Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

sábado, 9 de abril de 2011

Narraciones

"Tramos de Caminos Peligrosos"
Por : R M P

El día 22 de enero del año 2004, murió el Sr. Felipe Ramírez en el hospital del ISSSTE de la ciudad de Celaya, Gto. Un hijo suyo de nombre Nicolás y un cuñado del finado, se presentaron en las oficinas de la institución para recibir la autorización y poder trasladar el cuerpo a la ciudad de Salvatierra, Gto. Por fuera esperaba la carroza fúnebre. Los trámites fueron tardados, por lo que fueron saliendo de Celaya después de la una de la madrugada. El carro-carroza tomó carretera a una velocidad de 130 Km./h. El vehículo era manejado por el chofer del velatorio con un ayudante. En la parte de atrás fue acomodado el ataúd sostenido por Nicolás y el yerno del finado.

Venían sin novedad alguna, cuando al pasar a la altura del pueblo "El Fénix", de pronto, el chofer vió que por su carril y a corta distancia, se levantó en plena carretera una especie como de sábana que cubrió casi totalmente la visibilidad de la carretera, LUEGO EN DOS O TRES SEGUNDOS sucedió un encontronazo entre aquella cosa desconocida y la carroza. Obra de Dios, que el chofer intuyó el peligro, frenó diestramente. Para esto, él ya no veía nada de carretera y un corto trecho iba a ciegas. La suerte los favoreció, pues a esa hora ningún otro carro iba ni venía, además ese tramo de carretera es recto. Coincidiendo los ocupantes de la carroza que habían recorrido sin control, no menos de 50 metros. Decía el chofer: "Gracias a Dios estamos ilesos. Si yo hubiera venido distraído, soñoliento o borracho, hubiéramos sufrido con toda seguridad un serio percance.

Según comentarios del operador de la carroza, en ese tramo del "Fénix" han ocurrido varios accidentes mortales. Algunos compañeros de oficio, al pasar por este tramo de carretera, han oído unos lamentos de mujer muy fuertes y muy largos que cruzan en varias direcciones para perderse en la lejanía oscura de la noche. Otro punto peligroso, decía el mismo chofer, está en el crucero con el camino vecinal de Urireo. En este lugar se han registrado accidentes muy fatales; como el ocurrido en este punto a mediados de febrero de este 2011, entre una camioneta y una moto. Todos muertos casi destrozados.

El otro caso fue también bastante horroroso como el anterior. Pues este espanto torturó a su víctima por algún tiempo, hasta tener un desenlace que pudo haber sido fatal para esta familia. Este espanto en la forma en que se presentó, pudo haber sido un ente escapado de la Tabla Ouija o de alguna ceremonia satánica. Fue terrible y de mucho riesgo. No fue para menos, debe ser horrible morir de susto. Hasta yo tengo miedo comentar el caso, pero ya tengo la pluma en la mano y tengo qué seguir adelante. Para las cosas del otro mundo, no hay hombre valiente.

Pues bien, el afectado fue un Salvaterrense que lo voy a presentar con otro nombre, porque así me lo pidió él. Por eso lo llamaré Fidencio García. Hombre joven, moreno, casado y profesionista. Este señor suplía una plaza en la ciudad de Moroleón, Gto., terminaba su horario de trabajo y volaba a la ciudad de Tarimoro donde cumplía un contrato por obra determinada. De manera que de lunes a viernes y casi a la misma hora, pasaba por la ciudad de Yuriria a eso de las dos o dos y media del día.

"Cuando empezó todo eso, -me cuenta Fidencio-, fue un día del mes de diciembre del 2009. Pasaba yo frente a la gasolinera que está en las afueras de Yuriria en la salida a Salvatierra a una moderada velocidad. Había recorrido unos dos kilómetros, cuando me percaté que en el asiento de atrás de mi carro estaba sentada una mujer, que en ningún momento había subido a mi auto. La vi claramente por el retrovisor. Empezó a reírse y con el índice me llamaba y me decía: "Te voy a llevar". De rabo de ojo miraba yo a la mujer que me pareció maliciosa, casi perversa y fea como una endemoniada. Todo el camino me fue perturbando. Yo no le decía ninguna palabra, pues yo intuía, que aquello no era cosa buena. Por fin, un poco antes de llegar al puente nuevo ya para entrar al boulevard de aquí de Salvatierra, la tentación desapareció".

"Vaya, vaya… me dije: en plena marcha, abordó esa mujer mi vehículo y desapareció en la misma forma en que se me apareció. Esta tentación la soporté más de treinta veces. Lo curioso del caso era que cuando venía acompañado no se presentaba. Recuerdo que ya para los últimos días, tal vez de la fecha que ella se había fijado para matarme y llevarme, yo ya me sentía muy mal de mis nervios. Para esto yo ya había enterrado a mi madre y a mi esposa de mi situación y ellas se encontraban preocupadas."

"Cuando menos lo esperaba, la última vez que me cayó el Ente malvado, fue en día sábado y no fue en la carretera. Apareció en la sala de mi casa, como a eso de las nueve de la noche. Sentada en un sillón me llamaba como de costumbre y me decía lo mismo: "Te voy a llevar…". -Entonces grité fuerte y espantado: ¡Ahí está! ¡Ahí en un sillón…! -¿Dónde?, -gritaron al unísono mi madre y mi esposa. Al no ver a nadie dijeron: "¡Cálmate, son tus nervios!" -Ellas no miraban a nadie. –Vamos a traer al doctor. –No, no –les contradije-, les digo que ahí está en el sillón, me llama y me dice que me va a llevar. –Entonces mi madre corrió con premura a donde tenía el agua bendita de San Ignacio. Tomó el frasco y una flor blanca de plástico y empezó a rociar el agua en dirección al sillón.

El ente desapareció, pero a los pocos segundos, apareció en otro lugar de la sala. Yo lo volví a señalar… Ellas empezaron a rezar y a espolvorear sal bendita y sin dejar de lloverle agua bendita. De esta manera lo echaron fuera de la sala. Ya en el pasillo, volví a ver al ente maléfico. Entonces mi esposa, alzando los brazos al cielo, dijo: "MADRE SANTÍSIMA DE LA LUZ, LÍBRANOS DE ESTA COSA MALA. MI MADRE IGUALMENTE LE PEDÍA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE GUADALUPE SU PROTECCIÓN. Yo no podía pronunciar bien las palabras, sentía un malestar terrible y como que me faltaba la respiración. Aquella batalla duró no menos de media hora. Por fin desapareció aquella entidad perturbadora, que de hecho pretendía arrastrarme no sé a dónde".

-Con cierto temor, el Sr. Fidencio García terminó su relato con estas palabras: "Seguí pasando por Yuriria a las mismas horas, pero el ente malo no me volvió a perturbar. Luego, terminé aquella suplencia y no volví a pasar por Yuriria, salvo de vez en cuando se me ofrece pasar por esa carretera".

Lector amigo: ¿Verdad que estuvo interesante este relato? Este caso fue macabro, semejante a los que nos cuenta "El Monje Loco" para dormir a gusto por la noche, con la diferencia de que este sucedido fue verídico, ocurrido en estos tiempos modernos, en que mucha gente se ríe al leer u oír estos relatos, tomándolos como inexistentes. Sin embargo, vale más prevenir que lamentar, como dice el adagio. Yo, como buen amigo tuyo, te sugiero que nunca falte en el interior de tu vehículo una imagen del santo de tu devoción, así como en tu casa que no falten las imágenes benditas y sobre todo el agua bendita y la sal también bendita , que son las armas que nuestra Iglesia Católica pone en nuestras manos, frente a las insidias del demonio y de los espíritus malignos, que como dice San Pedro: ANDAN POR EL MUNDO COMO LEON RUGIENTE, BUSCANDO VÍCTIMAS A QUIÉN DEVORAR. Por eso, seamos razonables, pues las evidencias las tenemos a la vista, con los casos que a diario se presentan en todas partes y a toda hora.

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