Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

sábado, 8 de septiembre de 2012

Algo mío

Todos Unidos

Viene asomando a los lejos el Sol
que un nuevo día nos viene a anunciar,
ya de las aves se escucha el trinar,
y en su esplendor y grandeza
la naturaleza
nos envuelve ya,
es el deber que nos llama
y el pecho se inflama
de felicidad.

Todos unidos debemos luchar
por los que sufren sin techo, sin pan,
por los que sueñan lograr un ideal,
por los seres corrompidos
que vagan perdidos
en la iniquidad,
y por aquel que ha caído,
que solo y rendido
ya no puede andar.

Todos unidos debemos luchar
por los que lloran en la soledad,
por los que sufren una enfermedad,
por los que encienden las guerras
y esperan con ellas
saciar su ambición.

Todos unidos luchemos
y así lograremos
un mundo mejor.

Vamos hermanos lo malo a olvidar
que todos juntos debemos luchar
por conseguir que el amor y la paz
reinen en la humanidad.

Mario Carreño

Historia

El Marquesado de Salvatierra

LICENCIA REAL PARA FUNDAR UN MAYORAZGO (Continuación)

2.- Otro si, es mi merced y voluntad, que caso que el dicho vuestro hijo o persona en quien así hiciéredes el dicho mayorazgo y sucedientes y personas que sucedieren en él, cometieren cualquier o cualesquier crímenes o delitos, porque deban perder sus haciendas o cualquier parte de ello, por sentencia, disposición de derecho o por otra cualquier causa que los dichos bienes de que hiciéredes el dicho mayorazgo conforme a los sobredicho, no pueden ser perdidos ni ser pierdan, antes en tal caso vengan por el mismo hecho a aquel o aquellas personas a quien por vuestra disposición vinieren y pertenecieren, como si el tal delincuente muriera sin cometer el dicho delito la hora antes que lo cometiera, excepto si la tal persona o personas cometieren delito de herejía, crimen lesse magestatis o el pecado nefando contra natura, que en cualquiera de los dichos casos, quiero y mando que los hayan perdido y se pierdan bien, y así como si no fuesen bienes de mayorazgo y con tanto que los dichos bienes de que así hiciéredes el dicho mayorazgo sean vuestros, propios, porque en mi intención y voluntad no es de perjudicar en lo susodicho a mi Corona Real ni a otra persona alguna, lo cual todo quiero y mando que así se haga y cumpla, no embargante la ley que dice que el que tuviere hijos e hijas legítimas, solamente pueda mandar por su ánima el quinto de sus bienes y mejorar uno de sus hijos o nietos en el tercio de ellos, y las otras leyes que dicen que el padre ni la madre no puedan privar a sus hijos de la legítima parte que les perteneciere de sus bienes, ni le ponen condición ni gravamen alguno, salvo si se les deheredaran por las causas en derecho premisas, y así mismo sin embargo de cualesquier leyes fueros y derechos, usos y costumbres, pragmáticas, excepciones de estos mis reinos, especiales y generales hechos en Cortes y fuera de ellas y de cada una de ellas debiese ser hecha, expresa y especial mención, que yo, por la presente del dicho mi propio motu, cierta ciencia y poderío real absoluto, habiendo aquí por inciertas e incorporadas las dichas leyes y cada una de ellas, dispenso con ellas y con cada una de ellas y las abrogo y derogo, caso, y anulo y doy por ningunas y de ningún valor y efecto en cuanto esto toca y atañe y atañer puede en cualquier manera, quedando en su fuerza y vigor, para que en lo demás adelante, con tanto que seáis obligado a dejar a los hijos e hijas legítimas que tenéis y tuviéredes, en quien no hiciéredes el dicho mayorazgo, alimentos aunque no sea en tanta cantidad cuanta les podía venir de su legítima y por esta mi carta, encargo al Serenísimo Príncipe Don Felipe, mi muy caro y amado hijo y mando a los infantes, prelados, duques, marqueses, condes, ricos hombres, maestros de las órdenes, priores, comendadores y subcomendadores, alcaides de los castillos y casas fuertes y llanas y a los de mis Consejos, Presidentes e Oidores, Alguaciles de mi casa y Corte y Chancillerías y a todos los Corregidores, Gobernadores y otros cualesquier Jueces y Justicia cualesquier de mis reinos y señoríos y de las dichas indias, Islas y tierra firme del mar Océano, así a los que ahora son como los que adelante serán, que guarden y cumplan a vos los dichos Jerónimo López y Doña Ana Carrillo de Peralta vuestra mujer, y a cada uno de vos y al dicho vuestro hijo o persona en que hiciéredes el dicho mayorazgo y sus descendientes, esta mi licencia y facultad, poder y autoridad que yo os doy para hacer todo lo que conforme y por virtud de ella hiciéredes y ordenáredes e instituyéredes en todo y por todo, según que en esta mi carta se contiene, y que en ello ni en parte de ello, embargo ni contradicción alguno, no os pongan ni consientan poner, y si vos o ellos hiciéredes mi carta de privilegio y confirmación, mando al Presidente y a los dichos mi Consejo de las Indias que os la den y libren, pasen y sellen lo más fuerte, firme y bastantemente que les pidiéredes y mantener hubiéredes, y los unos, ni los otros, hagáis cosa en contrario, so pena de la mi Mereced y de cien mil maravedís para mi Cámara y Fisco.

Dada en Valencia a nueve de febrero de mil y quinientos y ochenta y seis años.- Yo el Rey.- El Licenciado Diego Gasca de Salazar, el Doctor Pedro Gutiérrez Flores, El Licenciado Pedro Díaz de Tudanca, el Licenciado Benito Rodríguez Baltonado, yo Juan de Ibarra, Secretario del Rey Nuestro Señor, la hice escribir por su mandado.- Registrada, Pedro de Ledesma, Chanciller San Juan de Sardineta.

- FIN DEL LIBRO -

Tomado del Libro: “El Marquesado de Salvatierra”
de Francisco Vera Figueroa


Historia y Evolución de Salvatierra

El Mundo Prehispánico de Salvatierra; Frontera de Culturas

El Hospitalillo de Huatzindeo y el apostolado de Fray Juan Lozano. (continuación)

La existencia de este hospitalillo influyó de tal modo en la evangelización, orden y civilización de los indios, a pesar de la hostilidad y agresividad de que fue objeto la escasa y pobre población asentada en su alrededor, de parte de aquellos que creían tener derecho sobre ese pedazo de tierra. Como fué el caso de la Justicia Mayor de Yuririapúndaro, que fundamentándose en las Cédulas de reducción de pueblos inútiles a sus cabeceras, trató de incorporar a estas familias a esa localidad, como no logró que sus habitantes se cambiaran, mandó arrasar el pueblo y quemar los jacales, dejando únicamente en pie la pequeña capilla, esto obligó a los frailes Franciscanos a cambiar su asistencia espiritual al pueblo de Chochones, en el margen derecho del río.

Todos estos sucesos motivaron que los religiosos Agustinos, planteando la situación que imperaba en el valle por falta de asistencia, se instalaran en San Nicolás, Jaral, y otros puntos de esta jurisdicción. Pasaron varios años, en la visita pastoral del obispo de Michoacán, Fray Francisco de Rivera, se instalaron en Huatzindeo el 6 de diciembre de 1635, las cofradías de las Ánimas y del Santísimo Sacramento.

El hospitalillo persistió por más de cien años, y la vida entera del valle estuvo referida y relacionada con él. Ahí vivió y murió el ilustre lego Fray Juan Lozano, gran protector y evangelizador de los indios. Había nacido en España por el año de 1560, llegó como todos sus hermanos de orden a entregarse en cuerpo y alma, a los naturales. Muy pronto, la pequeña comunidad le cambió su nombre por el amoroso apodo de fray gallina, porque amaba tanto a los indígenas, que siempre le rodeaban, cuidándolos y consolándolos como gallina a sus polluelos. Murió lleno de Santidad y en la Gracia de Dios en el Convento de Huatzindeo, el año de 1620.

De él cuenta la tradición que tenía el Don de la Profecía, pronosticó la fundación de Salvatierra, cuando le oyeron decir, mirando hacia el montecillo donde hoy se encuentra el convento de Ntra. Sra. del Carmen “Vendrá el tiempo cuando en aquel lugar se obrarán grandes cosas, allí habrá unos santos divinos, grandes siervos de Dios y entre aquellos pedregales depositará su majestad un tesoro de soberanos bienes”.

La Fundación de Yuririapúndaro y la Llegada de los Misioneros Agustinos.

Los pocos datos que se relacionan con el origen primitivo de la hoy ciudad de Yuriria, la remontan a los tiempos del periodo clásico de la época prehispánica, bajo las influencias de las culturas teotihuacana y tolteca, en que fué establecido allí un centro de poder para controlar esta basta región. Años antes de la llegada de los españoles, era ya un pueblo de seis o siete mil almas chichimecas, en lucha tensa con otros chichimecas nómadas y salvajes, y con los tarascos del vecino reino de Michoacán. Llegaron éstos últimos a posesionarse de la primitiva aldea, quedaron como únicos dueños donde el calzontzi nombró un cacique, para que en su nombre gobernara y controlara a este pueblo de frontera chichimeca.

Don Martín Cortés, hijo del conquistador, tomó posesión de este cacicazgo en el año de 1522, quedando sujeto al encomendero de Puruándiro, Juan de Villaseñor, que residía normalmente en Huango (hoy Villa Morelos). Su fundación legal o refundación por parte de los españoles, fué el 12 de febrero de 1540, pero fué hasta el 19 de febrero de 1560, cuando por Cédula Real fué reconocido como pueblo con el nombre de San Pablo Yuririapúndaro. Nueve años después de los franciscanos y cuatro a la zaga de los dominicos, arribaron los agustinos a la Nueva España el 22 de mayo de 1533. Se constituyeron en la provincia de México en el año de 1568, años después, el 22 de junio de 1602, se erigió la provincia de San Nicolás de Tolentino de Michoacán.

Desde 1537, fray Diego de Chávez fué enviado a Michoacán, fundó los conventos de Tiripetío y Tacámbaro. Llegó a Yuriria el 16 de septiembre de 1548, a la capilla de Santa María, construida por fray Alonso de Alvarado en 1537, en el mismo año de su llegada, inició la construcción de la laguna. En la fiesta de Todos Santos, el 1 de noviembre de 1550, fray Alonso de la Veracruz, en su calidad de provincial, colocó la primera piedra de lo que sería el convento, y el 25 de enero de 1559, el mismo fray Alonso, fundó en ese edificio el colegio de Estudios Mayores de San Pablo.

Por esos tiempos, Yuririapúndaro estaba gobernada por el cacique purépecha Loruirí, y que al momento de la conquista siguió el ejemplo de su rey michoacano Tangaxoan II convirtiéndose al cristianismo, fué bautizado por fray Alonso de Alvarado y apadrinado por D. Fernando de Sosa, razón por la que tomó el nombre de Alonso de Sosa, y el título de Capitán General de la frontera Chichimeca.

Don Alonso de Sosa regaló a fray Diego de Chávez una inmensa extensión de tierras que poseía en el valle de Huatzindeo, siendo éstas, más otras compras que hicieron los religiosos Agustinos, las que formaron la hacienda de San Nicolás de Tolentino, en el viejo pueblo de San Felipe Tiristarán en el año de 1557. En 1661, se erigió la vicaria o ayuda de parroquia de San Nicolás a cargo de los mismos religiosos, adquirieron después, algunas fanegas de sembradura de pan llevar, y un molino sobre la margen izquierda del río cerca del salto, paraje conocido posteriormente como Batanes, de esta manera, los misioneros Agustinos penetraron y evangelizaron una gran parte de lo que hoy es nuestro territorio municipal.

La Fundación de San Nicolás de los Agustinos; la hacienda y el convento.

El viejo pueblo de Tiristarán (significa en purépecha lugar al lado del río), hoy San Nicolás de los Agustinos, tiene sus orígenes en la gentilidad de los tiempos, ya existía antes de la llegada del español y del misionero, su fundación se remonta hasta las épocas prehispánicas de las influencias culturales de teotihuacanos y toltecas, formaba parte de las mitológicas poblaciones conocidas como pueblos de Culiacán, su nombre era Istlaguacatlán, cuyo significado es: lugar que tiene llanos, con el tiempo, cambió su nombre a Tiristarán.

Cuenta una antigua tradición recogida por los primeros pobladores europeos llegados al valle de Huatzindeo, que originalmente se encontraba junto al poblado de la Magdalena al asentarse ahí, según la misma tradición, un indígena de nombre Tzirú cuando se desprendió de su tribu errante junto con su mujer Tzirúera y su pequeño hijo, alimentándose con la abundancia de frutos que esa tierra le ofrecía, y los enormes peces que atrapaba en los remansos del río. A la llegada de los primeros misioneros Franciscanos en tiempos de fray Juan de San Miguel, se cambió a la margen izquierda del río al ser construida por éstos una pequeña ermita donde hoy se encuentra el pueblo, tomó el nombre de San Felipe Tiristarán, para invocar el nombre de su Santo Patrono el Apóstol San Felipe.

Desde los tiempos inmemoriales estuvo sujeto al cacicazgo de Yuririapúndaro. El último cacique, don Alonso de Sosa, al convertirse al cristianismo, donó estas extensas y ricas tierras a fray Diego de Chávez y, por ende, al convento Agustino de San Pablo de Yuriria.

Así, los agustinos penetraron y se asentaron el territorio salvaterrense al fundar la hacienda de San Nicolás en el año de 1557. El 15 de marzo de 1563, el segundo virrey de la Nueva España, don Luis de Velazco (padre), les otorgó una merced de un sitio para ganado mayor a los naturales para la fundación de su congregación de Ntra. Sra. de los Remedios.

No tardaron los religiosos Agustinos de Yuriria en tener problemas por la posesión de sus tierras, arguyendo que muchos propietarios del valle de Huatzindeo se las invadían con el pretexto de ser suyas. Ante tal situación el virrey de la Nueva España, don Luis de Velazco (hijo), emitió una orden fechada el 21 de enero de 1595, para que todos los terratenientes exhibieran sus títulos de propiedad ante el alcalde primero de Yuririapúndaro, y se comprobara que ampararan la extensión exacta de sus tierras.

El problema por las tierras de la hacienda lo siguieron teniendo los religiosos, pues continuaron los conflictos, aún con los naturales del pueblo de San Felipe Tiristarán, según consta en las Ordenanzas dirigidas a las justicias de Zelaya y Salvatierra emitidas por el Virrey don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey, el 6 de enero de 1601, y por el Virrey D. Diego Fernández de Córdova el 8 de febrero de 1662.

Sin solución el problema entre los naturales y los religiosos Agustinos, éste se prolongó aún después de la Independencia. En el año de 1717, el fraile administrador de la hacienda y los peones firmaron un convenio con los naturales de Tiristarán para preservar la paz y quietud en esos lugares. El 3 de diciembre de 1827, el administrador fray Alipio Lozada, hizo el ofrecimiento al Ayuntamiento de Salvatierra de establecer en la hacienda una escuela de primeras letras y proporcionar sitios en la misma a los naturales, a cambio de abandonar sus casas y tierras, con el pretexto de que lograran los auxilios espirituales, de los que carecían por estar distantes.

El empeño de los Agustinos no cejó, y por fin, el 5 de septiembre de 1837, con la ayuda de la fuerza pública y el apoyo del entonces gobernador del estado D. Luis Cortazar, fueron desalojados. Muchos de ellos cruzaron el río y fundaron la congregación de El Capulín. Las tierras se las volvió a restituir el gobernador D. Manuel Doblado y se las volvieron a arrebatar durante el Porfiriato.

Con la Ley de Desamortización de los Bienes del Clero, los agustinos se vieron obligados a vender la hacienda al Lic. Manuel Godoy; quien cedió sus derechos a don Gregorio Lambarri; éste a su vez, la vendió a la Sociedad “Bermejillo y Compañía y Martínez Negrete”.

La historia del convento se inició al celebrarse en el año de 1620, el séptimo Capítulo Provincial de los Agustinos de Michoacán en el convento de Cuitzeo, donde se aprobó su fundación que se realizó hasta el año de 1655, concluyéndose el templo en 1675. Por esos años, en 1661 D. Marcos Ramírez de Prado, obispo de Michoacán, erigió la vicaria o ayuda de parroquia de San Nicolás de los Agustinos, siendo su primer vicario fray Juan Ramírez, O.S.A. quedando sujeto al partido de Salvatierra.

Los naturales fundaron la cofradía de la Virgen de los Remedios, construyendo la capilla lateral del templo. Y los criollos y españoles la cofradía de las Ánimas. Si bien la hacienda fué entregada por los Agustinos de Yuriria a la provincia Agustiniana de Michoacán, al secularizarse el curato de Salvatierra, la vicaría fué adscrita al de Yuriria en 1774.

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López

Narraciones

El Peligro Amarillo
Por : R M P

En el Libro Negro de Giovanni Papini, aparece una narración donde su personaje que llama “GOG” hace una entrevista al famoso escritor Chino Lin-Yutang, acerca del “Peligro Amarillo”. Gog quería saber cuáles eran las opiniones de Lin-Yutang referentes a su patria. Cuando se las dijo, dejó a Gog con la boca abierta, pues el Chino lo despidió con una sonora carcajada, como burlándose del Europeo. Y no fué para menos, pues dijo la verdad, la cual debe estremecer al mundo; más ahora que posiblemente se esté cometiendo un gran error que puede pagarlo muy caro tanto la América del Norte, como la Unión Europea.

A unas preguntas de Gog, Ling contesta: “El pueblo Chino es el pueblo más peligroso que hay en el mundo, y por eso está destinado a dominar la tierra. Por espacio de siglos y siglos permaneció encerrado en los confines del inmenso Imperio porque creía que el resto del planeta carecía de toda importancia. Pero los Europeos y después los Japoneses, le han abierto los ojos, los oídos y la mente. Han querido desanidarnos a la fuerza y ahora ha de pagar caro su ambición y su curiosidad. Desde hace un siglo los chinos aguardan la hora de vengarse, y se vengarán.

En otro pasaje dice: Cuando el Emperador Guillermo II (Alemán) denunció al mundo hace ya 50 años “El Peligro Amarillo” demostró el mayor grado de genio de toda su vida. Se burlaron entonces de la imperial Ave de mal agüero, pero la historia se prepara a darle la razón. Más adelante, agrega: “Cuando tengan cantidad suficiente de las armas más modernas, nadie será capaz de atajar esos 500 millones de ladrones hambrientos y crueles, ni siquiera los 200 millones de esclavos. Ya en la edad media, los Mongoles invadieron a Rusia y llegaron hasta los confines de Italia”.

-Entonces Gog le dice: -Señor Ling, ¿Habla seriamente? –Ling responde: -Nada hay más serio Mister Gog, -contestó el genial chino y estalló en una sonora carcajada, tan alegre y prolongada que me espantó. No lograba yo decir una palabra más, y cuando lo dejé aún estaba riendo. Pues bien, no solamente el Kaiser Guillermo II de Alemania denunció al mundo “El Peligro Amarillo” –También lo denunció otro gran caudillo y estadista (Alemán), don Adolfo Hitler cuando dijo: -Yo los libro del “Peligro Amarillo”. -Pero el resto del mundo no le hizo caso, el peligro amarillo siguió adelante con Mao Tse Tung y Chou En Lay, quienes al triunfar su lucha política y armada, barrieron con la opresión y explotación extranjera.

Lo que nos dice Papini a través de Gog es bastante elocuente para los hombres que están al frente de su naciones en calidad de mandatarios, y naturalmente para todos aquellos hombres que saben lo que significa el Nacionalismo de cada país. Pues como dijo Ling Yutang, la ambición de los occidentales de dominación y explotación de otras naciones, los ha llevado, como en el caso de la China, a despertar al gigantesco dragón chino que ahora van muy adelante y están en guardia para afrontar cualquier tentativa o amenaza proveniente del exterior; como cuando fueron doblegados por Inglaterra con su injusta e improcedente Guerra del Opio. Asimismo, cuando fueron intervenidos por Francia, que se pagó con el territorio de la Indochina; que después Francia se la pasaría a los Estados Unidos, luego de la Segunda Guerra Mundial. Rusia y Japón, por otro lado, ocuparon territorio chino.

Actualmente puede decirse que los Estados Unidos son los que mandan en la China Nacionalista de Chang Kay Chek, desde este baluarte, han tratado de extender su dominio o poder a otras naciones cercanas, como para acorralar a la China Continental, promoviendo las guerras civiles en Vietnam, Corea, Thailandia y otras. Pero no han podido lograr su objetivo completo, seguramente por la ayuda que han recibido de la China de Mao.

Y como le dijo Ling Yutang a Mister Gog: “los mismos occidentales, les han abierto los cinco sentidos y ahora según se sabe, la China de Mao Tse Tung va muy adelante en tecnología. Pues como no tiene limitaciones en materia de armamentismo, ya viene fabricando armamento atómico. Estados Unidos en su política de disuadir a la China de Mao y ganarle ventaja a Rusia, ha convertido a la China Nacionalista y al Japón en las naciones punteras en riqueza y en tecnología, aún en perjuicio de la misma nación norteamericana y sus países alineados (o satélites) inundándolos de toda clase de mercancías Made in China y Made in Japan.

Todos estos millones de toneladas de productos asiáticos se pagan en dólares ocasionando como aquí en México, el cierre de miles de empresas grandes, medianas y pequeñas, con la consiguiente desocupación de miles y miles de mexicanos sin trabajo. La agricultura mexicana también ha sido muy afectada. El resultado de este desequilibrio socio-económico ha sido el crecimiento sin igual de la delincuencia y de la emigración masiva de mexicanos, unos con papeles y otros sin ellos; pues todo México necesitamos cruzar la frontera. Todo esto lo ha ocasionado el Tratado de Libre Comercio firmado por el señor Salinas.

Como se dice, todo esto está sucediendo en México para engrandecer a los países asiáticos ya mencionados. Por lo que hace a los demás países de América Latina de Guatemala a la Argentina, se han negado a aceptar ese tratado por nefasto a la economía de esos países hermanos.

Bueno, hasta aquí, parece ser que los dominadores de la situación en Asia son los Estados Unidos. ¿Pero qué pasaría si surge un nuevo Mao Tse Tung, un nuevo Chou En Lay y otro Ho Chi Ming? ¿Podrían los Estados Unidos sostener una gran guerra contra la China Continental y la otra guerra que sostiene con los árabes? Pues ya no contaría con los millones de soldados del Ejército Rojo de Rusia. Recordemos el distanciamiento de Rusia con los EE.UU. conocido como “La Guerra Fría”. Cuando Rusia pretendió agrandar su influencia con el mundo Árabe, suscitándose el conflicto bélico en Afganistán donde los Rusos fueron rechazados por los Estados Unidos, con la ayuda de Bin Laden y el Rey Hussein de Irak, que después el primero fué perseguido y el segundo ahorcado por el gobierno adicto al invasor Norteamericano.

En esta acción. los EE.UU. quedaron muy mal parados con la Rusia y con el Irán de los Ayatolas. Por eso, en una supuesta guerra de los EE.UU. contra la China de Mao, no es de esperarse una alianza con la Rusia. Esta gran nación quedaría neutral y más bien podría ponerse de parte de los Árabes. La cosa es que los EE.UU. se están jugando UNA CARTA MUY PELIGROSA EN LAS CHINAS ASIÁTICAS y con todo el mundo Árabe encima. Al respecto, es reveladora la risa ENIGMÁTICA de Ling Yutang; pues serían apocalípticos los estragos que harían los 500 millones de soldados de la China de Mao provistos de armamento atómico, que se lanzarían como tigres hambrientos sobre los campamentos militares y fábricas de los occidentales establecidos en el Lejano Oriente.

De inmediato caería la Nación Norteamericana en un caos INDESCRIPTIBLE, siguiéndole el grupo de naciones alineadas a los EE.UU. entre ellas México. El pueblo mexicano lo presiente, pues algunas veces he oído decir a varias gentes que tienen sus familiares allá en el “Norte” SEÑOR JESÚS, QUE NO LE VAYA A PASAR NADA A LOS ESTADOS UNIDOS EN ESAS GUERRAS QUE SOSTIENE CONTRA SUS ENEMIGOS. Protege a esa Nación que nos está dando de comer, etc. Y es cierto, pues se sabe que más de 15 millones de mexicanos han emigrado, como hemos dicho: unos con documentos y otros sin ellos.

Sí, es una triste realidad, México padece muy crueles sufrimientos debido a su desequilibrio económico. Todo está sumamente caro, no hay dinero que alcance. Estamos a merced de los inversionistas extranjeros. Estamos con el Jesús en la boca
que no agrave la crisis en los Estados Unidos porque de inmediato nosotros lo resentimos. En cambio, las naciones asiáticas están viviendo en la abundancia. Todo esto fortalece al Peligro Amarillo que nos está conquistando por la vía del comercio de su tecnología. Mas de un modo u de otro, parece ser que las predicciones de Ling-Yutang se están cumpliendo.

Mi Aventura como Deudor

Igual que a una buena parte de los mexicanos, y como típico miembro de la clase media emergente, a mí también me agarró el famoso “error de diciembre” de 1994 con las manos en la mas: es decir, endeudado.

Antes de la crisis, mi deuda era razonable en relación con mi ingreso. Consistía en una hipoteca por un tercio del valor de la casa, y de cuatro o cinco tarjetas de crédito que en general pagaba totalmente en la fecha límite del vencimiento. Pero el elemento perverso de las crisis económicas estriba en que lo que antes era una condición de crédito razonable se convierte, como por arte de magia –magia negra en este caso-, en una situación en la que se trabaja casi exclusivamente para pagar la deuda, si bien le va a uno, y se está siempre al borde del embargo. Todo esto, sin haber hecho nada para provocarlo y sin poder hacer algo para remediarlo.

Algunas familias o individuos no se recuperan nunca de una crisis así. En el caso específico de mi familia, fueron primero cinco años de una situación de quiebra, un periodo en el que el adeudo aumentaba consistentemente; luego seis años en los que la deuda se mantuvo alta, pero constante; y tres en los que, finalmente, pudimos ahorrar para pagar el saldo total. Es decir, nos tardamos catorce años para llegar a una situación que hubiéramos logrado, sin penas ni sufrimientos, en tres o cuatro años. ¡Claro! Si no hubiera ocurrido el famoso “error de diciembre”, ni se hubiera presentado la malévola crisis.

¿A qué se debió, en el caso de México, este cambio tan radical en la posición económica? Básicamente al disparo de la tasa de interés. Todo empezó con una devaluación del peso a finales de 1994 –”ampliación de la banda del tipo de cambio”, se le llamó en el lenguaje oficial- que se trasladó en cuestión de días a la inflación y de ahí a la tasa de interés. Este último incremento se dió de forma automática porque los bancos mantuvieron una tasa de interés real (interés nominal menos la inflación) constante; es decir, al subir la inflación, ellos aumentaron la tasa de interés nominal al menos en la misma proporción.

Como consecuencia de esos movimientos, el pago mensual sobre las deudas –intereses más capital- se multiplicó y al no poderse pagar éste, en virtud de que los ingresos o salarios siguieron iguales, la deuda original fué creciendo y por ende los pagos mensuales aumentaron dramáticamente en una espiral, injusta y maligna, que provocó una trasferencia de riqueza. En ocasiones, los bancos ni siquiera se molestaban en aumentar los cobros mensuales, porque sabían que no podían pagarse, sino que sencillamente subieron mes a mes el adeudo total.

En cualquier caso, al cabo de algunos meses las deudas hipotecarias superaron el valor de mercado de las casas y los bancos se convirtieron en los principales agentes inmobiliarios. Los deudores, o sea una buena parte de los ciudadanos, cada vez en mayor proporción, dejaron de pagar hasta que se aplicaron medidas radicales que en México tomaron la forma del Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) y de las UDIS (Unidades de Inversión Social).

El Fobaproa consistió, en términos sencillos, en que una parte de la cartera vencida de los bancos –los créditos que éstos seleccionaron, que evidentemente correspondieron a los más grandes, los más difíciles de cobrar y los de sus socios y amigos- la compró el gobierno y ¡con la aprobación del Congreso de la Unión!, se convirtió en deuda pública. Por increíble que parezca, así fué: ¡Las deudas privadas se hicieron públicas! Pero no las de todos los mexicanos, sino sólo las de los ricos y poderosos. Creo que este tipo de cosas ya las había anticipado Marx hace un par de siglos: el Estado es la superestructura del capital.

Las UDIS, por su parte, sustituyeron a los pesos en los créditos hipotecarios y variaban su valor según la inflación. En otras palabras, la deuda era constante en UDIS y variable en pesos. Junto con esta conversión, se llevó a cabo un descuento para el deudor que se transfirió al Fobaproa.

Seis meses después del fatídico “error de diciembre”, para colmo, perdí mi trabajo, con lo que entré en franca bancarrota. No recuerdo con exactitud cómo salimos, mi esposa y yo, de tan espantosa situación. Hubo mucha congoja, muchos pagos y una reestructuración que nos dejó con un adeudo total a treinta años equivalente al valor de mercado de la casa, sobre el que se tenía qué pagar un monto mensual superior a los 10,000 pesos, que aumentaba mes a mes conforme se incrementaban las UDIS, ochenta por ciento del cual correspondía a intereses y sólo veinte por ciento al capital.

Después de otros tres años de ahorrar pudimos ¡por fin!, liquidar la hipoteca. Haciendo cuentas: el préstamo original era por menos de la mitad del valor de la casa, pero al final lo terminamos pagando más de tres veces. Por lo que toca a las tarjetas de crédito, traté de negociar algunas rebajas y su pago en plazos. No obstante, con una de ellas a mi esposa le dieron miedo las amenazas de embargo de los cobradores y la pagó sin avisarme. Y otra, que el banco dió para su cobro a un despacho que lo hacía con métodos especialmente impertinentes e incluso groseros, nos provocó grandes pleitos y enojos, pues aunque ya ¡había sido pagada!, el banco no lo registró sino hasta después de múltiples reclamos y aclaraciones.

Varios años después, cuando creía que ya había saldado mis deudas de tarjetas de crédito y cuando de hecho mi situación económica era aceptablemente buena, llamó a mi casa un licenciado con voz joven diciéndome que trabajaba en un despacho con el subgerente nombre de Monetización de Activos –en otras palabras: convertían las deudas en dinero- para informarme que tenía yo un adeudo de alrededor de 36,000 pesos de una tarjeta del desaparecido Banco Nacional del Pequeño Comercio (Banpeco y posteriormente BNCI), que con intereses y recargos ascendía a una cifra del orden de los 150,000 pesos, pero que como me querían ayudar a terminar con ese problema, sólo me iban a cobrar los 36,000 pesos originales.

-¿Podría pagar dicho adeudo a plazos? –Pregunté al joven licenciado.
-Bueno, le podemos dar un plazo máximo de 24 pagos mensuales.
-¡Está bien!, démelos.
-Serían, entonces, 1,500 pesos al mes, por dos años. Le voy a enviar un acuerdo (convenio) para que lo firme –me informó.
-¡Está bien!, Envíemelo.
-¿Tiene usted fax?
-¡No! No tengo fax.
-Algún fax de alguien, algún pariente, una tienda o papelería cercana, o algo así.
-¡No!, no se me ocurre ningún fax. Mándemelo con un mensajero.
-No tenemos ese servicio, pero déjeme ver cómo lo resolvemos.
-Bueno, espero sus noticias.

Así pasé un año sin saber nada al respecto. Y un día, otro joven licenciado del mismo despacho me llamó para informarme exactamente lo mismo, y ocurrió más o menos el mismo diálogo y me quedé esperando el dichoso acuerdo.

Y pasé otro año sin saber nada al respecto. Pero un día al llegar a mi casa a las once de la mañana, después de desayunar, sonó el teléfono y era una joven licenciada del mismo despacho, quien con voz imperiosa me dijo en forma amenazadora:
-¿Ya le dijeron que tiene una deuda?

Deduje que ya había hablado antes y me habían dejado recado.
-¡No! No me dijeron nada, ¿de qué deuda me habla? –fingí demencia.
-Una deuda que tiene usted con el Banco Interior de Crédito…

La interrumpí en ese momento y le dije:
-Mire usted, en primer lugar el banco no se llama así, y en segundo lugar ustedes no tienen remedio.

Traté entonces de explicarle que llevaba dos años esperando el dichoso acuerdo y que en todo ese tiempo no lo había enviado. Pero no me dejó continuar, me atajó y con voz enojadísima comenzó a insultarme por ser mal pagador, rematando con:
-¡Es usted un muerto de hambre, bastardo!
-¡No vuelvo a hablar contigo, desgraciada! –le dije y colgué el teléfono.

Pasaron cinco minutos y llamó otro licenciado, joven también, quien después de preguntar mi opinión por la licenciada que había llamado antes –opinión que obviamente fue de lo peor- me informó que él era la última persona con la que podría yo hablar antes de iniciar el proceso de embargo; que yo no había dado muestras de querer pagar durante dos años y que iba a tener qué pagar el adeudo completo, con intereses y recargos, o me caería todo el peso de la ley. Y de forma inexplicable, en algún punto de la conversación, comentó que si mi adeudo fuera menor a 100,000 pesos ya no podría haber embargos. Esta información me fue muy útil después.

Tardé alrededor de quince minutos en lograr que este licenciado comprendiera que ellos eran los que no habían cumplido, que ya habían llamado dos o tres veces antes y que nunca me habían mandado el dichoso acuerdo. Y de pronto dijo:
-¡Ah, sí! Aquí está. Es por 1,500 pesos mensuales durante dos años. Pero se lo voy a cambiar. Le voy a enviar tres propuestas, para que escoja.
-Bueno, mándelas.
-¿Tiene fax?
-¡No! No tengo. Mándelo con un mensajero.
-No tenemos ese servicio. Déme entonces su correo electrónico.

Y para no seguir con el problema, le di mi correo electrónico. A los dos o tres días, efectivamente, recibí las propuestas. Ahora, las 24 mensualidades eran sobre los 150,000 pesos, y la tercera opción consistía en un solo pago por los 36,000 originales. Después de revisarlas comencé a reflexionar y me dio mucho coraje que como resultado del famoso “error de diciembre” había tenido qué pagar casi el cuádruple de otras deudas originales, y luego de acordarme de la forma tan molesta en que este despacho cobraba, me entraron unas ganas inmensas de vengarme y decidí no pagar ese último adeudo. Pensé que era una lástima que sólo fueran 36,000 pesos, pues me hubiera gustado que hubiese sido mucho más.

Además del coraje, tenía al menos cuatro buenas razones para no pagar: primera, la deuda era de un banco que ya había desaparecido, cuyo saneamiento se hizo con fondos públicos, es decir, con recursos que todos los mexicanos pagaríamos durante muchos, muchos años; segunda, al despacho la deuda le había costado no más de 10 centavos por cada peso, ¿por qué debía entonces yo pagarle a estos extraños mi deuda total con todo e intereses moratorios?; tercera, el adeudo tenía una antigüedad de dieciséis años, por lo que ya había prescrito; y cuarta, la deuda original era menor a 100,000 pesos, por lo que resultaba, según el propio licenciado cobrador, inembargable.

Así que cuando el licenciado –éste que era la última persona con la que podría arreglarme- volvió a llamar para saber qué alternativa era de mi agrado, le contesté categóricamente que ninguna, y le dí mis cuatro razones. Ante el cúmulo de argumentos, él trató de alegar falsedad, pero lo interrumpí y le dije:
-¡Mire. Es muy sencillo. Si no le convencen mis razones empiece usted los trámites del embargo y se acabó!

Se quedó sin habla por un momento y luego, a gritos, empezó a insultarme:
-Es usted uno de esos tipos que prefieren que los estén molestando a pagar. ¡Provecho! ¡Cómase sus croquetas, miserable!

Ante tal perorata de insolencia, colgué lo más pronto que pude.

De forma previsible, al día siguiente llamó un licenciado diferente ofreciéndome, en un tono más amable el acuerdo inicial de 1,500 mensuales. Pero yo contaba para entonces con un argumento adicional para no pagar. Así que además de las cuatro razones anteriores, le dije claramente:
-¡Mira, gente de tu despacho me ha insultado ya varias veces! De manera que no pueden esperar que alguien a quien insultan de esa forma todavía les pague, ¿verdad? ¡Tienen que escoger entre insultar o cobrar. Y en mi caso, escogieron insultar, así que no les voy a pagar! Adiós, y colgué.

Parece que este argumento los convenció finalmente, porque no me han vuelto a llamar. Todo indica que mi venganza se consumó.

Tomada del Libro: “Relatos de Salvatierra y otros lugares”
de: Víctor M. Navarrete Ruiz

Libro

El Radio
(continuación)

La radio toca aproximadamente tres mil canciones al mes, pero distribuidas entre trescientos a cuatrocientos títulos que se repiten. Aparte de las estaciones de difusión cultural y música clásica, y las pocas dedicadas a la música “tropical” que aún sobreviven, la radio hoy día transmite únicamente la música de moda. Por ejemplo, en 1960 había cinco estaciones de género ranchero en el D. F. y ahora sólo hay dos que transmiten este género intermitentemente. Curiosamente, el medio de difusión fundamental para esta música son los “palenques” de provincia donde, semana a semana, los empresarios intercalan peleas de gallos con números musicales casi siempre a cargo de cantantes de música ranchera.

Muchos de estos artistas deben su actual popularidad (así como la de las canciones que interpretan) a estas presentaciones personales que, en cierta forma, sustituyen la falta de difusión radiofónica. La cantidad de música estadounidense y de otros países ha ido aumentando en proporción a la desaparición de las canciones mexicanas y el gusto musical es moldeado según los ritmos y estilos de la moda imperante.

El Apogeo de la Canción Romántica
La Inmortal Trova Yucateca

La blanca Mérida: los hijos de la noche hermosa

No hay mejore descripción ni más entusiasta de la vida trovadoresca en la ciudad de Mérida durante las décadas pasadas que la del musicólogo Baqueiro Foster en su libro sobre la canción popular en Yucatán. En la actualidad, es posible comprobar la brusca desaparición de todas aquellas tradiciones aún vivas durante la época de Foster.

La ciudad de Mérida, “bella como la imagen del recuerdo, patria de la canción nostálgica y dulce”, sitio privilegiado “donde las canciones se producían como las flores y los frutos”, es hoy día una ciudad idéntica a cualquier otra, asimilada al consumo y a la mentalidad unificada de los medios de información. Es inútil buscar sus troveros y sus trovadores, así como a los poetas que proveían de versos a los creadores de canciones.

Según relatan Baqueiro y los viejos conocedores, los trovadores acostumbraban reunirse bajo los laureles de la Plaza Grande o en las plazas y parques que fueron desde antiguo refugio de trovadores: San Juan, San Sebastián, Santiago y Mejorada. En aquellos años rapsódicos era posible reunir a más de doscientos trovadores en unos cuantos minutos. Mientras llegaba el comprador de la serenata, la noche se iba en improvisaciones y remembranzas de canciones antiguas.

Actualmente, los tríos y dúos son escasos en las plazuelas. Los compositores como Juan Acereto y Pastor Cervera tienden a desaparecer. En las cantinas, clubes nocturnos o cervecerías para hombres solos suele haber trovadores; hombres de más de cincuenta años, tal vez sobrevivientes de la época de oro, con voces gastadas y guitarras sordas, que guardan como íntimo tesoro el orgullo de ser troveros.

Los lugares para escuchar música no abundan, y los sitios que pretenden resucitar la tradición como El Desván Romántico quiebran por falta de público. Aunque existe un último reducto en los hoteles de lujo que ofrecen como show a un trovador que utiliza una guitarra con amplificación eléctrica y que entona, a más de canciones internacionales, una que otra yucateca tradicional que pocos solicitan. Baqueiro Foster había llegado a clasificar en su archivo cientos de canciones yucatecas; no solamente de los más conocidos como Palmerín, Pepe Domínguez, Rubén Darío Herrera, Lalo Santamaría y Alfredo Tamayo, sino las creaciones casi desconocidas pertenecientes a muy diferentes épocas. En la actualidad, la nueva generación conoce muy pocas canciones tradicionales. Si acaso llegaran a mencionarse, se referirán obligatoriamente a los mismos tres músicos mayores: Guty Cárdenas, Ricardo Palmerín y Pepe Domínguez. Así como en las tiendas de discos abundan los ritmos de moda, es casi imposible conseguir un disco de autores yucatecos recientes. Los medios masivos de información se han impuesto rotundamente. Las chicas empleadas en los comercios y en las oficinas no cuentan entres sus ilusiones juveniles recibir la ofrenda de una delicada serenata.

En 1941, al decir de sus poetas Rosado Vega, Ermilo Padrón López y Antonio Mediz Bolio, la canción yucateca podría ser caracterizada por su pulcritud y su limpieza y por el acoplamiento feliz de sus dos expresiones, la letra y la melodía. Los orgullosos letristas, se preciaban de que los creadores de la canción yucateca habían permanecido incontaminados por el llamado comercialismo. Sin embargo, la arcadia feliz de la canción peninsular se sentía amenazada. Rosado Vega, autor de la letra de “Peregrina” y abogado de la “creación como desinterés”. reflexionaba: “A mí nunca me han dado un solo centavo por las letras que he producido para canciones. Últimamente, la canción yucateca se ha vuelto objeto de voraz explotación para radio y sinfonolas, lo cual ha traído una gran merma en la espontaneidad que debiera prevalecer en todo arte. Cuando hay interés pecuniario en producir una canción, sobreviene el forzamiento de sus autores”.

Más de Cien Años de Historia

La canción yucateca clásica, enraizada en una peculiar forma de vida propiciada por el aislamiento geográfico y afincada en unos valores y costumbres emanados directamente del siglo XIX –como el requiebro amoroso por medio de serenatas obligadas-, es el resultado de una larga evolución.

En febrero de 1894, la revista meridana Pimienta y Mostaza publicaba el siguiente inserto: “Están enhorabuena los enamorados que tengan buen gusto y sepan sentir la música: un grupo simpático de artistas ha fundado una asociación de instrumentos de cuerda para dar conciertos. De suerte que el galán que haya encontrado en el pecho de su amada un broquel impenetrable a las cartas amorosas, a los versos llorones y a las miraditas de triple intención, no tendrá más que dirigirse a cualquiera de los artistas Aurelio Benítez, Arturo Cosgaya, Juan Manuel Vargas, Gil Espinosa, Joaquín L. Mena y Bilo Ríos.

!Zas! Se sitúan frente a las rejas de la esquiva dama, le taladran el corazón con cuatro o seis sinfonías de esas que parecen interpretadas por angélico coro, y al día siguiente, es seguro que la insensible dirigirá una cartita al desairado joven que diga: ‘ven adorado mío’”. Lo interesante de este reclamo no es comprobar la existencia de la serenata como institución, sino la labor de músicos y trovadores que personificaban una tradición de suyo antigua.

Los rastros más remotos de la canción yucateca podrían situarse en la segunda mitad del siglo XVII, ya que sería mucha pretensión remontarse hasta la música de carácter guerrero, religioso o civil de los pueblos mayas, cuyos ejemplos son bastante hipotéticos. Aquella provincia de Yucatán, sometida originariamente por Francisco de Montejo y sujeta administrativa y políticamente a la lejana Audiencia de México, llevaba por necesidad una vida independiente (tras largos años empleados en la conquista de los mayas) y pronto creó sus propias tradiciones culturales.


(continuará…)

El rincón para niños

El Ratón de la Ciudad y el del Campo

Un ratón que vivía en el campo recibió cierto día en su ratonera a un ratón ciudadano. Estaban unidos desde antiguo por lazos de hospitalidad y amistad. El primero era un ratón severo consigo mismo. extremadamente económico, pero que, si llegaba la ocasión para festejar a un nuevo amigo, sabía salir de su parsimonia habitual. Le ofrece pues, sin tasa y sin disgusto, la avena y los guisantes que por oportuna previsión reservaba.

Le presenta granos secos de uva, trozos de grasa, todavía presentables aunque un poco roídos, esperando, por la delicadeza de sus manjares, triunfar de la soberbia inapetencia de un convidado que aparentaba no tocar a los platos sino con aire desdeñoso.

Mientras tanto, el dueño de la vivienda, tendido en la fresca paja, se contentaba discretamente con algunos granos de trigo y de cebada, dejando a su huésped los bocados más apetitosos.

De pronto, el ratón de la ciudad toma la palabra y dice a su huésped:

-¿Qué placer encuentras llevando tan triste vida en este lugar desierto y casi inaccesible? ¿Por qué no preferir la ciudad y los hombres a los bosques y a las bestias salvajes? Sigue mi consejo y vente conmigo. Todo lo que vive en la tierra está condenado a muerte; grandes y pequeños, nada escapa a esa ley fatal. Así pues, querido mío, aprovecha el tiempo que te está concedido, pasa alegremente la vida, y ¡piensa que es corta!

Aquel discurso impresiona al ratón campesino; de un ligero salto se precipita fuera de su agujero; los dos marchan de acuerdo hacia la ciudad, meditando en el modo de deslizarse por debajo de las murallas y a favor de las tinieblas.

Ya era media noche cuando llegaron y se introdujeron en un palacio en donde atraían sus miradas unas camas de marfil cubiertas con tapices de color de púrpura, y cestas en las que las viandas, restos de la cena, de la víspera, formaban pirámides.

El ratón de la ciudad empezó por establecer al ratón del campo sobre uno de los magníficos tapices; después, como diligente criado, corre de un lado para otro para buscar provisiones que hace suceder sin interrupción como atento maestresala y prueba primero todos los manjares que lleva.

El ratón campesino, muellemente tendido, se regocija del feliz cambio de su suerte, y demuestra su satisfacción como bueno y alegre convidado. Pero de pronto, las puertas se abres con estrépito; aquel terrible ruido hace saltar a los dos ratones fuera de sus lechos; corren por la sala desatinados y aturdidos; enormes perros que hacen temblar la casa con sus ladridos aumentan el espanto.

Amigo mío, -dice el ratón del campo-, este género de vida no me conviene nada, y me despido de ella como de ti: la seguridad de que disfruto en mi bosque y en mi agujero me consuela de la frugalidad de mis comidas.
Quinto Horacio Flaco

Tomada del Libro “Alma Latina”

Reflexiones

Oremos por la Patria en este Momento Histórico

En esta fecha crucial para el futuro de México, en la que elegimos nuevos gobernantes, veo oportuno reflexionar sobre la historia de los pueblos. No sólo es desconcertante, complejo y enigmático el tejido de los acontecimientos; los creyentes sólo podemos tener una comprensión más profunda de la historia a la luz de la fe.

En un Salmo, los israelitas proclamaban con gratitud y admiración alabando a Dios: “No has hecho cosa igual con ninguna otra nación”; la elección de aquel pueblo por parte de Dios fué totalmente gratuita, Dios no se fijó en Israel por ser una comunidad grande y poderosa, sino más bien por tratarse de un pueblo pequeño y pobre. Fué triste y lamentable la infidelidad y la traición constante a la alianza que juraron los antepasados.

Aplicando esto a nuestra patria, es indudable que Dios ha concedido grandes bendiciones a nuestro amado México. Recursos naturales inmensos, una riqueza cultural reconocida en el mundo. Es preciso valorar la vocación propia que nos distingue y de la cual surge una responsabilidad. Un Papa llegó a decir que la imagen de la Guadalupana era la predilección de la Virgen que no hizo cosa igual con otra nación.

En correspondencia a tantos dones, tenemos que preguntarnos sobre nuestra infidelidad al despilfarrar la riqueza natural destruyendo bosques y contaminando ríos y la atmósfera; debemos reflexionar sobre cómo valoramos y cuidamos el patrimonio cultural; tenemos que confesar con humildad el deterioro de la educación de niños y jóvenes y la destrucción de las familias.

La tarea de los gobernantes es descomunal; cualquiera que gane la elección de la Presidencia de la República requerirá de la colaboración leal de los ciudadanos para tener las condiciones básicas de gobernabilidad. Muy importante será que los legisladores busquen acuerdos en base a propuestas razonables, dejando a un lado las animadversiones partidistas.

Invito a que seamos sensatos y aceptemos los resultados que arroje la elección. Nos guste o no, nuestro actual sistema democrático da el triunfo al que haya obtenido mayor número de votos, aunque el margen sea muy reducido. Personalmente creo, sería bueno que en un futuro se introdujera la segunda vuelta para que pudiera tener mayoría absoluta el Presidente electo. Por ahora lo deseable es que se evite el fomentar conflictos provocados por la animosidad y el fanatismo.

Finalmente insisto en que recurramos a la oración en los templos y en las casas pidiendo a Dios por nuestra Patria. Jesucristo, nuestra Paz, sea principio de reconciliación fraterna. Santa María de Guadalupe nos permita vivir este momento con responsabilidad y confianza.

Palabras del Obispo Alberto Suárez Inda, Arzobispo de Morelia.


La Nota del Día

Cierto caballero recién casado acostumbraba todas las mañanas dejarle una pequeña nota a su esposa antes de irse a trabajar, diciéndole cuánto la amaba, lo deseoso que estaba de verla por la tarde o algún chiste tonto para hacerla reír. Su esposa nunca sabía qué esperar, o dónde encontraría la nota; a veces la encontraba debajo de la almohada, en la cocina, pegada en el refrigerador.

Ella en un principio no le prestaba mucha atención, simplemente al estar en casa la encontraba y reía un rato; pero no sabía que ahí se estaba escribiendo una historia de amor.

Con el paso de los años, la costumbre del caballero continuó y la mujer diariamente buscaba la nota del día, pues éste no estaría completo sin ella.

El hombre, que era contador en una empresa judía, solía llegar muy tarde a casa debido al exceso de trabajo en la oficina.

Una mañana como cualquier otra, la mujer se levantó y extrañada no encontró a su marido. Supuso que no había llegado a dormir por motivos de trabajo. Al comenzar el día encontró una carta extensa de su marido en donde decía que la amaba y le daba las gracias por todos los años de felicidad que le había dado. Le explicaba también que si ella había guardado todas y cada una de las notas de amor, y las juntaba y acomodaba, podría leer la historia de su amor desde el día que se casaron.

Terminando de leer la carta recibió una llamada de la oficina del esposo y sintió que su mundo se desmoronaba. Avisaban que su marido había sufrido un accidente y había muerto la noche anterior de camino a casa. Entonces ella comprendió la carta, y las pequeñas notitas de amor diarias la ayudaron a revivir su historia de amor por el resto de sus días.
Alejandro E. Vega Z.

Momentos Especiales

Mi amigo abrió el cajón de la cómoda de su esposa y levantó un paquete envuelto en papel de seda:
-Esto –dijo-, no es un simple paquete, es lencería.

Tiró el paquete que lo envolvía y observó la exquisita seda y el encaje.
-Ella compró esto la primera vez que fuimos a Nueva York, hace ocho o nueve años. Nunca lo usó. Lo estaba guardando para una ocasión especial. Bueno… creo que ésta es la ocasión.

Se acercó a la cama y colocó la prenda junto con la demás ropa que iba a llevar a la funeraria. Su esposa acababa de morir. Volviéndose hacia mí, dijo:
-No guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial.

Desde entonces ya no guardo nada. Uso mis copas de cristal todos los días. Me pongo mi saco nuevo para ir al supermercado, si así lo decido y me da la gana. Ya no guardo mi mejor perfume para fiestas especiales, lo uso cada vez que me provoca hacerlo. Las frases “Algún día”… y “Uno de estos días” están desapareciendo de mi vocabulario. Si vale la pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora.

“El tiempo no lo cura todo, pero hace que te acostumbres al dolor”
Anónimo

Tomadas del Libro: “Reflexiones y Pensamientos
para lograr un Matrimonio Feliz”



La Voz

La voz amorosa
que escuchaba en la línea,
no he vuelto a escucharla,
no entiendo por qué.

La voz melodiosa
que tuve al oído,
dejó de quererme,

¿Me habrá olvidado
esa voz cantarina,
o nunca me quiso?
Tampoco lo sé.

Quisiera escuchar
esa voz seductora,
tenerla al oído,
muy cerca de mi.

Quisiera decirle
qué fué en mi vida,
¿querrá escucharme?
Tampoco lo sé.

J B

Vive por Siempre

Vive por siempre
Reina por siempre
Jesús de la Misericordia
Jesús de la Misericordia
Jesús me guía
Jesús me sana
Con Jesús tengo todo
porque me ama.
Con Jesús tengo todo
porque me ama.
Cómo no amarte
Jesús divino,
si poder adorarte
es mi destino.
Cuánto nos amas
que por nosotros
quisiste dar la vida
por rescatarnos.
Tanto nos amas
que no es posible
conocerte y no amarte;
es imposible.
Quiero alabarte
aquí en la Tierra
y después en el Cielo
quiero cantarte,
y después en el Cielo
quiero adorarte.

Letra y Música:
J G H

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