Una Vivencia
Caminando por la arena,
buscando de ti una huella,
buscando encontré una Cruz
y una reluciente estrella.
La estrella me da su luz
que casi me deja ciega,
la cruz me brinda sus brazos,
y yo no puedo con ella.
Al mirar hacia el ocaso
descubrí en mar abierto,
a un hombre portentoso
que me miró muy contento.
Él me invitaba a subir,
a pasear en altamar
y aunque me extendió sus brazos
yo no lo pude tocar
y llorando me quedé
y no lo pude alcanzar.
Mas de repente me vi que ya estaba en el mar
y la estrella de los mares, por fin se dejó mirar
su bello rostro hermoso, y yo le empecé a cantar,
y extendiendo sus brazos me entregó aquella Cruz
y me dijo: “Es de mi Hijo…
Esta Cruz es de Jesús”
I S J
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