Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

jueves, 4 de noviembre de 2010

Las Anímas del Purgatorio y María Simma

Por: Rodolfo Mújica Pérez

En estos tiempos modernos, afirmar que existe el Purgatorio, es exponerse a que la nueva generación me diga: "Pero señor Mújica, ¿En qué milenio se encuentra usted? ¡Por favor no nos haga reír! Está usted palpando las maravillas de la tecnología de punta y usted viene a remover supersticiones del medioevo" -Yo respondo:- Bueno, ustedes me están hablando de nuestra ciencia terrena, y yo les voy a hablar de la otra ciencia, la que se gesta en otro mundo que para nosotros los encarnados no vemos ni tocamos y por eso ponen en tela de duda la existencia del santo purgatorio. Lo que pasa es que muchísimas personas de la "new age" casi carecen de una formación maciza, amplia y profunda de esa religión católica de que nos hablan sus más ilustres pensadores, que se les llama místicos.
Por otra parte, en estos tiempos en que estamos, se han recogido evidencias y testimonios de la existencia de ese lugar llamado Purgatorio. Lo que nos hace pensar que ese lugar de expiación no es un mito, sino cosa cierta, tan cierta como que existimos en este mundo, en plenitud de pensar, sufrir, reír y amar. De manera es que por favor pido su carísima atención a fin de poder empezar con este tema que es propicio para este mes de noviembre en sus días de visitación a sus fieles difuntos.
Para ir al grano, mejor dicho para ser objetivos podemos plantearnos esta cuestión en dos puntos. Primero: ¿Existe el Purgatorio?, y segundo: ¿Es necesario el Purgatorio? En cuanto al primer punto podemos afirmar que si existe ese lugar el cual se encuentra en una dimensión intermedia entre el cielo y el infierno. Este lugar es una dimensión expresamente destinada para la expiación de los pecados o faltas que al morir el hombre, no tuvo tiempo o no hizo caso de reparar los daños hechos a sus semejantes, inclusive a sí mismo o a sus familiares. Así, que esta dimensión del Purgatorio, como la dimensión maldita del infierno, y la muy hermosa dimensión bendita de la gloria, fueron creadas por Dios padre para los efectos del orden y la justicia universal.
Ahora bien, por las investigaciones de la parapsicología y las revelaciones de los videntes y de no pocos testimonios de casos ocurridos en nuestro mundo se puede afirmar sin temor a equivocarse, que el Purgatorio es una realidad existente, como se dijo antes, entre el cielo y el infierno. En cuanto al segundo punto, sobre si es necesario el Purgatorio, pensamos que todo lo que Dios hizo y hace es para gloria de Él, y en bien de sus creaturas. Por lo tanto, el Purgatorio es necesario. Se sabe que las almas de las gentes que van a ese lugar son aquellas que en vida no fueron tan malas, pero que tampoco fueron muy buenas.
De tal manera que después de un tiempo, según la gravedad de sus faltas y cumplida su condena, se encuentran ya purificadas y por lo mismo liberadas, entonces pasan a la región celeste donde termina para siempre todo sufrimiento, entonces se abre para esas ánimas o almas limpias y perfectas toda una eternidad de felicidad. Esta etapa del alma es como cuando somos invitados a una fiesta de gala donde nadie puede pasar si no lleva un traje apropiado, limpio y perfumado, para que pueda lucir su frac o smoking, y si esta modalidad no se cumple, el invitado se queda afuera.
Ni modo, es una regla entre los humanos y si eso pasa entre nosotros, con cuanta mayor razón necesitamos presentarnos ante el señor de señores en su reinado celestial y como muy pocos al morir se encuentran limpios, por eso necesitamos pasarnos una temporada corta o larga en el Purgatorio, que viene a ser como la "gran tintorería del universo", donde se logra una total purificación, tan necesaria en esos críticos momentos por los que la mayor parte de nosotros tenemos que pasar.
A continuación vamos a presentar algunas experiencias de la famosa vidente austríaca María Simma. A esta prodigiosa mujer, el Señor le dió la facultad de ver en estado de vigilia a las almas del Purgatorio, las cuales con la permisión de Dios se han materializado ante María Simma en rogativa para su liberación de las penas del Purgatorio. Estas experiencias fueron relatadas al escritor Nicky Eltz, quien titula su libro con palabras de las mismas ánimas, diciendo: "¡Ayúdenos a salir de aquí!" -A través de María Simma nos dice el citado escritor que en el Purgatorio, entre los niveles más bajos y los más altos, existe un sinnúmero de niveles, porque se entiende que cada ánima lleva cierto grado de suciedad. Por eso dice textualmente:
"Los varios niveles del Purgatorio, en la tierra que pueden ser una sencilla inflamación de una uña hasta las que pueden consumir el cuerpo entero como el fuego. Este fuego existe sólo en los niveles más bajos del Purgatorio, no existe en los niveles más altos". -Sigue diciendo: "Sobre los niveles: hay muchísimos, porque cada alma es diferente cuando llega allá. Hay sufrimientos mayores y sufrimientos menores, y entre los dos extremos hay cada grado de sufrimiento. Probablemente hay tantos niveles, cuantas ánimas, ya que no existen dos personas, y por lo tanto, ánimas que sean idénticas".
También nos da a entender María Simma, que para muchas ánimas su Purgatorio lo viven en esta misma tierra y dice: "Si parece ser que en general se reúnen alrededor de los altares y en el lugar donde fallecieron. Una señora de Licchtenstein, conocida mía las veía en esos lugares, y cuando ya no las vió entendió que se habían ¡do al paraíso. Las ánimas no vienen a mi o a nosotros del Purgatorio, sino con el Purgato[io. No se trata de un lugar, sino de muchos lugares diversos, no es una condición sino muchas condiciones distintas.
Sobre la existencia de las ánimas y cómo es su yo espiritual señala: "Las ánimas dicen que no se dan cuenta que no tienen cuerpo. Tienen un cuerpo transfigurado que se puede presentar sano y vestido*. - Al preguntarle a María Simma qué apariencia tienen las ánimas, contesta: "Se presentan exactamente como eran aquí en la tierra. Lo puedo confirmar porque se me han presentado muchas ánimas que conocí muy bien. Si, llevan la misma ropa, aquella que usaban en su trabajo, para subrayar que nuestro deber es la cosa más importante, siempre se presentan con su ropa de trabajo, y no en una bata de baño o con el vestido de fiesta. Nuestro trabajo de cada día es nuestra misión".
En cuanto a las apariciones'de ánimas, María Simma afirma que vienen a este mundo terreno con la voluntad de Dios. Una noche dice: "Se me apareció un hombre y después de decirme lo que necesitaba para ser liberado, permaneció a los pies de mi cama y me preguntó: ¿Me reconoces? -Tuve que responderle que no. Me recordó entonces que muchos años atrás, en 1932, cuando yo sólo tenía 17 años, él habia viajado conmigo un breve tiempo en el mismo vagón del tren que Iba hacia Hall. Entonces, el episodio me vino a la mente, según eso este había sido un mal hombre, entonces María Simma rogó al Señor Jesús: 'no permitas que esa alma se pierda' y dicho hombre volvió para decirle que gracias a esa pequeña oración no se había condenado".
Hay algo muy importante para nosotros los vivos, dice María Simma: "El alma que laes reza no irá al Purgatorio. El alma que les reza será aceptada entre los mártires como sí hubiera derramado su sangre por la fe. El alma que les reza puede escoger otras tres personas que Jesús mantendrá en un estado de gracia suficiente para convertirse en santos. Nadie de las cuatro generaciones siguientes al alma que las rece se condenará. El alma que las reza será avisada de su propia muerte un mes antes". -Se le preguntó a María Simma ¿Qué consejo puede darle a quien desea volverse santo en la tierra? Respuesta: "Que sea humilde. Ahí esta la respuesta. Que se considere nada y no se olvide ni por un instante que no es mejor que ningún otro. Únicamente Jesús y su madre no fueron pobres pecadores mientras estuvieron aquí en la tierra con su humanidad".
El libro de referencia está lleno de consejos y casos que relata María Simma en bien de nuestro futuro en ese más allá, adonde todos tenemos que ir tarde o temprano. Sobre las apariciones de muertos aquí en la tierra, recuerdo el caso de un señor de nombre Pedro Gutiérrez. Este hombre murió y al cuarto dia de su fallecimiento se le apareció a su esposa viuda de nombre Micaela y le dijo: "Miquella por favor ve y págale cinco centavos que le quedé a deber a fulano de tal (le indicó el nombre) en la compra de un burro. Por este motivo no puedo gozar de Dios, desapareciendo enseguida. Doña Micaela pagó aquella pequeña deuda de su esposo muerto y don Pedro jamás volvió a molestar a su esposa.
Según mis observaciones, todas esas almas que espantan es porque algo deben. Muchas veces intentan comunicarse con nosotros en sueños o pesadillas. Muy rara vez se materializan, pidiéndonos de favor que paguemos por ellos alguna manda que quedaron a deber a algún santo de su devoción para poder gozar de Dios. En estos casos conviene en lugar de maldecir a estas ánimas hacer lo contrario, rezarles en su nombre pagar unas misas y en su caso pagar alguna manda. Eso es hacer alguna obra de caridad. Sin embargo, el asunto no es sencillo porque puede tratarse no de una ánima en pena, sino de algún espíritu maligno que trata de martirizar a los vivos, vengarse de alguna ofensa y en casos de mayor peligro es cuando la perturbación es ocasionada por un sucubo o un incubo.
O también puede tratarse de un espíritu demoniaco que fué liberado a través de la tabla ouija, como en el caso de "cañitas", cuando esto nos llegare a suceder, no pensarlo más e ir a consultar el caso con un sacerdote comprensivo y conocedor de estas perturbaciones, porque si se recurre a un sacerdote neófito o de la nueva generación no es difícil que nos diga que todo eso son puras supersticiones que todo eso no existe. Total, no te hace caso y si bien te va te recomienda que veas a un siquiatra. En cambio, si se recurre a un buen sacerdote viejito de la vieja guardia, seguramente nos dará muy buenos consejos sobre la base de la oración y la aplicación de los recursos sacramentales de que dispone nuestra religión, que son muy efectivos.




Bueno, mis muy buenos y estimados amigos, yo les sugiero que procuren conocer más a fondo esta materia de la acción y beneficios que se obtienen siendo devotos de las "benditas ánimas del Purgatorio" y no solamente acordarnos de ellas cada año los días uno y dos de noviembre, sino todos los días, orar por ellas y sobre todo por nuestros familiares y amigos, a fin de que también las ánimas rueguen por nosotros y nos ayuden en todos los peligros que por doquier nos acechan. Porque también por mediación de ellas, podemos obtener un intercambio espiritual entre el cielo y la tierra. Entonces nuestro camino será menos fatigoso para llegar al umbral que divide los dos mundos, el visible y el invisible. Ello implica, aspirar a un avance espiritual hacia los mundos superiores, luego de haber alcanzado nuestra purificación y perfección para ser dignos hijos de nuestro Señor Jesucristo.
La lucha es dura porque tenemos qué luchar contra los poderes maléficos y a tanta tentación del mundo que nos llama, nos fascina, nos envuelve y a veces estamos a punto de sucumbir. Pero: ¡Ay de nosotros si le hacemos caso a esas tentaciones! Más vale emplear nuestro tiempo en practicar la humildad y en auxiliar a las "ánimas benditas del santo Purgatorio" para su liberación. Esta conducta tan modesta que no tiene nada de presuntuoso, pues es sencilla y hasta económica nos dará ya desde este mundo la paz y la luz para nuestro cansado corazón.
Pues como digo antes, si eso hacemos tengamos la seguridad de haber realizado nuestro mejor negocio, porque en una mañana cosecharemos frutos óptimos de incalculable valor para nuestra felicidad futura, que no dura una vida tan fugaz como la terrena, sino que será una vida dichosa que no tendrá fin, conforme a las promesas del altísimo Señor de señores, creador de la Tierra y de todos los mundos que brillan por la noche en el firmamento y que los sostiene con su poder y los fecunda con la variedad de tanto cimiente y les da la vida y a nosotros nos premia con la inmortalidad de nuestro espíritu sin perder ninguna de nuestras facultades como seres individuales, con memoria, pensamiento y voluntad, así como la mayor de toda facultad como lo es el sentimiento del amor, por eso, como dijo San Pablo: "Señor, sin amor nada soy. He ahí, la grandeza del hombre".
Noviembre del 2009


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