Décimas a mi Muerte Me de morir de mi muerte, de la que vivo pensando, de la que estoy esperando u en temor se me convierte. Mi voz oculta me advierte que la muerte con que muera no puede venir de Fuera, sino que debe nacer de la hondura de mi ser donde crece prisionera. De tanto saberte mía, muerte, mi muerte sedienta, no hay minuto en que no sienta tu invasión lenta y sombría. Antes no te conocía o procuraba ignorarte, pero al sentirte y pensarte he podido comprender que vivir es aprender a morir para encontrarte. Sufro tu cauce sombrío que bajo mi piel avanza fatigando mi esperanza con su oculto desafío. Yo siento que tu vacío de mis entrañas respira y que sediento me mira desde mi sangre hacia fuera como verdad prisionera que en contra de mí conspira. Elías Nandino | Para Entonces Quiero morir cuando decline el día, en alta mar y con la cara al cielo, donde parezca sueño la agonía y el alma un ave que remonta el vuelo. No escuchar en los últimos instantes, ya con el cielo y con el mar a solas, más voces ni plegarias sollozantes que el majestuoso tumbo de las olas. Morir cuando la luz retira sus áureas redes de la onda verde, y ser como ese sol que lento expira: algo muy luminoso que se pierde. Morir, y joven; antes que destruya el tiempo aleve la gentil corona, cuando la vida dice aún: "Soy tuya", aunque, sepamos bien que nos traiciona. Manuel Gutiérrez Nájera Tomadas del libro: Poesía Mexicana |
Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez
jueves, 4 de noviembre de 2010
Poesía
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