Nunca digas no.
No le niegues nunca al Amor nada.
No sueñes sino en ser suyo.
No te opongas a su voluntad.
Él, que es Amor, se ha dado a ti en amor.
Ámale sin límites,
ni temores ni barreras.
Agradece al Señor las caricias,
y la dulzura y los besos
de otros días.
Y acepta todos los misterios
que se cierren sobre ti.
No dejes de amar
a través de tus lágrimas.
Acéptalo todo, todo, todo.
Mantente firme en el camino
por donde Dios te lleva.
Aunque te hieras, sangres,
mueras…
Deja que Dios te cincele el corazón,
aceptándolo todo, todo, todo.
Pide a Cristo
a quien llevas en tus ojos,
que agote toda la sustancia
de tu vida por su gloria.
Amén.
No le niegues nunca al Amor nada.
No sueñes sino en ser suyo.
No te opongas a su voluntad.
Él, que es Amor, se ha dado a ti en amor.
Ámale sin límites,
ni temores ni barreras.
Agradece al Señor las caricias,
y la dulzura y los besos
de otros días.
Y acepta todos los misterios
que se cierren sobre ti.
No dejes de amar
a través de tus lágrimas.
Acéptalo todo, todo, todo.
Mantente firme en el camino
por donde Dios te lleva.
Aunque te hieras, sangres,
mueras…
Deja que Dios te cincele el corazón,
aceptándolo todo, todo, todo.
Pide a Cristo
a quien llevas en tus ojos,
que agote toda la sustancia
de tu vida por su gloria.
Amén.
del Padre
Salvador Rivera O.C.D.
tomado del libro:
"El Sonido de un
Silencio Ligero"
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