Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

jueves, 1 de agosto de 2013

Narraciones

¿Hitler se Salvó o se Condenó?
por : R M P

En un artículo anterior cité una revelación de la vidente austriaca María Simma en el sentido de que don Adolfo Hitler, se había condenado no por haber sido el jefe principal de los ejércitos alemanes en la Segunda Guerra Mundial, sino por haber pertenecido a una Secta Satánica. Sobre este mismo punto un eminente escritor en temas religiosos dijo: “Es de afirmar que si don Adolfo Hitler en lugar de haber ampliado su fe en Satanás se hubiera entregado en cuerpo y alma al Espíritu Santo, con seguridad habría ganado la guerra, porque su causa era noble en defensa de su patria y del mundo entero al destrozar al Ejército Rojo, tremenda amenaza para el Cristianismo Universal. Porque siendo el Comunismo ateo, nada bueno podía esperarse de tan funesta doctrina.

Sin embargo, don Adolfo Hitler se quedó muy chiquito en comparación de las tremendas atrocidades que cometieron sus enemigos, los tres grandes, a saber: el Sr. Roosevelt, presidente norteamericano, Winston Churchill, primer ministro inglés y don José Stalin, mandatario de la Rusia soviética. Según los investigadores independientes, Hitler fue un hombre de honor que cumplió al pie de la letra “las letras vigentes de la guerra, aprobadas por todas las naciones, en materia de ataques aéreos y demás armas de destrucción a las poblaciones indefensas de civiles, y que ellos, los campeones de la democracia no cumplieron esas leyes o reglas internacionales que fueron pisoteadas en gran escala, en gran medida por el Sr. Churchill y el Sr. Roosevelt..

Según esas leyes, los ataques aéreos solo podían realizarse en objetivos militares, pero no en las poblaciones urbanas, donde habitan hombres, mujeres, niños y ancianos, enteramente indefensos. Según esos investigadores, el viejo y poderoso Sr. Churchill, cumpliendo las exigencias del gran poder económico Judío-Sionista que odiaba inmensamente a Hitler y al pueblo alemán, le exigió que convenciera al Sr. Roosevelt para bombardear a las principales ciudades alemanas. El Sr. Roosevelt tuvo que aceptar, porque a su vez, esta idea también la apoyaban los grandes e inmensamente ricos de la Banca Judía de los Estados Unidos.

En esto, las potencias aliadas tuvieron la ventaja, según los citados investigadores de que don Adolfo no fabricó los aviones especiales para hacer frente a los bombarderos enemigos, debido también a que Hitler creyó que habían respetado las reglas universales de la guerra, pero fue todo lo contrario. En efecto, fueron bombardeadas las ciudades principales de Alemania, es decir, fueron devastadas Dresden, Hamburgo, Munich, Berlín y otras. Según los hechos, fueron arrojadas sobre las citadas ciudades un millón trescientas mil toneladas de bombas y quedaron destruidas tres millones seiscientos mil viviendas.

En Dresden murieron quemados y despedazados de un cuarto a medio millón, de civiles, muertos, hombres, mujeres, ancianos y niños. En Hamburgo y demás ciudades ocurrió lo mismo. Centenares de miles de muertos tirados en las calles y en la vía pública, aquello dicen los historiadores fue infernal.

No contento el Sr. Churchill con tan formidables atrocidades, instigado por el alto mando Judío-Sionista impusieron al sufrido y heroico pueblo alemán la famosa “transferencia” por la cual despojaron de sus propiedades a miles de familias alemanas y las arrojaron lejos, a otras naciones como pobres normados, sin cosa alguna, en condiciones mucho mas denigrantes, que a los judíos de otros tiempos. Finalmente, los 3 grandes obedientes a los planes Judíos-Sionistas hostiles al Cristianismo y a la civilización occidental, inventaron el mito calumnioso contra Hitler de haber dado muerte en las cámaras de gas a 6 millones de inocentes judíos, cosa que fue una gran mentira porque ni siquiera existieron las cámaras de gas para esos fines. De ellos han dado fe hasta algunos jefes militares de los ejércitos aliados, en el mismo sentido de que jamás existieron tales hornos de gas para matar gente inocente.

Otra gran monstruosidad que el alto mando Judío-Sionista desde las sombras, y puesta en acción por los 3 grandes muy fuera del Reglamento Militar de Observancia Mundial fue el hecho de acusar a los militares alemanes de “criminales de guerra”, juzgados sin admitir defensa alguna en el Tribunal de Nuremberg y ejecutados en ese lugar. Fueron ahorcados casi todos los altos militares alemanes de graduación y tratados como viles delincuentes, sin honor militar alguno. De todas estas barbaridades, el mundo nada supo, debido a que los medios de información mundial están a manos de los judíos. Es mas, en lugar de publicar la verdad, tuvieron solo frases heroicas para los tres archiasesinos más grandes que ha producido la humanidad desde Adán y Eva.

Hasta la fecha no se hartan de denigrar a Hitler y al Nazismo, lo pintan como a un monstruo horripilante, mil veces más horroroso que a don José Stalin, hombre que a decir de una hija suya, estaba “poseído por el demonio”. Pero ¿por qué tanto odio en contra de un alto jefe militar y estadista como lo fué don Adolfo Hitler y que algún día la humanidad le hará justicia? Tal vez hasta que Dios Nuestro Señor tenga a bien desaparecer de este mundo a los grandes y poderosos, dueños de las riquezas monetarias del mundo que son los que fomentan las guerras, hasta entonces reinará la paz, la concordia y el amor entre las naciones.

Hemos dicho que Hitler en cierta forma fué compasivo con sus semejantes no involucrados en la guerra como todos esos millones de civiles entre hombre, mujeres, ancianos y niños muertos por los bombardeos aliados. Todos estos inocentes hubieran perecido envenenados si Hitler se hubiera decidido a hacerlo, cosa que no hizo. Sí, de verdad que don Adolfo fué magnánimo pero ¿Por qué...? Por esto: Se supo durante la guerra y después de ella que Hitler poseía una “arma secreta tan devastadora como la bomba atómica”.

Era un gas extremadamente venenoso, que bastaba arrojar desde el aire unos cuantos kilos para envenenar a todos los habitantes de una gran ciudad como Washington, Londres, París y Moscú, sin embargo Hitler prefirió perder la guerra, que arrasar las ciudades de sus enemigos. Solo este hecho lo hizo acceder a ganar un “lugarcito en el paraíso”, a él y a todos sus grandes generales que le fueron fieles, pues sucedió también que Hitler fué traicionado por algunos jefes militares infieles como el Almirante Canaris, pues en dos ocasiones Hitler sufrió dos atentados, que afortunadamente fallaron.

Bueno, hasta aquí llegamos, estimado lector. Ahora , para no alargar tanto esta narración, vamos a considerar con nuestros sentidos de luz mental, qué pudo haber sucedido a don Adolfo Hitler al final de su existencia; sobre si se salvó o se condenó. Para esto, si hacemos la comparación de los hechos malos de él y los malos hechos de sus enemigos –los tres grandes- fácilmente podemos llegar a la conclusión que Hitler se salvó, en cambio los condenados pudieron haber sido precisamente los 3 grandes, los cuales no midieron el alcance de sus fechorías, contaminándose de tal manera sus cuerpos espirituales que casi quedaron completamente ennegrecidos por los centenares de miles de graves pecados mortales que se echaron encima que no ha podido encontrar la salida hacia la luz donde se encuentra el Reino de la Justicia.

No así don Adolfo y su pueblo, ellos sí pueden estar felices en la clara dimensión de la felicidad muy contentos de departir saludos con los ángeles, los santos, los justos y los mártires que murieron en defensa del Cristianismo con las armas en las manos.

¿Qué opinas al respecto amigo lector?

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