Esta santo sacerdote confiaba muchísimo en el Espíritu Santo, y conseguía con su fe resultados maravillosos en las personas a las que hablaba. Poco antes de ser fusilado, por los comunistas, explicando sus grandes éxitos como predicador y catequista decía: “Por mis pocas cualidades y mis pocos estudios, yo en mi predicación y en mis clases de catecismo debía decir “negro” y dije “blanco”. ¿Por qué? Siempre me resultaban mis charlas religiosas mejor de lo que podrían resultar por mis solas cualidades y preparación. ¿Por qué? Es que el Espíritu Santo se encargaba de colocar en mis labios las palabras que iban a conmover las almas. Porque el Divino Paráclito es el que convierte pecadores, y cuando uno coloca toda su confianza en Él, los resultados son sencillamente asombrosos”

37º. EL GRAN DESCUBRIMIENTO DE MUCHOS APÓSTOLES ACTUALES

Uno de los mayores descubrimientos que puede hacer un sacerdote o catequista en medio de sus trabajos apostólicos es EL PODER del Espíritu Santo. Quien posee el Divino Espíritu verá cumplidas en su vida las palabras casi increíbles de Jesús: “Yo os aseguro que el que cree en Mí, hará las obras que Yo hago, y las hará mayores” (San Juan 14, 12). El Santo Espíritu obra poderosamente a través de un corazón sacerdotal o catequista, que sea contemplativo y orador. (Contemplar, era en la antigüedad, entrar al templo para averiguar con la oración y la meditación, qué opina el cielo acerca de algún tema). El sacerdote y el catequista contemplativo serán los profetas de este tiempo, porque el Espíritu Santo con sus dones les lleva a conocer y saber cuál es el plan de Dios para esta época actual.

Si el sacerdote y el catequista no dedican tiempo a contemplar en la oración y en la meditación cuál es la voluntad del Señor, la gente notará en su trabajo y en su predicación que falta algo. Hay que ponerse en comunicación con el Poderoso Espíritu Santo. Así sea el mundo no nos verá con el rostro angustiado por las preocupaciones y angustias, sino llenos de la paz del Espíritu Consolador. (Lopera)

38º. CUÁNDO SE PRESENTAN PROBLEMAS INSOLUBLES:

Cuando en nuestro apostolado o en nuestra vida espiritual se presentan problemas insolubles, debemos preguntarnos. “¿Cómo están mis relaciones con el Espíritu Santo? ¿De veras lo invoco frecuentemente con toda fe? ¿De veras creo en su poder? ¿Me estoy abasteciendo de la Verdadera Fuente de Luz y de poder, que es el Divino Espíritu?, o me está pasando la tragedia que tanto criticaba el profeta Jeremías: “pasmaos cielos de ello, erizaos y cobrad gran espanto: dice el Señor. Doble mal ha hecho mi pueblo: me dejaron a Mí que soy Manantial de aguas vivas, y se fueron a buscar en cisternas agrietadas que no retienen el agua” (Jeremías 2, 13).

¿Estaré cometiendo tan gran error? ¿Buscar las soluciones en mis pobres fuerzas, en mis pocas luces, o en fuentes meramente humanas, teniendo a mi alcance la enorme luz y el gran poder del Espíritu Santo?
(continuará)…

Cristo en los Pobres

¡Los pobres son magníficos!
¡Son maravillosos!
¡Los pobres poseen una extraordinaria generosidad!
Nos dan mucho más de lo que nosotros les damos a ellos.


* Hoy día está de moda hablar de los pobres.
Por desgracia, no lo está hablarles a ellos.

* Una forma de satisfacer el hambre de nuestros hermanos consiste en compartir con ellos los que tenemos: compartir con ellos hasta el punto de sentir nosotros mismos lo que sienten ellos.

* Tengo la impresión de que andamos tan acelerados que ni siquiera tenemos tiempo de mirarnos unos a otros y sonreírnos.

* ¿Compartimos con los pobres de manera parecida a como Jesús comparte con nosotros?

* Las Misioneras de la Caridad están firmemente convencidas de que cada vez que ofrecemos ayuda a los pobres es a Cristo a quien realmente proporcionamos ayuda.

* Cuando un pobre muere de hambre, no es porque Dios se haya olvidado de él.
Sucede porque ni yo ni vosotros nos hemos preocupado de ofrecer a tal persona lo que necesitaba.
* Muy pobre es el país donde se tolera privar de la vida al niño no nacido: un niño creado a imagen de Dios, creado para vivir y para amar.
Su vida no está para ser destruida, sino para que viva, a pesar del egoísmo de quienes temen la carencia de medios para alimentar y educar a un hijo más.
* Cuando tocamos a un enfermo o a un necesitado estamos tocando el cuerpo doliente de Cristo.
* A veces los pobres pueden tener hambre de algo más que de pan.
Es muy posible que nuestros hijos, nuestro marido, nuestra esposa, no tengan hambre de pan, ni tengan necesidad de vestido y que no carezcan de habitación.
Pero ¿estamos igualmente convencidos de que ninguno de ellos se siente solo, abandonado, descuidado, desatendido, carente de cariño?
También eso es pobreza.
* Si en la luna hay pobres, allí iré yo.


* Hoy, como siempre, Cristo está en los pobres que no son amados, que carecen de empleo, de cuidados, que no tienen ropas ni hogar.
En esos pobres que se llegan a considerar un peso para la sociedad y el Estado.

Tomado del Libro: La Madre Teresa de Calcuta,
Vida y Meditaciones

Bibliografía

Anastasio Flores
(1906-)
Clarinetista

Nació en Ayo el Chico, de la región de Los Altos, Jalisco, el 15 de abril de 1906. A los siete años de edad radicó en Guadalajara, empezando a estudiar solfeo con su padre, quien tenía qué reprenderlo porque descuidaba tal estudio, ya que no mostraba afición alguna por la música. A los once años tomó lecciones con el maestro Leonardo Macías, y poco después su padre, don Santiago Flores, lo inició en el conocimiento del clarinete, en cuyo estudio, persistió después con el excelente maestro Salvador Ochoa Sr. Y llegó a tener tal dominio de ese instrumento, que algunos años después fué consagrado solista clarinetista.

En 1922 ocupó el lugar de clarinete solista en la Banda de Música del Estado Mayor, continuando su ejercicio profesional en las principales bandas militares, hasta 1932, en que por una década se retiró del medio musical para dedicarse al comercio. En 1921 había aprendido a dirigir orquestas, y no obstante su corta edad, durante una ausencia del director de la banda donde tocaba, asumió la dirección de la misma. Este hecho ocurrió en la ciudad de Colima, mientras realizaban una gira artística.

En 1928 regresó a Guadalajara, e ingresó a la Banda del Estado, cuyo historial se enorgullece con los nombres de Clemente Aguirre. Augusto Azzali, Anastasio Flores y otros. Luego, el gerente de la Compañía Singer de Guadalajara, a quien enseñaba a tocar el saxofón, lo invitó a trabajar en la empresa, con la que operó durante once años, olvidándose prácticamente de la música. Pero al organizarse la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guadalajara, en 1941, se le invitó a formar parte de la misma, con los maestros Trinidad Tovar y Leslie Hodge, bajo cuya dirección tocó el Concierto en la mayor para clarinete y orquesta, de Mozart, con un éxito que rebasó las fronteras geográficas.

En 1943 llegó a la ciudad de México con el deseo de reanudar sus estudios musicales, y empezó a recibir clases de clarinete con el maestro Vázquez, de armonía con J. León Mariscal, de teoría y solfeo con Pedro Michaca, presentando examen a título de suficiencia en la Escuela Secundaria de Artes. Para sostenerse, trabajaba en algunas radioemisoras, tocando obras de concierto con los maestros Roemer, Cantú Pinaud, Jesús Corona y otros. En 1946 ingresó al Conservatorio Nacional de Música, presentando exámenes para cubrir el programa de los alumnos regulares y poder especializarse en acústica, armonía, contrapunto, análisis, composición y pedagogía, materias que tomó con los maestros Castañeda, Tercero, Agea y varios más.

Formó parte de Beethoven, primer Quinteto de Alientos conocido den México, y en 1947 fué invitado para actuar como solista en la recién formada Orquesta Sinfónica del Conservatorio, hasta que obtuvo derechos para ser considerado alumno regular de ese establecimiento, en el año de 1949. Ese mismo año se presentó en el recital de la prueba final en su carrera de ejecutante clarinetista, obteniendo mención honorífica de parte del jurado. Anastasio Flores está considerado como uno de los mejores clarinetistas del mundo, según los maestros Roth y Smilovits.

Tomada del Libro: “Músicos Mexicanos” de Hugo de Grial

Historia

El Marquesado de Salvatierra

JERÓNIMO LÓPEZ “EL MOZO”

Jerónimo López el “Mozo”, hijo de Jerónimo López el conquistador y de Catalina Álvarez, nación en la ciudad de México a mediados de 1537; muy joven acompañó a su padre a España, quedó huérfano por la muerte de éste en alta mar llegando solo a la península, en donde permaneció dos años, regresando a la Nueva España en 1551, cuando contaba con 14 años de edad.

A partir del 12 de octubre de 1562, siguió con la Regiduría que tenía su padre, ese año toma posesión de la encomienda de Tacuba, dedicándose a acrecentar su herencia. Casó en primeras nupcias con María de Turcios, de la que tuvo sucesión; a los 30 años en 1567, casó con Ana Carrillo de Peralta, sobrina del tercer Virrey de México, Don Gastón de Peralta, Marqués de Falses (1566-1567), hija de Don Pedro de Yanguas, español, natural de Logroño y de Doña Ana Carrillo de Peralta, hermana del virrey, natural de la Villa de Tudela en el reino de Navarra, se les concedieron por armas:

Un escudo que lo hace cuatro cuartos una cruz, la media de abajo colorada y la media de arriba amarilla, en el cuarto alto de la mano derecha en campo azul el norte, en el cuarto de debajo de éste en campo blanco, un león coronado levantado en los pies; en el cuarto alto de la mano izquierda en campo colorado Jerónimo López el conquistador, armado en un caballo blanco con la espada en la mano desnuda y tres capitanes vencidos, con sus banderas, muertos a sus pies. En el otro cuadro bajo de éste una torre sobre un río y por orla de dicho escudo ocho cruces, las cinco de arriba coloradas en campo amarillo y las otras tres amarillas en campo colorado, de la mitad del escudo abajo y por timbre de dicho escudo un almete con un león encima de él en señal de esfuerzo y ánimo y constancia con que el conquistador Jerónimo López sirvió a la Real Corona.

Armas de Doña Ana Carrillo de Peralta:

Escudo que es de los Peralta, blasón de los reyes de Navarra de que usa la casa de que es, del estado de los Marqueses de Falses, que es un grifo blanco de plata en campo de oro sobre media luna y por encima y por debajo las cadenas de Navarra.

Estos blasones quedaron unidos en un solo escudo, que fué de la familia López de Peralta.

Armas de la familia López de Peralta

De este matrimonio nacieron trece hijos:

Jerónimo
Juliana Ángela
Gabriel, nació en 1952
Francisco
Francisca
Miguel
Pedro, fraile agustino
Rafael, fraile agustino
Antonio, franciscano
Catalina, religiosa
Ana, religiosa
Jerónima, religiosa
Magdalena, religiosa

Como su padre el conquistador, no pudo ser enterrado en San Agustín como fuera su deseo, fundó dos entierros para la familia, uno en Santa Clara y otro suntuosísimo en la sacristía de San Agustín, la que compró para ese objeto y de la que tomó posesión ante notario público de acuerdo con el uso y costumbres de ese tiempo.

Encerrándose por dentro después de haber hecho salir de ella a los padres y cambiando los muebles y misales de sus lugares para indicar así su propiedad.

Cada año, el día de San Jerónimo se celebraba una misa solemne en la sacristía por los fundadores y sus descendientes, con asistencia de los padres del convento, la que dejó de celebrarse hasta la exclaustración de dichos padres. En 1586, es nombrado tesorero de la Real Hacienda, para entonces, ha incrementado sus bienes, ha visto crecer sus propiedades agrícolas, ganaderas, y urbanas, consolidando el bienestar de su familia; por esto, de común acuerdo y expreso consentimiento con su esposa, elevan a Su Majestad Felipe II, petición para constituir un mayorazgo a favor de su hijo Jerónimo López de Peralta, el que les fué concedido el 9 de febrero de ese año.

¿Qué era un Mayorazgo y cómo se consideraba?
Con el mayorazgo una familia noble sentaba una base económica, la decoraba con lujo y la incorporaba en una sola herencia legal; por lo tanto, un mayorazgo era indivisible e inalienable; y por progenitura pasaba intacto de una generación a otra. El mayorazgo era un intento de asegurar en una familia la promesa de una opulencia perpetua. Los títulos de nobleza y el mayorazgo eran los símbolos más distintivos del éxito en la sociedad colonial mexicana.

Para que el lector se de cuenta de la redacción y estilo de la correspondencia oficial de esa época y comprenda la esencia y el espíritu del mayorazgo como institución, se transcribe la autorización otorgada en el anexo número 1.

Con esta real licencia, otorgan escritura de mayorazgo en favor de su hijo Jerónimo el 27 de febrero de 1603, firmada ante Andrés Gallo de Escalada, escribano de Su Majestad, posteriormente, por muerte del beneficiario la nulifican y por medio de una nueva, crean tres mayorazgos el 23 de noviembre de 1607 firmada ante el mismo escribano de Su Majestad. El primero es el que nos interesa, lo otorgaron a su hijo Gabriel con los siguientes bienes vinculados:

INMUEBLES:
Varias casas principales en la ciudad de México

TIERRA:
27 caballerías                                                         1,155-47-31 has.
41 sitios de ganado mayor                                      71,980-01-00 “
12 sitios para ganado menor                                     9,363-26-32 “

                                                                          Total: 82,298-74-62 “

2 potreros
3 huertas
las huertas con 1,000 árboles frutales y 10,000 cepas de viña.

GANADO
100,000 vacas
6,000 becerros
2,000 novillos
4,200 yeguas
600 crías herradas
300 potros
16 burros
100 mulas
200 bueyes
500 yeguas para vaquear
20,000 ovejas

GENTE DE TRABAJO
50 gañanes
20 esclavos

COSECHA
4,000 fanegas de maíz

EQUIVALENCIAS
Caballería (1,104 varas por 552 varas) = 42. 79 53 has.
Sitio de ganado mayor (5,000 varas por 5,000 varas) = 1755-61 has.
Sitio de ganado menor (3,333 varas por 3,333 varas) = 780.27-11 has.
Fanega de maíz = cuartillos

Presentada la documentación respectiva a la Audiencia, se ordenó a la justicia de Celaya informara sobre el estado de tierras y labores, la que revisada por Su Majestad y el Real Consejo de Indias el 30 de junio de 1625, decretó la fundación del Mayorazgo de Tarimoro; todos estos bienes vinculados se valorizaron en 294, 000 pesos, los cuales no se podían vender, empeñar, hipotecar ni enajenar por ningún poseedor “porque nuestra voluntad es que estén siempre enteramente sin disminución alguna, y la venta o enajenación, trueque o cambio o censo o empeño o hipoteca o cualquier pare de ellos se hiciese en cualquier manera que sea la damos por ninguna y de ningún valor y efecto”, así reza la escritura que está de acuerdo con la Real Licencia, además en la escritura se enumeran 19 condiciones de las cuales se extracta lo más importante: (continúa en el próximo número)

Tomado del Libro: “El Marquesado de Salvatierra” de Francisco Vera Figueroa

Historia y Evolución de Salvatierra

Marco Contextual de Salvatierra; su entorno geopolítico

El Estado de Guanajuato

Hablar de Guanajuato es hablar del proceso histórico de México en sus variadas épocas desde los tiempos inmemoriales hasta nuestros días, recorriendo el tiempo en toda su magnitud, en las culturas prehispánicas, la colonia, la insurgencia y nuestra vida república.

Para sentir y conocer la esencia de lo que nuestro Estado debe representar para nosotros, Fulgencio Vargas escribió: “Guanajuato, la tierra del Othómith, el hijo de la Rana y el Cielo, es la base de nuestra libertad. Aún repercute en sus montañas argentíferas el grito de redención lanzado a la faz de todo el mundo por el que fuera padre y pastor de humilde grey en la aldea paupérrima de Dolores, la Cocomancan de los tiempos precortesianos… y Guanajuato, la patria chica, ha comulgado con México, la patria grande, en penas y alegrías; le ha dado al país riqueza y nombre, virtudes y talento en grado sumo y heroico”

El reconocimiento a nuestro estado, de propios y extraños, no se limita a sus recursos naturales, también es para todos aquellos hombres y mujeres que han tenido una activa participación en la vida nacional en el proceso histórico de México.

El estado de Guanajuato está localizado entre los paralelos 19°55” y 21°52 de latitud Norte y entre los meridianos 99°39” y 102°05” de longitud Oeste. Dentro de su ubicación en el centro del país limita: al Norte, con San Luis Potosí; al Sur, con Michoacán; al Este, Querétaro; y al Oeste, Jalisco. Siendo la extensión territorial de la entidad de 30, 768 km2, ocupando por ello el lugar número 22 entre las 32 entidades federativas que conforman la República Mexicana. La población es de 3, 982, 593 habitantes y tiene el 4.9% de la población del país.

El clima es templado subhúmedo con lluvias en verano. La irregularidad del relieve determina que en las partes altas la temperatura disminuya a 18°C, y en las partes bajas se eleva a 22°C. Al Norte la región es seca con menos de 500mm. de lluvia al año; en el Bajío, la lluvia supera los 700mm. anuales. Los vientos dominantes son: del Oeste en invierno, del Sureste y Suroeste en primavera, y del Este-Noreste en verano-otoño. El relieve del estado es irregular, lo que determina cinco regiones naturales: la Región de los Altos, la Sierra Gorda, la Sierra Central, el Bajío y los Valles Abajeños.

La Región de los Altos, en el Noroeste del estado, comprende los municipios de: Ocampo, San Felipe, San Diego de la Unión, y parte de los municipios de Dolores Hidalgo, San Luis de la Paz y Dr. Mora, las llanuras tienen más del 2000 m. de altitud sobre el nivel del mar. La región de la Sierra Gorda en el Noreste del estado, es rica en flora y fauna sobre un terreno montañoso y abrupto, comprende los municipios de: Xichú, Atarjea, Tierra Blanca, Victoria, y parte de los municipios de Dolores Hidalgo, San Luis de la Paz y San Diego de la Unión. La Sierra Central es una región rica en yacimientos mineros, incluye los municipios de: Guanajuato, León, Silao y parte de los municipios de: San Miguel Allende, Juventino Rosas y Dolores Hidalgo. El Bajío es una zona industrial por excelencia, es una gran planicie con un promedio de 1800 m. de altitud sobre el nivel del mar, comprende los municipios de: San Miguel Allende, Juventino Rosas y Dolores Hidalgo. El bajío es una zona industrial por excelencia, es una gran planicie con un promedio de 1800 m. de altitud sobre el nivel del mar, comprende los municipios de: Irapuato, Salamanca,Celaya, Villagrán, San Francisco del Rincón, Purísima del Rincón, Apaseo el Grande, Pénjamo, Cuerámaro, Huanímaro, Pueblo Nuevo, Abasolo, y parte de los municipios de Valle de Santiago, Jaral del Progreso y Cortazar. Los Valles Abajeños es la región que comprende los municipios de: Acámbaro, Tarimoro, Salvatierra, Jerécuaro, Tarandacuao, Yuriria, Uriangato y Moroleón, y parte de los municipios de Apaseo el Alto, Cortazar y Jaral del Progreso, en esta región se encuentran los valles de Acámbaro, San Nicolás de los Agustinos, Uriangato, Huatzindeo, además de la planicie de Tarimoro y la Ciénega Prieta en Yuriria, tienen una altitud promedio sobre el nivel del mar de 1700 m.

Las influencias culturales principales fueron: Chupícuaro, Teotihuacana, Tolteca-Chichimeca y Purépecha. Las culturas de la siguiente manera: en los Valles Abajeños y Sur del Bajío, la purépecha, guachichil en los Altos; pame al Norte de la Sierra Central, la Sierra Gorda y Norte del Bajío; zacateco al Norte de los Altos; y guamare en la Sierra Central y el Bajío.

En su hidrografía, la mayor parte del territorio pertenece a la cuenca del Lerma Santiago con 301 Km. de recorrido por el estado, desembocando en el océano pacífico, siendo sus principales afluentes: el Laja con una longitud de 210 Km., el Turbio con 155km., y el Guanajuato. Sólo los ríos de la Sierra Gorda en el Noreste del estado pertenecen a la cuenca del Pánuco, que desemboca en el golfo de México, siendo el principal el río Santa María o Bagres, con una longitud dentro del estado de 83 Km. Además de la cuenca cerrada que compartimos con Michoacán: el Lago de Cuitzeo. Los principales vasos de captación son: las presas Solís, Tepuxtepec, Allende, y la laguna de Yuriria.

La orografía, está conformada dentro de tres grandes regiones naturales: la Altiplanicie Mexicana, que es la más extendida; la Sierra Madre Oriental, recibiendo el nombre de Sierra Gorda en nuestro estado; y el Eje Volcánico Transversal que lo cruza a lo largo del paralelo 19°, formando sierras y serranías como las de: Guanajuato, Comanjá, Santa Rosa y Codornices, ubicadas de Este a Oeste en el territorio estatal. Las principales elevaciones son: la de Llanitos con 3,360 metros sobre el nivel del mar; Los Rosillo con 3,180 m; Calzones con 2,980 m.; La Giganta con 2,936 m.; Culiacán con 2,792 m.; y El Cubilete con 2,775 m. La altitud más baja es el cañón del Río Santa María en la Sierra Gorda con 800 m. sobre el nivel del mar.

A través de la historia el estado ha experimentado cambios y adscripciones en su geografía política, tanto en el contexto nacional, como en su régimen y división interna.

Las primeras disposiciones sobre la conformación territorial se emitieron en la Nueva España, después de creada la Real Audiencia de México, en el año de 1524. Mediante la Real Cédula del 20 de febrero de 1534, se fraccionó a los nuevos territorios conquistados en cuatro provincias o mitras: México, Guatzacualcos, Las Mixtecas, y Michoacán, el territorio que hoy comprende el estado quedó contemplado dentro de esta última.

El rápido crecimiento del imperio, y los territorios que se fueron agregando, configuró un nuevo esquema que comprendía: 3 reinos, 2 gobernaciones, 1 colonia y 8 provincias. El territorio guanajuatense quedó incluido dentro del Reino de México, compuesto por las provincias de: México, Tlaxcala, Puebla de los Ángeles, Antequera (Oaxaca) y Valladolid (Michoacán). Esta división permaneció estable hasta mediados del siglo XVIII. (continúa…)

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López

Narraciones

“La Música de Dios”
Por : R M P

En estos tiempos actuales, los cantores de Dios se han visto desplazados por grupos de mariachis, rondallas, conjuntos de guitarras y mandolinas de la Renovación Carismática y tríos con guitarras, dando lugar a prescindir de la música sacra, que es la propia para todas las celebraciones religiosas. Esto tiene su explicación en el sentido de que cuando participan en la misa esos conjuntos populares, son pagados por los interesados, de tal manera que a la iglesia se le ahorra el pago del cantor. La cuestión es que tales conjuntos, no saben nada de música litúrgica y es aquí donde se está en desacuerdo con la Pastoral de Música Sagrada.

En la música Sacra se emplea fundamentalmente el órgano y los instrumentos admitidos son: el violín, el violoncello, la flauta, pandero, un poco la trompeta y el trombón. Las voces son por lo general: el tenor, el barítono y poco los bajos. Voces femeninas: la soprano y la messo, así como los coros ya sean de adultos o de niños. La música a tocar debe ser enteramente religiosa, compuesta exclusivamente para celebrar “La Gloria de Dios” y de sus santos. Esta música con músicos buenos y conscientes de las celebraciones de la mística cristiana se esmeran para dar mayor solemnidad al Culto Divino.

Recuerdo una vez que asistí a la celebración de una Misa de Acción de Gracias en la Ciudad de León, Gto. ¡Cuánta hermosura de música, músicos y cantores! Acompañaban el órgano, un violín, un violoncello, una flauta y un pandero. Cuando cantaron “El Cordero de Dios”, todos nos llenamos de júbilo y se dejó sentir el animo y corazón de los asistentes y una sensación de gran alegría.

Cuánta razón tenía el Padre Marcelino Mendoza y otros sacerdotes, al no estar de acuerdo en que se toque y se cante en las celebraciones religiosas, música popular con instrumentos no apropiados, como las rondallas, los mariachis y conjuntos de Renovación Carismática con guitarras y mandolinas e instrumentos para tocar Rock.

La música propia para las celebraciones religiosas, debe ser música sacra, música compuesta para “alabar a Dios y sus santos”. Música que proporcione elevación espiritual, que de esplendor a la Liturgia Cristiana. Los cantores y voces femeninas deben ser voces hermosas, así como los coros de adultos o de niños. “En la carta pastoral, en torno a la música sagrada, se encuentran los lineamientos que deben seguirse, para evitar desviaciones en el correcto género musical propio para los eventos religiosos. Vamos a transcribir de esa Carta Pastoral, editada en Morelia, Mich. en 1981, algunos pasajes de mucho interés para todo católico:

“La Iglesia llama sagrada a aquella música que, habiendo sido compuesta para la celebración del culto divino, está dotada de santidad y belleza de forma. La música sagrada debe ser santa evitando todo lo que es secular, tanto en sí misma como en el momento en que se ejecuta. Debe ser bella, porque de otro modo no puede tener el efecto en la mente de los oyentes que la Iglesia desea lograr al usar en su liturgia el arte del sonido. Bajo el nombre de música sagrada están comprendidos aquí: el Canto Gregoriano, la polifonía sagrada antigua y moderna, en sus diversos géneros, la música para el órgano y otros instrumentos admitidos y el canto popular sagrado o litúrgico y el religioso”.

-En otro apartado nos dice la carta pastoral: “La música sagrada como parte integral de la litúrgica es dirigida al objetivo general de esta liturgia, saber la Gloria de Dios y la santificación y edificación de los fieles.” -Se agrega: “Consérvese y cultívese con sumo cuidado el tesoro de la música sagrada. Foméntese diligentemente las escuelas de canto sobre todo en las iglesias, catedrales, los obispos y demás pastores de almas procuren cuidadosamente que, en cualquier acción sagrada con canto toda la humanidad de los fieles pueda aportar la participación activa que le corresponde al tenor de los 28 y 30 (SC, n, 114)... Dése una genuina educación litúrgica a los compositores y cantores, en particular a los niños”.

-En otro capítulo dice la citada Carta Pastoral: “Deploramos que aún en la Santa Misa se ejecute música de origen y características totalmente seculares, tomadas del repertorio de moda en el momento, popularizado por cantantes e instrumentistas de innegable mérito en su género, pero totalmente inaceptable en la liturgia...” -En fin, se afirma en la Carta Pastoral que se vienen cometiendo lamentables desviaciones en la música de la liturgia religiosa. Sí, esto es muy cierto, pues ni la música, ni los instrumentos, ni los vestuarios, ni los cantantes, ni su forma de actuar corresponden a la mística religiosa, pues esta debe ser acorde con la naturaleza de los actos.

Por ejemplo, en mi opinión, no está bien que en algunas misas se dé entrada a un mariachi con sus instrumentos no adecuados y sus trajes del macho mexicano. A veces no es el mariachi, es la rondalla con sus guitarras y mandolinas; su estilo no es propio para la celebración religiosa, solo es para las callejoneadas, para cantarle a la novia o para cantar las mañanitas.

Se ha acostumbrado también admitir en la celebración de la Misa a los grupos de Renovación Carismática, integrados con guitarras, mandolinas, con cantantes completamente de tinte popular, con sus repeticiones que enfadan no solamente a los fieles, sino a los mismos padres celebrantes, haciendo más larga la misa. Confieso que cuando voy a misa y veo entrar al mariachi o a los de la Renovación con sus guitarras, me desespero y me digo: “Señor, dame calma para soportar los gritos y las repeticiones de estos grupos que tocan y cantan, sin producir en el alma de los fieles el fervor religioso”.

Mas, ¿qué hacer? Porque estas modalidades ya llevan muchos años de haberse introducido en las funciones religiosas, a manera de un intruso. Yo creo que es preciso una rectificación, mas bien una depuración para eliminar lo que es ajeno a la liturgia, incluyendo los instrumentos musicales. Este movimiento necesario requiere de escuelas de canto, para dar formación adecuada a los jóvenes con aspiraciones de servir a la Iglesia como cantores.

Pero se me dirá: “Señor, ese proyecto es muy difícil realizarlo debido a la falta de recursos para abrir escuelas de canto”. -Esto es cierto, pero también es cierto, que por algo se empieza. Como esto es de suma importancia, es preciso que se promueva desde arriba a nivel Diócesis. Los Señores Obispos tienen la palabra y la obligación de depurar a la Iglesia de todo aquello que no esté en armonía con el culto sagrado.

Por ejemplo: si el obispado pone en vigor los contenidos de “LA CARTA PASTORAL EN TORNO DE LA MÚSICA SAGRADA”, los curatos tienen que acatarla, por ser disposiciones de la superioridad eclesiástica, para lo cual puede buscarse las maneras de formar grupos de muchachas, jóvenes y niños para que reciban enseñanza de canto sacro.

Entre un grupo de parroquias pueden sostener a un profesor de canto, también pueden contribuir las madrecitas y monjas, que seguramente saben vocalización. Creo yo que ellas deben tener alguna formación de canto religioso y coros. El asunto es que se verifique el cambio. Por lo que hace a los instrumentos musicales, por pobre que sea la iglesia, su comunidad puede comprar un órgano portátil, el caso es desterrar toda clase de guitarras, guitarrones, acordeones, etc. y sobre todo cambiar el tipo de música no compuesta para las celebraciones religiosas.

Hace muchos años, el Sr. Cura Espinosa enseñaba a los muchachos de la A.C.J.M. canto gregoriano y otros cantos acordes con la Liturgia, entonces todo está en empezar a cambiar las cosas. Yo pienso que tarde o temprano debe ordenarse una depuración en este campo de la música que se ejecuta en los actos religiosos. Es preciso que la música sagrada en todo momento, ocupe el lugar que le corresponde, a fin de descartar las absurdas modalidades modernas, que han echado raíces muy ondas en las costumbres de la feligresía, que cree que eso está muy bien cuando no lo es, sucediendo que la música corriente compuesta para otros objetivos, se emplee en los oficios religiosos, haciendo a un lado la música sagrada, que fué compuesta exclusivamente para alabar a Dios y a sus santos en las festividades religiosas y en los oficios diarios en las iglesias.

Sin embargo, para no parecer radicales, podemos decir que está bien que en las celebraciones anuales en honor de la Stma. Virgen de Guadalupe y otros santos de mucha veneración, concurran muchos conjuntos musicales, así como cantantes populares a cantar las mañanitas a la Virgen. Bueno, eso está muy bien, porque refleja colorido y hasta un firme patriotismo como mexicanos. Pero una cosa son las mañanitas y otra cosa es la Liturgia de la Iglesia.

Porque es de creer que nuestro Padre Santo nos contempla y oye nuestras plegarias, nuestros pedimentos, nuestras oraciones, así como nuestros cantos y nuestra música en honor a él. Entonces debemos brindarle unos cantos y una música que sean de su agrado, pues yo no creo que al Señor le guste esa música y esos cantos de rondallas y mariachis y demás, que fueron compuestos para amenizar los eventos terrenales.

Por eso, esa música de gritos, pataleo, bailoteo, bravatas, machismo, así como música desafinada sin sabor alguno o exaltada como ese Rock pesado que es según dicen, claramente satánico, no puede ser del agrado de Nuestro Señor. En cambio, la música sacra compuesta para Él y sus santos, inspirada por eminentes compositores de música sagrada, ésta por lógica, sí puede ser de su completo agrado. Entonces, si tenemos música fina de gran inspiración, ¿Por qué darle luz verde a esa música que no fué compuesta para Él, sino para festinar las pasiones de nosotros los hombres?

-Para Dios hay que ofrecerle lo mejor de lo mejor, porque Él es todo amor, grandeza y perfección. No ofrezcamos al Señor lo que fué hecho para los humanos. Vamos a presentarle nuestra ofrenda musical de lo mejor que se haya compuesto para él, sus Santos y para la Reina del Cielo, cuya hermosura no tiene comparación y que mucho nos ama.





Libro

HISTORIA DE LA MÚSICA POPULAR MEXICANA

Huapangos y Sones Jarochos

En la región occidental de México, el son es frecuentemente llamado Huapango. Diferentes teorías han pretendido aclarar la etimología de la palabra Huapango; la primera de ellas, afirma que el término deriva de la raíz náhuatl cuauhpanco y designa el lugar en donde se coloca un tablado de madera para bailar. Otra teoría supone que la palabra se usó para designar el arte de los indígenas huastecos que habitaban junto a las márgenes del río Pango o Pánuco, en tanto que una última afirma que huapango es simplemente una transformación de la palabra fandango. En algunas regiones de la Huasteca, la palabra huapango se usaba indistintamente para designar tanto el espectáculo y la fiesta general como los sones que se ejecutaban en ella.

El huapango es la música característica de las regiones de la zona huasteca que comprende Tamaulipas, Hidalgo, partes de San Luis Potosí y Querétaro, además del norte y centro de Veracruz, especialmente Tlalixcoyan, Hueyapan, Alvarado, Tlacotalpan, el sur de la región de los Tuxtlas y el este de Puebla. En el centro y sur de Veracruz los sones suelen ser denominados huapango, son jarocho o baile de tarima. Desde luego, la denominación más antigua es huapango, aunque actualmente se prefiera la denominación de son jarocho para diferenciarlo del son de la Huasteca potosina, tamaulipeca o hidalguense.

Los típicos conjuntos jarochos usan generalmente un arpa grande diatónica de treinta y dos cuerdas y sin pedales, un requinto de cuatro cuerdas que se toca generalmente con un plectro de cuerno de res y una jarana. Esta última es una guitarra pequeña, de tamaño variable, que cuenta indistintamente con encordadura de cinco, ocho o doce cuerdas; generalmente se utiliza la jarana de ocho cuerdas, con tres dobles y dos sencillas, lo que permite octavar, dando una sensación armónica de mayor profundidad.

El arpa grande da el timbre característico al conjunto, a la vez que establece y determina las posibilidades de afinación y modulación. Los conjuntos de cualidades más auténticas conservan la forma modal de las escalas y sus originales modulaciones súbitas. Gerónimo Baqueiro Foster, uno de los primeros estudiosos de los sones veracruzanos, encontró algunas variantes actualmente desaparecidas, entre los diferentes estilos de las regiones de Tlacotalpan, Tlalixcoyan, Hueyapan y Ciudad Lerdo, aunque todos ellos descendieran del más puro estilo alvaradeño o de Sotavento, con arpa, requinto, jarana y guitarra jabalina.

Los ejecutantes de sones veracruzanos son por lo general excelentes músicos, con una gran sensibilidad armónica, buena aptitud para la improvisación y, sobre todo, una gran disposición para captar y transmitir las riquezas y complejidades rítmicas propias del son y que le dan toda su vitalidad. El ritmo es el elemento más importante del vivísimo son jarocho y huasteco, y en ocasiones es de tal manera complejo que las difíciles polirritmias resultantes de las combinaciones simultáneas de tres por cuatro con el seis por ocho se han resistido al examen erudito de los especialistas en música culta y los musicólogos de buena voluntad.

La buena ejecución del son exige la actuación de verdaderos virtuosos en cada uno de los instrumentos. El más preciado de todos los instrumentos es el tocador de arpa, cuyas ejecuciones llenas de brillantes florituras e improvisaciones dan brillo a sones tan característicos como “La morena”, “El cascabel”, “La llorona”, “La bruja”, entre otros.

El elemento más importante, de donde surge toda concepción rítmico-espacial de los sones bailables, es el zapateo de los danzantes, cuyo golpeteo crea un complicado diálogo con la música. El son puede bailarse de dos maneras diferentes: en baile de pareja y de a montón. Ambas formas de baile tienen toda una connotación festivo-ritual a través de una coreografía estricta. El baile de pareja exige la presencia de verdaderos artistas del taconeo, mientras que el de a montón, una resistencia capaz de soportar sin fatiga hasta el nuevo anuncio del cambio de pareja.

Desgraciadamente, en la actualidad el son tiende a desaparecer en su estado más puro; algunos grupos jarochos tocan de preferencia la música popular de otras regiones o aun las canciones comerciales, y en los portales del puerto de Veracruz los mariachis abundan en tanto que los grupos locales brillan por su ausencia.

La última esperanza del resurgimiento de esta música regional está en manos de músicos que intentan retomar la ejecución tradicional. Un ejemplo notable es el de los jaraneros El Mono Blanco, originalmente agrupados con uno de los viejos maestros del género, don Arcadio Hidalgo.

El Huapango

En la región Huasteca, los sones son conocidos como huapango o son huasteco. A primera vista, podrían encontrarse grandes similitudes entre el son huasteco y el huapango veracruzano, pero hay muchísimos elementos que lo hacen enteramente diferente. Más allá de que el repertorio por regiones varía, ya que sones como “El llorar”, “El huateque”, “La sirena”, “La rosa” y “la petenera” son exclusivos de la Huasteca, existen diferencias de fondo. En los grupos huastecos predomina un nuevo elemento que si bien solía encontrarse en los conjuntos de Veracruz, es indispensable en los soneros de la región huasteca: el violín. Los violinistas huapangueros son el centro brillante del conjunto y su habilidad técnica es extraordinaria, ya que sin hacer uso del vibrato clásico, mantienen un tono transparente y claro aun dentro de las más arriesgadas acrobacias de ejecución.

El conjunto huasteco se compone de violín, jarana, una guitarra “huapanguera” de ocho o diez cuerdas y una guitarra ordinaria de seis cuerdas. Diferencias de ejecución crean variantes dentro del estilo huasteco; es así que los huapangos de Hidalgo y San Luis Potosí son por lo general más lentos que aquellos del norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas. Son innumerables los compositores e intérpretes que contribuyeron a esta modificación y urbanización de la música regional.

Entre quienes merecen un lugar preponderante por la buena calidad de sus obras, habría que mencionar a Álvaro Carrillo, de Oaxaca, y José Agustín Ramírez por su fina utilización de la chilena guerrerense; a Pedro Galindo, Elpidio Ramírez y Nicandro Castillo como profundos conocedores de la tradición y especialistas en sones huastecos, así como a los Cuates Castilla, Lorenzo Barcelata, Andrés Huesca, Víctor Huesca, Lino Carrillo, Severiano Briseño y tantos otros que dieron brillo a los sones jarochos, huastecos y huapangos.

José Agustín Ramírez tiene una importancia especial, pues contribuyó a enriquecer con sus canciones el género de chilena de Costa Chica dándole giros melódicos adoptados de la música urbana. Su inspiración incursionó también por otros estilos como huasteco, jarocho, jalisciense e istmeño, reteniendo de todos ellos su frescura y esencia originales. El “nuevo huapango”, también llamado huapango lento o canción huapango, es en realidad una canción huapangueada, que conserva el ritmo del son original. La canción huapango fué el resultado de la mezcla de son huasteco, canción mexicana del campo y canción ranchera comercial y podría considerarse como un género independiente, ya que redefine el estilo. El nuevo huapango tiene similitud con la chilena por su ritmo lento, pero predominan en él los acordes menores y usa falsete en los finales de la frase como herencia del son huasteco. En cuanto a la temática, será la misma que la canción ranchera de origen urbano.

(continuará…)


El Rincón para Niños

Libro “Alma Latina”

La Zorra y el Tambor

Una zorra, obligada por el hambre, merodeaba en un bosque para proporcionarse alguna caza. Divisó un gallo, provisto de bella cresta y de hermoso plumaje, y que marchaba gravemente rodeado de un crecido número de gallinas.

Se puso en acecho para no perder tiempo y que no se le escapara el gallo. En aquel momento oyó un extraño ruido y, volviendo la cabeza, vio un tambor atado a un árbol, cuyas ramas, agitadas por el viento, golpeaban la piel tersa del instrumento que producía un ruido espantoso.

-¡Oh, oh! –se dijo la zorra; ese animal que hace tanto ruido debe ser mucho más excelente manjar que aquel gallo que ya es viejo.

Dejó, pues, de acechar al gallo, salió de su emboscada para ir derecho al árbol y por él trepó con mucha dificultad. Saltó sobre el tambor y lo mordió con sus dientes; pero dentro de él no encontró más que viento.

Despechada, se bajó del árbol para correr detrás del gallo; pero éste, con las gallinas, se había puesto en salvo.

-¡Qué desgraciada soy! –dijo la zorra totalmente confundida: me he dejado seducir por una cosa que se me ha desvanecido engañosamente.

Mi almuerzo ha huido y no he encontrado en ese tambor hueco lo que producía tanto alboroto. No puede uno fiarse de las apariencias: ya lo sé para lo porvenir.
Narración India


La Piedra más Preciosa

Érase una señora que tenía unos pendientes de diamantes, de los cuales estaba tan envanecida que no hacía más que enseñarlos a todo el mundo. Mostróselos cierto día al molinero, su vecino, cuando éste llevaba los sacos de la harina a su carro para conducirlos a la tahona.

-”He aquí unas piedras, díjole el buen molinero, que sin duda os han costado mucho dinero”.
-Ciertamente, contestó la señora.
-¿Y para qué sirven?, -preguntó el molinero.
-Para adornarme, -contestó la señora.
-¿Y no sirven para otra cosa?, repuso el interlocutor.
-No, contestó la señora.
-Pues bien, replicó el molinero; yo quiero mejor las piedras de mi molino, pues no han costado tan caras y son más útiles; sin contar con que yo no temo que me las roben.

Hay que preferir en la vida lo útil a lo superfluo que únicamente halaga nuestra vanidad.

Un Mal Consejo

Clemente le dijo a Alejo
una noche: -Camarada,
para reír, te aconsejo
que al sombrero de ese viejo
le tires una pedrada.

Y Alejo, muy diligente,
va, de una piedra echa mano,
y arrójala velozmente,
hiriendo a otro pobre anciano
que era… ¡el padre de Clemente!

Cuando el hijo se enteró
de lo que había ocurrido,
lleno de asombro exclamó:
-Alejo a mi padre hirió,
¡pero yo el culpable he sido!

De este relato o historia
hágote, amigo, un bosquejo;
no des, pues, un mal consejo,
y conserva en tu memoria
lo de Clemente y Alejo.

V r L

Disputa de los Dedos

Un día disputaban entre sí los dedos de la mano, pretendiendo cada uno ser de más importancia que los otros.

-¡Silencio! Yo soy el más fuerte; yo trabajo más que vosotros cuatro juntos; tengo mi lugar aparte y soy, por consiguiente, vuestro jefe. –Así habló el pulgar.
-Yo no soy menos que tú, le gritó el “índice”, yo verifico los trabajos más finos, y se me encomienda siempre lo de más importancia; por lo tanto, yo soy entre vosotros el más hábil y aceptado.
-¡Nada de eso! –replicó el “cordial”. –Yo soy el más grande, estoy colocado en el centro, y la naturaleza me ha distinguido señalándome como vuestro rey.
-¡Cómo! –dijo el “anular” –¿No me veis adornado con oro y piedras preciosas? Eso indica bien claro que los hombres me han designado el puesto más honorífico. Como el dedo “meñique” no había chistado, los demás preguntaron:

-¿Y tú pequeñito, por qué guardas silencio? Habla, cuéntanos tu valor!
-¿Para qué he de hablar? –respondió el “meñique” –No estoy colocado aquí, en mi sitio, para burla nuestra? El que hace lo que debe y puede, y lo que Dios quiere, es digno de aprecio.

Los otros dedos reflexionaron un momento y dijeron entre sí:

-Tiene razón el pequeñuelo: nuestro hermanito es tan útil y bueno como cualquiera de nosotros.
A H

martes, 13 de diciembre de 2011

Algo Mío

Dime, Chatita

Dime, chatita
¿Qué sucedió
que en tu carita
sólo hay rencor?

Si ayer jurabas,
ante el Señor
que todo mío
sería tu amor.

Tu boca dulce
como la miel,
se ha vuelto amarga
como la hiel.

Hoy tus ojitos
puñales son
que me traspasan
el corazón.

¿Por qué desprecias
con tanto orgullo
este cariño
que solo es tuyo?

Dime, chatita
¿Qué voy a hacer,
si te olvidaste
de mi querer?

Mario Carreño


Junto a Ti

Vengo a cantar
muchachita, en tu ventana,
a perturbar
tu soñar, mi dulce amada.

Para mirar
en tus ojos la mañana.

Quiero junto a ti,
ver salir el sol,
juntos caminar,
y sin rumbo andar.

Verte sonreír
en aquel jardín,
entre aromas mil de flor.

Te quiero ver
con tu vestidito azul,
y quiero ver
lo tan bella que eres Tú.

Quiero mirar
en tus ojos la mañana.

Quiero junto a tí,
ver salir el sol,
juntos escuchar
las aves cantar.

Verte sonreír
en aquel jardín,
entre aromas mil de flor.

Mario Carreño

Leyendas

El Callejón del Padre Eterno

De cuando en cuando la Providencia hace un ejemplar y público castigo a algunos seres desgraciados, tanto para escarmiento de sus semejantes como para dar testimonio de su justicia. La tradición oral ha perpetuado este suceso espeluznante y así ha llegado hasta nosotros. A mitad del siglo XVIII vivía en una de nuestras calles céntricas conocida como el Callejón de Montesuma, un individuo bastante rico, a quien llamaban “el Cordobés”, de nombre Manuel Sardani, que por su apellido más bien parece haber sido italiano que español.

Siempre se le conoció solo, teniendo por ama de casa a una hermana. Vivía con holgura y desahogo debido a sus rapiñas, pues era prestamista. Más como en aquél entonces estaba prohibido hacer esos negocios, recibía sus altos réditos en especie, razón por la que ganaba doble, poseyendo además algunos terrenos y casa, muchas de ellas quitadas a los tontos necesitados por la devengación de réditos.

Así las cosas, y llevando al parecer una vida hasta edificante en materia religiosa, nadie se atrevía a murmurar de él. Sólo el día de su cumpleaños se daba entrada franca a su casa a varios reverendos que le dispensaban su amistad, y esto por espacio de la comida nada más. Refiere la tradición que cada año, a la hora del brindis, decía esta frase: “Brindo por la señora mi hermana, por mi alma, y por el 20 de mayo de 1799”, fecha demasiado lejana todavía, pero para él tenía algún significado, pero que nadie se atrevía a preguntárselo debido a su carácter poco comunicativo.

Esto pasaba por el año de 1751.

Así pasaron años y más años, pero como no hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla, llegó la fecha tan fastosamente cacareada por el Cordobés, y he aquí lo que aconteció.

Al terminar de sonar las doce de la noche en el reloj de su pared, se dejó escuchar una fuerte detonación, apareciendo sobre la ciudad un rojo fulgor momentáneo seguido de un profundo silencio.

Los vecinos despertaron despavoridos, asomándose a las puertas y ventanas, sin encontrar el porqué de aquel formidable ruido. Nadie volvió a escuchar rumor alguno, quedando sin solución la multitud de hipótesis que se fraguaron al respecto.

Al día siguiente, y siendo ya bastante tarde, los vecinos de la casa del Cordobés notaron con extrañeza que ninguno salía de ella, como era de ordinario, por lo cual no faltó quién diese aviso a la guardia, lo que enseguida ocurrió, trayendo consigo al escribano de su Majestad, al forzar la cerradura de la puerta de su alcoba, se presentó un horrendo cuadro, que hizo temblar no solo al alcalde del crimen, sino hasta el último de los esbirros.

Al pie de una muy elegante cama, yacía el cadáver de la que en vida fuera la hermana del Cordobés, estrangulada por él mismo. Pegado al techo estaba el Cordobés como carbonizado haciendo gestos horrorosos y pidiendo a Dios misericordia. Se llamó a un sacerdote, quien declaró que aquel hombre estaba poseso, por lo que comenzó a exorcizarlo, logrando que el demonio soltase a su presa y se alejara velozmente, cayendo enseguida el Cordobés sin vida al suelo.

Al caer ya venía carbonizado un rótulo, que él retenía y que decía: “Castigado así por hipócrita, asesino y ladrón”. Encontrose en su guardarropa una escritura de papel negro con caracteres blancos, que no era otro que el contrato celebrado con Satanás, por el cual a cambio de riquezas, honores y placeres, le entregaría su alma a los cincuenta años de la fecha. Como el plazo ya había expirado, el contrato forzosamente debía ser cancelado.

Este hecho alejó de aquella calle a la gente de buen vivir, y por espacio de muchos años se le vió con horror. Desde aquella horripilante fecha, el pueblo intituló al antiguo Callejón de Montesuma como “El Callejón del Padre Eterno”, quizá para borrar de la memoria de todos que allí estuvo Satanás, cobrando un contrato.

Los Ahorcados de la Calle Zaragoza

La actual calle de Zaragoza, antigua Calle Real de Zavala, era el camino por el que se iba a la antigua Villa de Zalaya (Hoy Celaya) y al viejo pueblo de Urireo. Pasando el molino y el Marquesado, la calle se volvía un camino bordeado de frondosos mezquites que duraron hasta hace algunos años, para llegar después al ojo de agua de La Angostura y su pequeño caserío. Este camino era muy transitado, por allí pasaban todos caminantes y viajeros que venían desde Santiago de Querétaro y Celaya rumbo a la Provincia de Michoacán, por la razón de que el Puente de Batanes era uno de los pocos pasos que había sobre el río Lerma, por lo que llegar a Salvatierra era obligatorio.

En esa parte de los mezquites, se reunían un grupo de malvivientes y ladrones que vivían en lo que hoy es la ex Hacienda de San Juan. Se dedicaban a robar a todo aquel que pasara por el camino. Hacía el año de 1780, las autoridades virreinales y las de la Provincia de Guanajuato, decretaron que a todo aquel que robara en despoblado, sería ejecutado en el mismo lugar en que cometiera su delito ahorcándolo. Esto lo hicieron para combatir la gran cantidad de robos que se daban en los caminos de la Nueva España.

Por esos años, y con ese motivo llegaron procedentes de Celaya una partida de tropas de su Majestad para aprender a los autores de tales robos, logrando capturarlos pasado algún tiempo. Fueron colgados en los mezquites más frondosos llamados por los transeúntes “los cuates”, del que hoy todavía queda uno.

Para escarmiento de los demás, los cadáveres fueron dejados colgados por mucho tiempo, para no despedir el olor característico a muerto, fueron embadurnados de cal y les pegaron pencas de nopal.

El Derecho de Asilo

Cuando un delincuente perseguido por la justicia lograba entrar a un templo o a una casa de cadena, no se le podía detener y había de seguir la autoridad civil un procedimiento especial para arrestarlo. Esto también podía suceder si un reo escapaba de la cárcel. Si iba a ser ejecutado y lograba correr y entrar a un templo o una casa de cadena, se le conmutaba la pena de muerte por otra menor.

Los templos de la colonia eran considerados verdaderas casas de Dios, y las casas de cadena cuyos propietarios habían adquirido ese título por favores hechos a la Corona Española, gozaban también de inmunidad.

Ante esta situación, el Emperador Carlos III informado de la frecuencia con que se cometían delitos, y no se procedía al castigo porque los delincuentes se refugiaban en estos lugares, sin permitir sacarlos los eclesiásticos porque pedían que se declarara si debía valer o no la inmunidad. En ésta forma se burlaba a los ministros que debían ejercer la jurisdicción real.

El 5 de abril de 1764 se logró definir el procedimiento, por Real Cédula Real dada por el Emperador en Pardo. Se solicitaba al Juez Eclesiástico por escrito su consentimiento. Si se negaba, las justicias sacarían al reo asegurándolo en las Reales Cárceles sin molestarlo hasta que se declarara, si debía gozar o no de la inmunidad.

El Monarca Español solicitó a la Santa Sede la reducción de los asilos, señalando cuáles debían tener esta jerarquía, procurando que los templos estuvieran lejos de cárceles, porque los refugiados causaban molestias a la propia comunidad y se hacía más fácil su fuga. A las casas de cadena no se les reglamentó.

El Virrey de la Nueva España, para el Obispado de Michoacán autorizó la relación de templos que debían tener esta categoría. Para Salvatierra fué señalada la Capilla de Nuestra Señora de la Luz.

Leyendas Tomadas del Libro: “Leyendas, Cuentos y Narraciones de Salvatierra, Recopilación” de Miguel Alejo López

Los Enamorados de San Roque

Desde mediados del siglo XVIII la Capilla de San Roque formó parte esencial de la vida de Guanajuato, ya que viejos mineros, cascados y silicosos, acudían para recibir auxilio espiritual de este santo, patrono de los enfermos y leprosos; o, ya difuntos, eran velados en este recinto antes de ser sepultados en el camposanto de la misma capilla, allí donde ahora se halla la famosa Placita de San Roque.

Cuando ya era una certeza la llegada de los Insurgentes a esta ciudad, a mediados de septiembre de 1810, muchas familias españolas y simpatizantes de la Corona, decidieron resguardarse con sus fortunas en la Alhóndiga de Granaditas para resistir los posibles ataques bélicos. Obviamente hubo quienes se negaron a dar este paso: unos por antipatías familiares, otros porque descreyeron de las amenazas de la guerra, otros porque confiaban que la amenaza era provisional y otros porque sentían mayor seguridad en sus propios hogares.

Hubo además otras circunstancias que llegaron a sumarse a otros casos. El amor y la compañía, la confianza y la fe, movieron a una rica y joven pareja de enamorados españoles a permanecer en el sitio que habían escogido para vivir. Esto sucedió en el barrio minero de San Roque, en una de las casas ubicadas en la parte donde se unen las calles de Galarza y de Positos. Ante la incertidumbre que en esos momentos se vivía, ambos creyeron oportuno ocultarse en una habitación cuyos accesos quedarían tapiados sólidamente, de tal suerte que nadie sospechara de su existencia. La idea, en su origen, no era descabellada, pero el destino con su mano siniestra se encargó de convertir el idilio en un drama macabro.

Llegado el 28 de septiembre, las cosas se pusieron color de hormiga. De una tienda de combustibles establecida en la calle que está a espaldas del Templo de San Roque, El Pípila se aprovisionó de los medios que le servirían para incendiar la puerta de la Alhóndiga. Una vez que sucedió esto, fué incontenible el caos que se dio a lo largo y a lo ancho de la ciudad. Atemorizados por esta explosión de barbarie, los esposo ordenaron a su más fiel sirviente que tapiara de inmediato las ventanas y la puerta de una habitación, en la que ellos permanecerían mientras disminuía la turbulencia. Al mismo tiempo recomendaron al mozo que los mantuviera al tanto de los sucesos y que los proveyera de alimento por un boquete abierto para tal efecto.

Todos sabemos que el viento de aquella contienda acabó con la vida de muchos inocentes y culpables, justos e injustos. Desgraciadamente para el mismo matrimonio, que nublado por el amor apenas paladeaba las mieles de sus recientes nupcias, el sirviente de marras cayó muerto de una pedrada en la frente días después. No logramos imaginar el dolor de esa lenta agonía compartida: sed y hambre, desesperación y frío, y al final inanición y muerte. ¿Quién antes, quién después? Nunca lo sabremos.


Lo único que podemos referir es que muchos años después, al tiempo que los nuevos propietarios efectuaban una reparación en la casa, dos garrudos albañiles detectaron el muro falso. Con avidez y entusiasmo, y con un poquito de temor, en un dos por tres derrumbaron parte de la pared, lo suficiente como para que ambos pudieran asomarse. De inmediato encendieron dos bujías, de las que se auxiliaron para iluminar la habitación. Al frío del lugar se añadió el frío provocado por la macabra escena que tenían frente a los ojos. En una mesa, se hallaba la descarnada osamenta del que fuera apuesto galán, cubierta por una cobija y reclinada de bruces. Junto a él, el cadáver de ella, también descarnado, estaba recostado sobre la cama.

Los albañiles se quedaron mudos y de una sola pieza, ya que también detectaron alguna caja de caudales y varias alhajas esparcidas en el suelo. Sin embargo, la visión no duró demasiado: todo, toditito lo que habían en la habitación comenzó a desintegrarse de modo inexplicable, misteriosamente, hasta quedar reducido a polvo en unos cuantos minutos.

Tomada del Libro: “Leyendas de Guanajuato, Historia y Cultura”

Poesías

Fantasía

En el mar, las estrellas se bañan por las noches,
retozando contentas con un dulce cantar,
y cuando ya cansadas después de hacer derroche,
se elevan hacia el cielo volviendo a su brillar.

Y así, noche tras noche el mar ya las espera,
de sus alegres olas vuelven a disfrutar
y al marcharse de nuevo, aunque el mar no quisiera
sus olas se entristecen poniéndose a llorar.

Estrellitas del cielo mi deseo sería,
que todas en racimos con su luz tan vivaz
bajaran desde el cielo colmadas de alegrías
y con su luz llegando al corazón del hombre,
lo inundarán de amor y bellas fantasías,
dejando en cada uno, un destello de Paz.

J. E R B.

Lirio de Sencillez…
A Carmelita

Lirio de sencillez tu corazón,
flor de amabilidad es tu sonrisa;
por ser pequeña llevas gracia y prisa
de ver en tus hermanos al Señor.

Y Jesús con sonrisa y con amor
consagra tu humildad para su Misa,
Hostia-Palabra que a su pueblo avisa
que salva siempre en el que siempre amó.

Vive feliz tu bella pequeñez
como el lirio sencillo de los llanos
dando el perfume de tu sencillez.

En servicio de amor a tus hermanos,
pues para que feliz hagas el bien,
pone el Señor la gracia entre tus manos.

Tomada del Libro: “Mi Desierto, Poesías”
del Padre Rafael Alcántar Mondragón

Pensando

En silencio me quedo extasiada pensando
en aquellos momentos que pasé junto a ti.
Y renuevo el momento y te sigo esperando
aunque nunca regreses y estés lejos de mi.

Aunque guardo el secreto, todo el mundo lo sabe,
el amor no se esconde, es la luz, es vivir,
es el alma cantante o el vuelo del ave
es la voz del poeta, el amor es así.

I S J.


Recuerdo

He guardado en el fondo de mi alma
el amor exquisito que me hizo vivir,
no he querido olvidarlo porque me hace falta,
lo acaricio, lo beso aunque me hace sufrir.

Es tan triste buscarlo y mirar el vacío,
y quieres estrecharlo y sentir ansiedad,
es mejor esconderlo para no sentir frío
y vivir del recuerdo sin tener qué llorar.

El amor verdadero nunca tiene final,
es presente, se goza, se acaricia, se da.
Se perdona, se olvida y se hace inmortal
es la ley de la vida, es también caridad.

I S J.

Se fué al Cielo

Nada puedo desde que se fué mi amor.
Quedé sola, quedé muda.
Me quedé sin corazón.

Y es triste la existencia
sin motivo ni alegría,
solo vivir por vivir
lejos de la vida mía.

Cuánto extraño sus besos
y todo aquello que decía,
y así tengo qué existir
esperando el nuevo día.

Con paciencia va llegando
el momento que espero,
para podernos juntar
en un pedazo de Cielo.

I S J.

Bella Flor

Entre las hojas de un libro
estás aprisionada
todavía conservo en mi mente
aquel momento.
Te entregaron en mi mano
como ofrenda amorosa
y aunque estás diferente
sigues siendo tan bella
flor preciosa.

Bella flor, prueba de aquel amor
que sigue intacta... en mi alma.

I S J.

Villancicos


Para Pedir Posada
En el Nombre del Cielo

AFUERA

En el nombre del cielo
les pido posada,
pues no puede andar
mi esposa amada.

No sean inhumanos,
tengan caridad,
que el Dios de los cielos
se lo premiará.

Venimos cansados
desde Nazareth;
yo soy carpintero
de nombre José.

Posada te pide
amado casero,
por sólo una noche
la Reina del cielo.

Mi esposa es María,
es reina del cielo,
y madre va a ser
del Divino Verbo.

Dios pague, señores,
su gran caridad,
y les colme el cielo
de felicidad.

ADENTRO

Aquí no es mesón:
sigan adelante,
yo no debo abrir
no sea algún tunante.

Ya se pueden ir
y no molestar,
porque si me enfado
los voy a apalear.

No me importa el nombre:
déjenme dormir,
porque ya les dije,
que no he de abrir.

Pues si es una reina,
quién lo solicita,
¿Cómo es que de noche
anda tan solita?

¿Eres tú José?
¿Tú esposa es María?
Entren peregrinos:
no los conocía.

Dichosa la casa
que alberga este día,
a la virgen pura
la hermosa María.

(AL ABRIR LA PUERTA)

Entren, santos peregrinos, reciban esta mansión,
que aunque es pobre la morada, se la doy de corazón

Cantemos con alegría, todos al considerar,
que Jesús, José y María nos vienen a visitar.

Humildes peregrinos, Jesús, María y José,
mi alma doy, y con ella, mi corazón también.



El Camino que lleva a Belén

El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón,
ropo pom pom, ropo pom pom.
Ha nacido en un portal de Belén el Niño Dios.

Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor,
más tú ya sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor,
ropo pom pom, ropo pom pom.
En tu honor frente al portal tocaré,
con mi tambor.

El camino que lleva a Belén,
yo voy marcando con mi viejo tambor.
Nada mejor hay que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor;
ropo pom pom, ropo pom pom.
Cuando Dios me vió tocando ante él me sonrió.



Esta Noche es Nochebuena

ESTA NOCHE ES NOCHEBUENA
NOCHE DE FELICIDAD,
ESTA NOCHE ES NOCHEBUENA
Y MAÑANA ES NAVIDAD.

Las estrellas en el cielo
tienen nuevo resplandor,
los ojitos del Dios Niño
les han dado su fulgor.

Las campanas en los valles
tienen más dulce sonar,
es que cantan al Dios Niño
y a su madre virginal.

La más bella de las noches:
será siempre Navidad;
porque en ti nació el Mesías
en un humilde portal.



Les Anunciamos un Gozo
Inmenso


Les anunciamos un gozo inmenso;
“Hoy ha nacido el Salvador”.
En un pesebre sobre las pajas
entre pañales lo encontrarán.

DUERME, NO LLORES,
JESÚS DEL ALMA,
DUERME, NO LLORES
MI DULCE AMOR.
DUERME, NO LLORES,
QUE ESAS TUS LÁGRIMAS
PARTEN EL ALMA DE COMPASIÓN.

Si por mí lloras, Jesús amado,
por mis pecados e ingratitud,
que cese el llanto, que en adelante
ya nunca, ingrato, te haré llorar.

Dios hecho carne como los hombres,
viene a salvarnos con gran amor.
En alimento Jesús se queda
para nosotros en comunión.


Noche de Paz

Noche de paz, noche de amor,
todo duerme en derredor
entre los astros que esparcen su luz
viene anunciando al niñito Jesús
brilla la estrella de paz.

Noche de paz, noche de amor,
todo duerme en derredor,
sólo velan mirando la faz,
de su niño angélica paz,
José y María en Belén.

Noche de paz, noche de amor
todo es gloria y resplandor:
hoy ha nacido el niñito Jesús
en el pesebre del mundo la luz:
Cristo nuestro Redentor.

Noche de paz, noche de amor,
en los campos al pastor
coros celestes proclaman salud,
gracias y dones en su plenitud
por nuestro buen Redentor.

Noche de paz, noche de amor;
ven, Jesús, ven, Señor.
Danos a todos tu divinidad,
en esta noche de felicidad.
Danos a todos tu amor.


Campana sobre Campana

Campana sobre campana
y sobre campana una,
asómate a la ventana,
verás a un niño en la cuna.

BELÉN, CAMPANAS DE BELÉN,
QUE LOS ÁNGELES TOCAN,
¿QUÉ NUEVAS NOS TRAEIS?

Recogido tu rebaño,
¿A dónde vas pastorcillo?
Voy a llevar al portal
requesón, manteca y vino.

Campana sobre campana
y sobre campana dos,
asómate a la ventana
porque está naciendo Dios.

martes, 15 de noviembre de 2011

Historia de la Charrería

Los indígenas, durante el tiempo de la Colonia, en casi todo lo que hacían eran menospreciados, vejados y juzgados con rigidez, por tanto siendo el caballo un animal muy útil en la conquista, le tuvieron gran estima y no fue fácil permitir que los recién conquistados, los tuvieran, ni siquiera para amansarlos, pues se temía que descubrieran uno de sus secretos claves en la lucha por la conquista y los derrotaran.

Una de las primeras autorizaciones de que se tiene conocimiento - porque existe escrito -, fue la otorgada por el Marqués de Guadalcazar Don Diego Fernández de Córdova, quien otorgó autorización por mandato del Virrey Luis de Tovar Godínez al padre jesuita Gabriel de Tapia - procurador de la Compañía de Jesús - para que 22 indios, montarán a caballo, y así poder cuidar y pastorear más de 100 mil cabezas de ganado menor pertenecientes a la Hacienda de Santa Lucía, filial de la de San Javier en el distrito de Pachuca - ahora Estado de Hidalgo -. Esto ocurrió el 16 de noviembre de 1619, en la primera mitad del siglo XVII..

Ya en 1555, segunda mitad del siglo XVI, el segundo Virrey de la Nueva España, Don Luís de Velasco, había puesto en uso una montura distinta a la que usaban los españoles; así surgieron las primeras sillas mexicanas y los primeros frenos de estilo diferente, con características propias para las necesidades vaqueriles de la Nueva España.

Los caciques Otomíes, Nicolás Montañéz; Fernando de Tapia y el instructor Fray Pedro Barrientos, contribuyeron mucho a la cimentación de la cacharrería. ( Años 1531 a 1555 ). Por ese tiempo el santo varón Sebastián de Aparicio, adquirió la hacienda de Careaga, - entre Azcapotzalco y Tlalnepantla, en el Estado de México -, donde de se dedico a la agricultura y la ganadería, enseñando los indígenas que no mostraron interés en la agricultura una nueva actividad; la doma de bovinos y más tarde la del ganado caballar, a pesar de estar prohibido hacerlo, pues su uso era reservado sólo a los conquistadores. Surgiendo así este nuevo oficio que luego se extendió floreciente desde la Mesa Central, a todos los confines del Virreinato con el nombre de Charrería. Este ejemplar y virtuoso varón a los 71 años dejó la actividad civil donando sus propiedades al convento de Santa Clara en el Estado de México.

Así nació la charrería en las haciendas de los estados de Hidalgo, - cuna de la Charrería -, Puebla y Estado de México, extendiéndose más tarde por toda la Nueva España y floreciendo en el Virreinato de la Nueva Galicia, - actual Estado de Jalisco y sus alrededores-.

Posteriormente y poco a poco la Charrería creció, al generalizarse el uso de los caballos entre los habitantes de nuestro país, donde los hacendados y sus servidores de confianza hacían gala de su pericia y destreza en el manejo de los animales, consumando útiles y valiosas maniobras con arrojo, valentía y pericia.
En 1880 la Charrería profesional tuvo su origen, fue entonces cuando apareció el famoso "Charro Ponciano” cuyas hazañas reconocemos por los corridos y canciones.
Su nombre fue Ponciano Díaz, originario de la Hacienda de Atenco, en el Estado de Hidalgo - la primera ganadería que se estableció en América -, dio gran impulso e incremento a la Charrería, convirtiéndola en espectáculo de valentía y pericia digna de admirar. Combinaba la Charrería con la Tauromaquia, siendo así el primero en ejecutar la suerte de banderillas a caballo, inventada por Ignacio Gadea, otro charro mexicano, que perteneció al equipo de Don Ponciano Díaz, junto con Agustín y Vicente Oropeza, Celso González, Vicente Conde y Manuel González Aragón, pioneros de la Charrería actual con quienes partió a España en 1889, a dar una exhibición de Charrería y Toros al estilo mexicano.

En 1894 se reunió en Monterrey un grupo de 12 Charros capitaneados por Vicente Oropeza que salieron por primera vez a Nueva York y recorrieron varios lugares de aquel país con grandes éxitos. A Vicente Oropeza los norteamericanos le dieron el calificativo de Campeón de Lazo en el mundo, sorprendidos de la maestría y destreza con que floreada y lazaba.

En 1900 hubo otra expedición de charros a París, promocionando el arte de la Cacharrería, quienes después viajaron a Europa con otros grupos de charros, los que regresaban contentos y gloriosos por la aceptación de lo que exhibían.
De entonces a la fecha, se han efectuado muchas excursiones al extranjero llevando esta inmortal tradición y arte. La mayoría a países donde existe alguna tradición relacionada con el uso del caballo, entre los países que sobresalen están: Argentina, Colombia; Venezuela, Chile; Estados Unidos, Canadá, España, Francia y Portugal.

La Charrería ha sido tema de poetas, pintores, músicos, historiadores, artesanos y personas de reconocida cultura; todos ellos amantes de nuestras tradiciones y raíces.

La Charrería por otra parte esta relacionada con la sastrería, sombrerería, platería, zapatería, fustería, talabartería, curtiduría, fabricación de sarapes, elaboración de reatas, herrajes, bordados y trabajos en pita. Así que, adentrándose en el tema de la Charrería, resulta interesante hasta para tomarlo como un tema para un programa cultural, a nivel escolar por tratarse de un valor histórico muy importantes.

La Charrería fue declarada “Deporte Nacional” por el Sr. presidente de la República Don Manuel Ávila Camacho, e instituido el 14 de septiembre como “Día del Charro”.
Por lo cual debe quedar claro que la Charrería nació en el campo y se reglamento en la ciudad, surgiendo la primera asociación en el Distrito Federal, con el nombre de “La Nacional” el 4 de junio de 1921. Posteriormente surge el 29 de abril de 1923, la segunda asociación de la República con el nombre de “club Nacional de Charros Potosinos”, ahora Potosina de Charros en la capital del Estado de San Luis Potosí y, el 8 de agosto de 1923, en Toluca Estado de México, la tercera asociación de charros del estado de México.

El 16 de diciembre de 1933 se funda la Federación Nacional de Charros que se dio a la doble y fructífera tarea de agrupar a todas las asociaciones de charros del país, para organizar competencias y elaborar un reglamento común que unificará criterios en la práctica de este deporte nacional.

La práctica de la Charrería se divide en 10 suertes, llamadas así porque el éxito de la ejecución dependerá en gran parte de la voluntad de la bestia con la cual se van a ejecutar, pues aunque exista la experiencia suficiente, en algunas ocasiones el animal no se presta y estas ejecuciones no se realizan con el lucimiento y éxito esperados.

El deporte de la Charrería está catalogado como uno de los más completos porque se practica al aire libre y en el se activan todos los músculos del cuerpo al comenzar el movimiento del caballo, o al aplicar la fuerza de poder a poder con los animales que están siendo sometidos.

Los Charros no perciben sueldo por actuar, aunque tengan que recorrer grandes distancias para hacerlo, y la cooperación que el público da por presenciar una charreada, subsidia parcialmente los gastos de la misma, siendo que el saldo lo pagan los integrantes del equipo o a veces toda la asociación. Ahí estriba también la nobleza del deporte, pues arriesgan su integridad siempre, desde que comienza su relación con el caballo, quien no tiene palabra de honor por nada y menos en cuestión de temperamento. Por lo cual se dice que, en el momento de meter el pie en el primer estribo, se toca el escalón más importante para llegar al cielo, acortando así la distancia entre este mundo y el de la eternidad.

Es el único deporte en el cual pueden quedarse a deber puntos, por no ejecutar las suertes bien, de tal modo que su resultado podría ser de 0 por no ejecutar la suerte, meno los puntos que acumule negativos como sanción por hacerlo además mal.
Cada año se ejecutan competencias entre los equipos del Estado para eliminarse y tiene derecho a competir en el Congreso Nacional, donde se eliminarán entre todos los de la República, para seleccionar a los mejores equipos del país. Tanto en los Congresos Estatales como en los Nacionales.

Los Congresos Nacionales de Charrería son muy solicitados por los gobiernos de los principales Estados, por la afluencia turística que éstos generan y por la difusión que se da a una importante tradición..

La Charrería esta considerada como reserva del Ejército en la rama de caballería, por lo que además de la disciplina deportiva, existe la obligación de observar ciertas normas adicionales al deporte.

En la Charrería todo esta reglamentado, hasta el modo de vestir; por lo cual conviene leer algo relacionado con la misma señalado en el reglamento de competencias. Para vestir con propiedad, pues debemos tener en mente que los colores adecuados en la práctica de la Charrería, deben ser colores serios, quedan eliminados - definitivamente - aquellos que son llamativos. Nunca deben verse en la Charrería, todos los tintes claros que denigren o pongan en tela de juicio la virilidad de quien los usa.

Actualmente, los adornos de las chaquetas deben ser sobrios y de buen gusto; pues en estos tiempos lo más sencillo es lo más moderno, a excepción de los trajes y pantalones " cachiruleados” o adornados en minuciosa y artesanal combinación de gamuzas cortadas con gran maestría y esmero, lo que resulta ser una valiosa artesanía.

La camisa, cuando se usa con traje debe ser clara, estilo Charro, con botones de hueso en forma de pequeños bolillos alargados, a los cuales se les denomina " Tarugos " tomado el nombre de los trozos de madera prismática que se usaba en algunos pisos antiguos.

La corbata debe ser en forma de moños y en colores serios, siendo el color rojo el único permitido; por ser alegre y combinarse con todo.

Los zapatos deben ser de una pieza y contar con tacón plano espuelero. Cafés en sus distintas tonalidades, y grises ( éstos últimos más difíciles de combinar ) usando negros sólo con traje negro, o muy oscuro y de preferencia cuando no se necesite montar.

Para abreviar, sólo recordaré que actualmente existen cinco atuendos reglamentados por la Federación, estos son: el de Faenas, Media Gala, Atuendo de Gala, Gran Gala y Etiqueta ( estos dos últimos propios para usarse en ceremonias especiales o fiestas de noche).

Lo menos que debe usar quien desee o practique la Charrería, es el traje de Faena. Este consiste en un sombrero liso de fieltro o Palma, camisa estilo pachuqueño, de cuello pegado o corto, tipo militar, pantalón de corte charro, aunque sea sin adornos, botines estilo charro, corbata de moño en color serio, espuelas y chaparreras.

En otros tiempos no había tantos escrúpulos en el uso del atuendo charro por qué estas actividades se desarrollaban sólo en el campo, pero ahora debe presentarse el Charro vestido lo mejor posible, o sea con la mayor propiedad, conservando así la tradición y una personalidad uniforme de categoría y buen gusto. Y, en esto debe tenerse cuidado, pues con frecuencia vemos algunos cantantes, artistas y mariachis, portando trajes charros que denigran a la Charrería; además usan el pelo largo, lo cual también está prohibido por el reglamento de Charrería, por ser anti estético, antihigiénico y de poca personalidad.

La charrería se transformó en el único Deporte Nacional que existe... habrán otros más populares, pero ninguno que encarne la mexicanidad como éste.

Durante la Revolución Mexicana, mucha gente del campo, gente de a caballo, se unió al movimiento en varios estados, viéndose en la necesidad de suspender sus labores campiranas. Concluido el periodo revolucionario y debido entre otras causas, a la desaparición de las haciendas ganaderas se continuó ejercitando la charrería, pero ya no como una necesidad, sino como deporte.

El traslado de las esencias charras y campiranas a las urbes motivó la creación de las Asociaciones y como consecuencia la construcción de los lienzos como lugares idóneos para cumplir con los reglamentos y formalidades de los eventos; hoy existen más de 650 lienzos charros en toda la República Mexicana.

Ante la preocupación de los charros por la difusión de su arte, el orden y el respeto de los estatutos, se iniciaron pláticas para crear una Federación Nacional de Charros, misma que se fundó en la Ciudad de México el 16 de diciembre del año de 1933. Esta institución central de la charrería organizada, agrupa en la actualidad a más de 1500 asociaciones debidamente constituidas y diseminadas por todo el territorio nacional.

La Charreria en Aguascalientes

La Charreria en México nace en el siglo pasado, basada en las faenas propias del campo y la ganadería. Los antecedentes de la práctica de esta disciplina en el Estado de Aguascalientes se inicia en la labores propias en los campos, ranchos y haciendas, esparcidas por el territorio del Reino de Nueva Galicia, de la entonces Villa de la Asunción de las Aguas Calientes, ya entrando el siglo XX, se observa la practica de la charreria a través de un rudimentario reglamento que solo aplicaba algunas sencillas normas en la práctica llevadas a la competencia, es así como los camellones de la Alameda se convierte en el primer escenario popular de la Charreria en Aguascalientes.


La charreria hoy en día

Se encuentra catalogada como la imagen representativa del deporte más mexicano por excelencia. En la actualidad son parte importante de la fuerza montada del ejército, es así como los charros que oficialmente están considerados reserva armada, son símbolo de patriotismo y mexicanidad, razón por la cual se les autoriza concluir las paradas militares del 16 de septiembre y participar en diversos desfiles y eventos cívicos que se realizan con motivo de festejos a la patria.

El Charro, comprometido con su país ha ido perfeccionando y depurando las faenas campiranas, dando lugar a un deporte espectáculo, ya que en él se funde la tradición con la valentía, el peligro con la gallardía, la caballerosidad con el compañerismo, lo cual como resultado da una charreada.


La palabra “Charro” parece derivarse del término “zar” que en vasco significa campesino. Sin embargo, más allá de las palabras y sus orígenes, el charro mexicano tiene tanto de vasco como de andaluz o indígena.

La sangre del charro es mestiza como lo es su tradición. La historia de la charrería está unida a la de los caballos europeos llegados a América. Los “cuacos”, como se les dice cariñosamente, son los verdaderos iniciadores de la charrería mexicana.

LOS CABALLOS EN MÉXICO

En 1519, Hernán Cortés desembarcó con 16 caballos en las costas de lo que es hoy la República Mexicana. Para la población indígena, que nunca antes había visto a aquel animal, caballo y jinete le parecieron uno mismo. Apenas fundada la Villa Rica de la Veracruz, llegaron refuerzos integrados por más jinetes, por supuesto, acompañados de sus respectivos caballos. En la conquista de México participaron muchos caballos, aunque casi todos son anónimos, algunos aparecen con nombre y descripción en el testimonio que Bernal Díaz del Castillo dejó. Registra el nacimiento del primer potro en tierra americana, hijo de una yegua castaña.

Los conquistadores usaban espada, puñal y lanza, sus trajes correspondían a la moda de la época, estaban formados por armaduras de metal y a veces, mallas, yelmo y rodela del mismo material. Así como sus atuendos eran especiales, también lo eran los aperos de sus caballos; todos portaban una barda (especie de protección o armadura) que los cubría desde la cabeza hasta parte de las ancas, hecha de baqueta y fierro. Había varios tipos de silla: la brida, la media, la estradiota y la jineta.

La caballería pesada montaba la “brida”, que tenía estribos largos y camas de freno anchas. La silla media o bastarda, era intermedia entre la jineta y la brida. La estradiota, parecida a la brida en sus estribos largos y la cama del freno ancha, era muy larga y estaba diseñada para que los muslos del jinete, estirados, se encajaran en ella, a veces llevaba una arandela metálica para resguardar la mano del caballero.

La llegada de caballos y los enfrentamientos bélicos hicieron que los animales que salvaron su vida huyeran a los montes, donde se reprodujeron. Estos cimarrones fueron los primeros caballos que los indígenas poseyeron y aprendieron a domesticar, aunque les estaba prohibido, so pena de muerte, montarlos. Para los españoles estaba claro que los caballos, mulas y armas de conquista eran un peligro potencial si estaban en en manos de los indígenas y criollos en la Nueva España.

Desde 1572 hasta 1611 hay ordenanzas en las que explícitamente se restringe tanto el uso de caballos y mulas como el de armas entre los indios. Desde el principio los peninsulares se esforzaron en la crianza de ganado caballar y bovino, y para ello usaron la mano de obra de la tierra conquistada.

Cuando el poder imperial de la Corona española estaba bien establecido en las colonias habían cambiado las circunstancias y las necesidades de los españoles. Se obligaron a modificar la legislación respecto a los caballos. El primer escrito del que se tiene noticia, lo otorgó el virrey Luis de Tovar Godínez en 1619, mediante el cual, autorizó que 20 indígenas de la Hacienda de San Javier, ubicada en lo que hoy es el Estado de Hidalgo, montaran “caballos con silla, freno y espuelas”.

Los caballos eran parte de los bienes que enorgullecían a los propietarios. Pasear a caballo por las calles vestido de gala para mostrar la calidad del binomio caballo-jinete como pareja indisoluble, era la mejor manera de hacer patente dicho orgullo. Los jinetes y sus monturas fueron parte de las celebraciones especiales. La fiesta de San Hipólito, que se celebraba el 13 de agosto, era una de las más tradicionales. Desde el virrey hasta las autoridades religiosas y los conquistadores viejos, exitosos o no, desfilaban a caballo en lo que se conocía como el paseo del Pendón.

Posteriormente, se celebraron las fiestas de las cañas para festejar la llegada del Viejo Continente de las autoridades, la consagración de los templos y las imágenes y los aniversarios de los poderosos. El derroche y la fastuosidad eran habituales.

NACIMIENTO DE LA CHARRERÍA

A partir de este momento, los mismos terratenientes, que eran españoles, obtuvieron autorizaciones para que los indios a su servicio pudieran montar. Una vez a caballo, los indígenas tuvieron que adaptar aparejos, aperos e indumentaria especiales para tal efecto. Los materiales empleados fueron los mismos de los que disponían antes de la llegada de los conquistadores, agregando otros de lana, de origen europeo. Las fibras naturales como la lechuguilla o el maguey sirvieron para hacer cuerdas y reatas. Las pieles de venado para confeccionar pantalones resistentes. Hasta que de los materiales accesibles y su propia inventiva surgió un estilo de indumentaria que, con el tiempo, conformó lo que hoy es el atuendo del charro mexicano.

Algunos dicen que el pionero de la charrería fue el cacique chichimeca Nicolás Montañéz, quien se alió con el virrey Velasco I en las luchas por la conquista de Querétaro en el siglo XVI. Otros sostienen que el beato Sebastián de Aparicio (1502-1596) es el verdadero padre de la charrería, ya que él fue quien se dedicó a enseñarle a los indigenas tanto las artes de la montura como el cuidado del ganado caballar y bovino. Las grandes haciendas poseían ganado mayor, los vaqueros y caporales, para atender su trabajo, empezaron a desarrollar destrezas que posteriormente se convirtieron en actividades divertidas y de lucimiento en las que los vaqueros mostraban sus habilidades para lazar o colear al ganado.

La charrería, con el tiempo, pasó de ser una labor rural local a un arte nacional, que se extendió en todo el territorio de la Nueva España.

EL ARTE DE LA CHARRERÍA

Tiene su origen concreto en Salamanca. El charro de ese lugar usa pantalón negro bastante ceñido, polainas, chaleco de cuero de mediavaca oscuro, chaleco y chaquetilla igualmente de color oscuro con botonadura y filigrana bordada. El sombrero es calañés, con gruesas toquillas y entorchados de oro y plata o de vivos colores realizados por artesanos. La mujer lleva traje negro, blanco o dorado. Porta además refajo, dengue, delantal y camisa de mangas.

La indumentaria del charro mexicano se adaptó a las faenas del campo, a la ganadería en concreto. Lleva pantalones untados carentes de polainas que le facilitan montar, la chaquetilla se adapta fácilmente a los movimientos que hace para lazar y correr. Luce zapatos finos de una sola pieza de color café, negro o caoba. Si usa botas, lleva las llamadas federicas, de tubo bajo y bien lustradas. Con ellas interpreta el Jarabe Tapatío o cualquier otro baile típico como el de Los Compadres o los sones costeños como El Chihualteco, La Culebra, El Maracumbé o El Venadito.

Su atuendo, según el evento en que participe, es de cuatro clases: de faena, de media gala, de gala y el de las grandes ceremonias. Por lo general luce sombrero de fieltro o de palma, chaqueta de gamuza, tela, o bien blusa, pantalón de gamuza con tres mancuernas a cada lado, zapatos de una sola pieza de color café o bayos, corbata en forma de mariposa y la funda del revólver. El caballo o la yegua que monta lleva silla de esqueleto o de canteras, reata, freno y otros arreos.

La charrería, en su forma más primitiva, nació en los campos del actual Estado de Querétaro. Sus formas más elaboradas empezaron a desarrollarse en los Estados de Hidalgo y de México. Las formas más contemporáneas y que más se asemejan al arte charro que conocemos actualmente se dieron en los Estados de Guanajuato, San Luis Potosí, Michoacán, Guerrero y Colima. Pero la verdadera cuna de la charrería es el Estado de Jalisco, donde nació el charro Colima y Jalisco. La charrería, como disciplina deportiva, arte y acto suceptible de premios y concursos data oficialmente de 1930, año en que tuvo lugar en el Distrito Federal la primera competencia charra, la cual, desde sus orígenes, obedece a un reglamento estricto y a un código de comportamiento que todo charro debe cumplir cabalmente.

Historia del Traje de Charro

El traje de charro como simbolo de identidad de México, por su tradicion de origen campirano refleja parte de la cultura e identidad nacional.
El traje de cahrro representa lo mexicano y antes que nada, al mexicano surgido del mestiso a partir del siglo XVI.

A finales del siglo XVIII, el traje de charro y sus complementos eran finisimos trabajos artesanales y de gran calidad, destacandose entre otras, los bordados, botonaduras de oro y plata, exagerados por su ornamentacion y coloridos.

A mediados del siglo XIX, fue modificado y definido el traje de charro, reflejando una imagen, que hasta en la actualidad se fue procurando conservar los detalles originales de su diseño.

A Maximiliano de Habsburgo, lo cautivo el pais, asi como el arte de la charreria. Por eso gusto de vestirse de charro, su rropa fue confeccionada apegandose en lo general a la ropa charra, aunque de paño negro y con detalles muy propios, tales como chaqueta corta y sin adornos; el pantalon cerrado con doble botonadura pero desechando las botas altas de gamuza. Gusto de tocarse con un sombrero negro de ala planchado con toquilla y galon de plata.

Puede afirmarse que llevo y ennoblecio la prenda, no por tratar de ganar simpatia, que a pesar de todo la obtuvo mas que otra cosa por su porte.
Gusto de viajar algunas ocaciones por rutas charras, siendo bien recibido en las ricas haciendas pulqueras y ganaderas, de las que conocio muy a fondo sus costumbres.

En efecto hubo identidad y lo siguieron gran cantidad de charros adinerados y hacendados que como de costumbre tambien procuraban dar la mejor imagen, exagerando siempre su imagen, en las botonaduras en oro y plata.

Actualmente para México las personas que visten este atuendo en otros piases, REPRESENTAN A LOS MEJORES EMBAJADORES DE NUESTRA IDENTIDAD NACIONAL.

En el siglo XIX, durante la época de la colonia, los terratenientes, poseedores de ganado y propietarios de grandes extensiones de tierra, fueron los mayormente beneficiados con la economía rural, para la cual, requirieron de gran cantidad de trabajadores.

Las haciendas prósperas, llegaron a emplear varios centenares de peones permanentes, un tanto eventuales y en menor cantidad de arrendatarios y de aparceros que se encontraban en los límites de las haciendas, esparcidos en rancherías o congregaciones y en pequeños caseríos.
El agro mexicano giró durante varios siglos en torno a la economía de las haciendas, predominando aquellas criadoras de ganado mayor, en donde
surgieron, una significativa escala de trabajadores protagonistas de hechos que darían origen al charro y a la charrería.

Los trabajadores de las Haciendas, teniendo mayor injerencia la población de libre movilidad como los arrendatarios, aparceros y rancheros, dejaron grata memoria escrita de aquellas faenas camperas, finalizadas en festejo, conocidas como Rodeos.

Charros en la época colonial

Conforme a lo reglamentado en 1574, el rodeo era una batida circular que hacían los vaqueros montados en sus caballos para bajar el ganado de las serranías y concentrarlo en un punto donde se haría la selección de animales, ayudándose de largas puyas con punta de hierro, similares a las garrochas.

Los animales sin marca “orejones” se repartían entre los distintos “señores de ganado”, y los de marca desconocida eran entregados a los representantes de las autoridades virreinales como bienes mostrencos.

La faena de amansar y arrendar o hacer a la rienda los caballos que, como el ganado bovino se habían multiplicado en estado semi-salvaje en las grandes planicies, requería de hombres diestros y entrenados.

Para separar el ganado que vagaba sin reconocer límites de la Hacienda a la que pertenecían, se designaba un sitio llamado rodeo. Ahí se reunían para contar, reconocer y vender el ganado mayor.

Enseguida los vaqueros marcaban a las bestias con el hierro del hacendado en sitios especialmente designados, ocasión que se convertía en una celebración colectiva.
Nacieron entonces los herraderos y así algunos animales eran elegidos para la agricultura o el transporte, y se procedía a caparlos para facilitar las labores.

La actividad conocida como “Coleadero” surgió como una necesidad, pues a menudo, las haciendas tenían demasiado ganado; una vez que los animales estaban separados, los vaqueros acostumbraban derribarlos, tirándolos por la cola. Surgía así entre los jinetes un enfrentamiento amistoso-deportivo.

Los Charros… De sus andanzas y faenas…

Durante las dos primeras décadas del siglo XX tenían todavía lugar los rodeos, llamados entonces jaripeos.

En el corral mayor se llevaba a cabo la concentración de animales para iniciar la selección en dos pequeños corrales anexos y realizar las tareas de conteo, herraje y capazón, implicando la participación de experimentados jinetes, muy hábiles en el manejo de las reatas para las lazadas de los animales.

A los jaripeos se invitaba a connotados charros, expertos en las lides de lazar, colear y jinetear el ganado.

Participaban también los señores hacendados y el espectáculo era presenciado por sus familiares y por la población ranchera de los alrededores.
Para dar de comer a toda esa concurrencia, eran sacrificados tres o cuatro novillos y se preparaba una suculenta carne acompañada de las populares tortillas recién echas en los comales.

No faltaba el tequila en botellas o bules que se acostumbraba beber a boca de botella, pasando de mano en mano. El Tequila era traído de las tabernas cercanas que lo producían.

La música daba el último toque a la fiesta campirana amenizada por un conjunto de mariachi de alguno de los ranchos próximos.
Entre los de a caballo, no faltaban los desafíos de tirar una botella al suelo, y a carrera tendida, levantarla sin caer del caballo…

El Charro protagonista en la Historia de México…

A lo largo de la Colonia y en la época de la Independencia, abundaron los hechos importantes de nuestra historia en los que el hombre a caballo jugó un papel de vital importancia, tanto en las luchas, como en el mantenimiento de la paz, y gracias a sus hazañas los charros consolidaron su figura.

El antecedente de cómo se fue conformando la charrería como grupo importante, se remonta al siglo XVIII, cuando un contingente de soldados llamados “Dragones de la Cuera”, vigilaban los presidios desde Bahía Matagorda, en el Golfo, hasta el río Sacramento, en California del Norte.

El grupo protegía a la Nueva España de las invasiones de los indios bárbaros, allá por 1730.

De la vestimenta de estos soldados, sobresalía la cuera de ante, que resultaba resistente a las flechas y hacía las veces del “escahuipil” de la época prehispánica.

Esta prenda tenía mangas y llegaba hasta las rodillas; estaba acojinada por dentro con piel de borrego y era usada con un cinturón de piel cruzado al pecho. En las bolsas de la cuera, estaban bordadas las armas del rey.

El Chinaco… antecedente más directo del charro…

Durante la guerra de Independencia, se les nombraba “cuerudos” y eran conocidos por su habilidad con el manejo de la reata para lazar “realistas” en la región del bajío. Consumada la Independencia, la personalidad del charro, aguerrido y poderoso, surge para dominar las fuerzas de la naturaleza y acrisolar la riqueza de nuestro recién nacido país.

Durante la guerra de 1847, los charros, no solo usaban con maestría la reata y el machete. Don Pablo de Verástegui, hacendado de Río Verde, convocó a una guerrilla contra el invasor ejército norteamericano.

Chinaco en Chapultepec

Durante el Porfiriato, se hicieron famosos los “Rurales”, un cuerpo de voluntarios cuya misión consistía en perseguir a los ladrones y a los asaltantes que asolaban el campo mexicano, haciendo intransitables los caminos de México.
El grupo estaba formado por hombres que vestían como charros, con la clásica indumentaria, portando sombrero gris galoneado en plata.
Como parte de la Secretaría de Guerra participaban en los desfiles del 5 de mayo y 16 de septiembre y eran ovacionados por la concurrencia.

Los Rurales en la época porfiriana

Durante la época de la Revolución y el reparto agrario, muchas Haciendas desaparecieron o quedaron irremediablemente fraccionadas.
Inicia entonces el éxodo masivo del hombre de campo hacia los centros urbanos.
Con nostalgia, tanto el antiguo hacendado como sus caporales y vaqueros, buscan un lugar en dónde recrear las faenas campiranas que orgullosamente habían desempeñado en las haciendas, las estancias y los ranchos.

Así nacen las Asociaciones y los Lienzos Charros y la Charrería se convierte en deporte nacional y espectáculo sin precedentes.

Los Rurales en la época porfiriana

Los Charros… De sus atuendos y atavíos…

El notable historiador Luis Pérez Verdía en su libro “Historia Particular de Jalisco” (1911) hace referencia al ranchero rico que: “…usaba vestido de cuero o de género de lana, mangas o sarape de estambre o de Saltillo, que alcanzaba el precio de una onza de oro, botas de montar llamadas de campana con ataduras de cuero o fuertes cintas de color y sobrero de ancha falda…”

El traje charro tiene, entre sus antecedentes, los atuendos de los jinetes hispanos, quienes hacían prendas verdaderamente extraordinarias, especialmente suntuosas, con adornos de plata y oro.

Según algunos historiadores, su origen principal está en el traje de Salamanca, España, al que también se llamaba “Charro”.

Maximiliano de Hamburgo


Maximiliano fue sin duda uno de los grandes promotores del traje de charro.
En sus viajes, el emperador se hacía acompañar por “gente de a caballo” que lucía con mucho orgullo su indumentaria.
Maximiliano prefería la chaquetilla corta sin adornos y el pantalón ajustado con botonadura de plata; el sombrero que complementaba su atavío era de ala planchada galoneado en plata, así como la toquilla del mismo material.
Para los patrones, se confeccio-naban sarapes y jorongos, con pantalones de jerga en blanco y negro.

Para los peones, además de chaquetas, calzoneras y pantalones de cuero, pantalones de jerga en rojo y negro. Las mujeres, estaban encargadas de bordar las camisas de padres, hermanos y novios.

A los sombreros se les fueron agregando bordados distintos que hacían juego con el resto del traje: dibujos de flores, águilas, búhos o serpientes; todo en plata u oro, según los gustos y las posibilidades del dueño.

El atuendo Charro de ayer y de ahora ...

El atuendo charro ha tenido dos etapas importantes:
La correspondiente a la época de Maximiliano y la que sigue vigente hasta nuestros días.



Traje de Faena…
el más usual para las competencias




Traje de Media Gala… es más ornamentado y se utiliza también para las competencias.



Traje de Gala… puede usarse a caballo, pero no se utiliza para la ejecución de faenas.


Traje de Etiqueta o Ceremonia… el más elegante de todos, se utiliza en ocasiones muy especiales, pero nunca a caballo.


Como parte importante del traje de charro, Las espuelas… fabricadas en Amozoc, Puebla… “cuyo pavón no borra el tiempo, ni el andar maltrata…”, según reza el refrán popular, mantienen vigente la herencia del diseño árabe y español.
El atuendo del caballo con sus arreos, hacen juego con la vestimenta de su dueño.
La silla ha sufrido modificaciones, conforme fueron surgiendo nuevas labores con el ganado.
La anquera, descendiente de la gualdrapa, que es como una enaguilla de cuero grueso que cubre el anca del caballo y va ribeteada alrededor de su parte baja con zarcillos o brincos, hermosamente calados, de los cuales cuelgan algunos adornos lamados “higas y cascajos” a los que la gente de campo llama “ruidosos”. Este aditamento sirve para amansar al potro y asentarle el paso y es muy útil para ayudar a su educación, además de que lo defiende de las cornadas de los toros.


El Nuevo Charro…

La fiesta charra, se inicia con el desfile general de los charros participantes y de las Adelitas de alguna Escaramuza, quienes recorren en sus corceles el ruedo y rinden honores a la bandera.
Enseguida se suceden, de acuerdo al orden establecido, las diferentes suertes, que entre las más conocidas podemos mencionar: La Cola de Caballo, el Pialar, el Coleadero, la Jineteada de Toro, la Terna, el Jineteo de Yeguas, las Manganas y el Paso de la Muerte.
Podemos decir que la Charrería es la práctica de la equitación a la usanza mexicana, siendo ésta una de nuestras tradiciones más representativas, donde el mestizo exalta la herencia hispana e indígena con lances valerosos e intrépidos, y la mujer hace gala de su femineidad y entrega, enmarcados en una fiesta plena de colorido y música.

Todas y cada una de las suertes que dan forma al Deporte Charro tuvieron su origen en el campo, en tiempos de la Conquista y la Colonia (1519 - 1810) aún cuando los indígenas sufrían la pena de muerte si se les sorprendía montando a caballo. Sin embargo, hombres como Fray Pedro de Barrientos y Sebestián de Aparicio (considerado el padre de la charrería) impulsaron a los nativos, abolieron esa ley y enseñaron a los naturales el arte de la monta y la crianza del ganado, ya que en el siglo XVI el auge de la ganadería era palpable y el mestizo se convirtió en un diestro y experimentado jinete quien bajo la sombra de nuestro cielo, teniendo como frontera el horizonte de la Patria, creó, dentro de las faenas campiranas como herraderos, capaderos y tuzaderos, lo que hoy en día es reconocido como el único Deporte Nacional, la Charrería.

Así mismo, la figura del Charro ya sea como tal o como Chinaco, es notoria en todas y cada una de las luchas que tuvieron lugar en nuestro país a lo largo de la historia, principalmente en la Revolución, la cual dio pauta a la urbanización poniendo fin al auge de las Haciendas que a partir del siglo XVII aparecieron como unidad económica.

Fue así que muchos hombres del campo se trasladaron a las ciudades añorando su vida anterior, porque se juntaron y buscaron lugares para seguir practicando las suertes charras.

Esto dio como resultado que en 1919, en la ciudad de Guadalajara, se formara la primera agrupación formal llamada Charros de Jalisco y más tarde se fundaron muchas asociaciones a lo largo de la República Mexicana, construyendo y acondicionando lienzos Charros donde poder charrear, entonces, amistosamente unos contra otros.

Actualmente se cuenta con más de 900 asociaciones en México y alrededor de 180 en 8 estados de la Unión Americana, así como unos 300 grupos de escaramuzas todos ellos siguiendo el objetivo social que la Charrería se trazó desde sus inicios impulsando los ejercicios que se basen en la equitación mexicana, así como la conservación del traje y las costumbres nacionales.

Es importante mencionar el apoyo de Don Pascual Ortiz Rubio, quien siendo presidente de México, instauró en 1930 el 14 de septiembre como el Día del Charro y decretó el traje de Charro se considerara como símbolo de nacionalidad. Asimismo el General Abelardo L. Rodríguez bajo su mandato en 1932, decretó a la Charrería como el único Deporte Nacional, siendo hoy por hoy, la Federación de Charros la que más deportistas afiliados tiene ante la Confederación Deportiva Mexicana.

Por todo lo anteriormente mencionado vemos la figura del charro no sólo es símbolo de la mexicanidad sino un guardián constante de las tradiciones de su pueblo con plena conciencia de la preciada herencia depositada en sus manos hace siglos.

El Charro, comprometido con su país ha ido perfeccionando y depurando las faenas empiranas, dando lugar a un deporte espectáculo, ya que en él se funde la tradición con la valentía, el peligro con la gallardía, la caballerosidad con el compañerismo, lo cual como resultado da una charreada.



Las 10 suertes charras

El deporte de la Charrería no es solo servirse de las fuerzas del caballo o de domesticarlo, sino de educarle y describir la forma más bella de realizar, con creatividad individual cada una de las faenas del campo.


- Cala de Caballo

Primera de las suertes que requiere gran disciplina y entendimiento pleno entre jinete y cabalgadura, ya que se demostrará la buena rienda y mansedumbre del animal, comprenderá brío buen gobierno, estribo, mansedumbre, andadura, postura de cabeza y cola, etc.; y se toma en cuenta la velocidad, la manera de meter las patas y las huellas que haya marcado el caballo al rayar en tres tiempos como máximo.


- Píales en el Lienzo

Detener la carrera de una yegua que pasa a galope tendido por el lienzo del corral al ruedo lazándole las patas, estando el jinete montado y teniendo tres oportunidades el lanzador a una distancia de cuatro metros como mínimo.


- Coleadero

El charro montado cuenta con 60 metros para derribar un toro en plena carrera tirándole de la cola realizando movimientos reglamentarios, como saludar con la mano derecha en la lorenzana (orilla del sombrero), "pachonea" que consiste en dar una nalgada al toro, agarrando la cola del animal y enredándola en la pierna derecha, accionando y abriendo el caballo, estirándolo para provocar la caída del toro dependiendo de esta y la menor distancia, la puntuación.


- Jineteo de Toro:

Consiste en montar un toro detenido de un "pretal" que rodea el cuerpo del animal y provocar un mayor corcoveo. No cuenta el tiempo que dura el jinete montado sino que no caiga y que no sea ayudado por sus compañeros o una barda para bajarse.


- Terna en el ruedo:

Esta se compone de lazo a la cabeza, en donde tres charros tienen tres oportunidades para lazar el toro previamente jineteado, a la cabeza o los cuernos ganando puntos de acuerdo al floreo de soga que realice. Así como el pial en el ruedo, donde los dos lanzadores restantes deben lanzar al animal de las patas traseras con las restantes oportunidades y condiciones de puntuación. Se cuenta con ocho minutos de tiempo para realizar ambos.


- Jineteo de Yegua:

Montar una yegua bruta detenida de un pretal, donde el charro adorna su jineteo con el juego de piernas.


- Manganas a Pie:

Conocida como "La Parte Romántica de la Charrería", ya que el charro elabora filigranas y giros en el aire con su reata para lazar una yegua de las patas delanteras o "manos" que pasa frente a él a toda velocidad y así derribarla, tirando su mangana a una distancia no menor de cuatro metros. El competidor cuenta con tres oportunidades.


- Manganas a Caballo

Consiste en realizar la misma faena de a pie, sólo que montado en su cabalgadura, florea su reata y derriba a la yegua lanzándole las manos y amarrando la soga en la cabeza de la silla. El charro cuenta con tres oportunidades. En ambos casos la calificación de la mangana depende del grado de dificultad que le imprima el charro al floreo de reata previo a la presentación de la mangana, su cuaje y derribo, en el que la yegua deberá rendir para que cuente la ejecución, costillar y paleta en el piso.


- Paso de la Muerte:

Consiste en que el charro ejecutante, montando a pelo en su caballo manso, deberá pasar a los lomos de una yegua bruta que corre alrededor del ruedo a galope tendido, sujetándose únicamente de las greñas y con las piernas abarcando la panza del animal, para resistir los reparos de éste, debiéndose bajar hasta que deje de reparar.

A excepción de la cala de caballo y el jineteo, en todas las demás faenas el charro tiene tres oportunidades para realizarlas y es ayudado por tres compañeros cuando es necesario arrear al animal.


- La Escaramuza Charra:

Se conoce al conjunto de ejercicios ecuestres que a galope realiza un grupo de niñas o señoritas vestidas de rancheras mexicanas y montadas al estilo a mujeriegas.

La mujer del charro y su familia se integran a esta bella práctica y contribuyen a la solidez de la sociedad, y hacen una fiesta jalisciense y mexicana sin igual, que conserva la riqueza pura de nuestras tradiciones.

De esta forma se cierra esta fiesta que demuestra la destreza y disciplina necesaria para mantener viva la Charrería que hoy por hoy se ha convertido en la imagen de México y en el único Deporte Nacional por excelencia.

Otras Suertes Charras

Historia de la Charrería
Jineteo de yegua, Manganas a pie y a caballo
Jineteo de toro y terna en el ruedo
Coleaderos

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