Homenaje al extraordinario cantante y actor orgullosamente guanajuatense,quien nació el 30 de noviembre de 1911
Jorge Negrete fué el segundo de cinco hijos del matrimonio formado por Emilia Moreno Anaya y David Negrete Fernández, un militar que dedicaba la mayor parte de su tiempo a los estudios intelectuales. El Capitán Negrete fué un padre que educó a sus hijos dentro de las normas más estrictas de moral y disciplina, pero al mismo tiempo, fué un hombre tierno y cariñoso que siempre demostró a su familia el amor que sentía por ella. Jorge fué un niño rebelde, y desde muy temprana edad mostró un fuerte temperamento que para nadie de su familia pasó desapercibido. Cuando veía que su madre castigaba a su hermano mayor, lo animaba para que se rebelara en su contra.
Sin saber cuál sería el camino que tomaría su vida, sus padres estaban convencidos de algo: Jorge triunfaría en el campo que escogiera. “Era un chico muy inquieto –recuerda su hermana, Consuelo Negrete-, travieso a morir, pero al mismo tiempo muy sensible, se le controlaba fácilmente con cariño. Cuando mi mamá se veía obligada a castigarlo y darle sus buenos, no le hacía brotar una lágrima, ¡pero que no le dijera que había estado muy enferma, porque se desvivía por atenderla y cuidar que nadie fuera a molestarla! El cariño tan grande que todos teníamos por mi madre, no sólo lo inculcó, sino lo cultivó mi padre; fué un matrimonio muy bonito, bien avenido. Nosotros tuvimos una educación basada en el respeto y cariño hacia los padres, y en ese medio fué donde Jorge se desarrolló”.
Sus primeros estudios los hizo en el Colegio Santa María de Guanajuato, a donde acudía junto con su hermano mayor, David. Ahí, Jorge se ganó el sobrenombre de “El Borreguito”, ya que tenía carácter bronco y constantemente se daba “topes” con sus compañeros. Desde pequeño, mostró predilección por la gente humilde. Muchos de sus amigos eran niños de la calle, a los que le gustaba proteger, al grado que entre ellos lo llamaban “El Apóstol”. “Desde chico tuvo espíritu de justicia, cuando estaba en primaria, lo castigaron porque había golpeado a un compañero. Jorge se defendió diciendo: ‘es que le estaba pegando a un niño muy chico’; luego, el maestro nos contó que al que Jorge se metió a defender, era más grande que el mismo Jorge, pero para él, eso era una injusticia”.
“Nuestra niñez en León fué de los más normal –afirma Consuelo. A mis hermanos los recogía del colegio un mozo de la casa y a Emilia y a mí, nuestra nana. Caminábamos por la famosa Calzada, de la entrada de León hacia el centro. Había huertas a los lados y nuestra mayor fascinación era que nos compraran lechugas; nunca he probado una lechuga mejor que las de León.
Para la familia Negrete, la música era parte de sus vidas. El Capitán Negrete era un gran aficionado a la música clásica y a la música popular mexicana. Jorge aprendió a cantar desde niño. Su padre le enseñó a él y a David a cantar, haciendo primera y segunda con las voces. Cuando había fiesta, los hermanos interpretaban canciones populares mexicanas y algunos valses. “Nuestra vida familiar fué muy intensa, incluso la casa nunca estuvo sola, siempre había primos, amigos y parientes. A mis hermanos, mi padre les enseñó a tocar el laúd, la guitarra y la bandolina”.
Se Teje la Leyenda
Jorge Negrete debutó en radio en la estación XETR. Como en ese entonces cantaba arias y canciones napolitanas, el público no tenía interés alguno en él, por lo que su debut pasó desapercibido. Sin perder los ánimos, Jorge insistió y al poco tiempo, logró entrevistarse con don Emilio Azcárraga Vidaurreta, quien le dio la oportunidad de cantar en la XEW, dentro de un programa semanal. Era 1932, y gracias a la radio ,empezó a relacionarse con grandes artistas como Emilio Tuero, Chucho Martínez Gil y Gonzalo Curiel. En aquel entones, Jorge usaba el nombre de Alberto Moreno, es decir, su segundo nombre acompañado del apellido materno, con la intención de que su familia no se enterara que estaba en el medio artístico.
A pesar de que todos los que lo oían alababan su excelente voz, Jorge seguía sin “prender” al público. Poco a poco fué dándose cuenta de que los consejos de sus amigos eran ciertos: a los radioescuchas les gustaba oírlo cantar canciones populares, por lo que comenzó a incluir en su repertorio composiciones de Gonzalo Curiel y Ernesto Cortázar, quien años más tarde sería quien compondría, al lado de Manuel Esperón, las canciones que hicieron famoso al “Charro Cantor”.
Por aquellas fechas, se inauguró el Palacio de Bellas Artes, y Jorge fué invitado a participar. Ante el entonces presidente de la República, Abelardo L. Rodríguez, Jorge Negrete cantó la versión musical de la obra “La verdad sospechosa”, de Juan Ruiz de Alarcón. Al poco tiempo, Chucho Martínez Gil abandonó su programa en la W para irse a radicar a Nueva York y Jorge pidió ser él quien lo sustituyera. La noche de su debut, fué presentado por el locutor Arturo García, quien tiempo después se volvería ampliamente conocido con el nombre de Arturo de Córdova. Fué el precisamente quien le sugirió que usara el nombre de Jorge Negrete. Él estuvo de acuerdo, trayendo como consecuencia que su madrina de bautizo, indignada de verlo en ese medio, lo desheredara de su fortuna.
En 1935, debutó con la compañía de Roberto Soto, en el teatro Lírico. Se trataba de una revista satírica-política en donde Negrete aparecía vestido con un cinturón romano, dando latigazos a los esclavos cristianos. El público abucheó el número y con ello, Jorge comprendió que no estaba en el medio adecuado para cantar música clásica. Un año después, a finales de 1936, Negrete seguía sin conocer el triunfo, teniendo dificultades para sostenerse económicamente. En contraste, las carreras de Ramón Armengod y Emilio Tuero se encontraban cuesta arriba. Armengod planeó una gira para ambos a Nueva York, pero Tuero terminó echándose para atrás, ante lo cual, Jorge se ofreció para sustituirlo.
Partieron primero por tren a la ciudad de Monterrey, donde el recién formado dueto “El Par de Ases” se presentó a cantar en la estación XEMR. De ahí partieron hacia Nuevo Laredo, donde también actuaron, y luego en autobús hasta Nueva York. En la urbe de hierro, comenzaron a trabajar en un programa radiofónico de la NBC, ahora usando el nombre “The Mexican Caballeros”. Cantaban dos veces por semana y recibían 120 dólares como pago. Al mismo tiempo, conseguían contratos en emisoras de los pueblos vecinos o en el teatro hispano. Pasaron los meses y a Ramón le ofrecieron cantar como “Crooner” en la orquesta de Guy Lombardo, que en aquel entonces era una de las más famosas de Estados Unidos, lo que provocó que el dueto se desintegrara.
Jorge se sentía solo y desorientado, por lo que solicitó la ayuda de su amigo Chucho Martínez Gil, quien lo presentó con Mary Shank, esposa del empresario Abe Tubbin, y después de oírlo cantar, le consiguió una audición para el Metropolitan Opera House. Para Jorge, cuya máxima ambición era cantar ópera, la audición se convirtió en una obsesión. Chucho Martínez Gil le advirtió que entrar al Metropolitan era difícil, y le sugirió que regresara a México e intentara encontrar trabajo en el cine nacional, poniendo como ejemplo a Emilio Tuero, quien se disponía a filmar una película de charros.
-¿Yo? ¿Hacer películas de carros? !Ni que estuviera loco!”, fue la contestación de Jorge, ignorante del papel que el destino le tenía reservado. Al fin llegó el día de su audición. Después de oírlo canta, Jorge fue felicitado y se le ofreció el puesto de tenor suplente. Al escuchar la palabra “suplente”, la sonrisa desapareció de sus labios. Su orgullo le impidió aceptar y como consecuencia, tuvo que trabajar como ayudante de mesero en el cabaret de ambiente latino “Yumurí”. Al mismo tiempo, en México, el director de cine Ramón Peón buscaba un actor para su película “La madrina del diablo”. Se entrevistó con David, el hermano de Jorge, y éste le prometió que convencería a su hermano de que aceptara.
Jorge estuvo de acuerdo en filmar, mas no en regresar definitivamente a México, por lo que dentro de su contrato, exigió un pasaje con regreso a Nueva York. En “La madrina del diablo”, tuvo como compañera a la actriz María Fernanda Ibáñez, quien también hacía su debut. Ella era la hija única de doña Sara García, y Jorge se identificó fuertemente con ella. Después de la filmación, él regresó a Nueva York y empezó a escribirle cartas de amor, las cuales fueron interceptadas antes de que María pudiera leerlas. Al poco tiempo, María murió víctima de tifoidea. Tenía sólo 21 años.
Aunque la película generó ganancias, no fue un triunfo rotundo en la carrera de Negrete. Estando de regreso en Nueva York, volvió a ser contratado para filmar otra cinta en México: “Huapango”, motivo por el que regresó en enero de 1938. Inmediatamente después, aceptó intervenir en una película de homenaje al actor Joaquín Busquets, que había perdido la vista. Como había que esperar algunas semanas antes de empezar el rodaje, Jorge aceptó actuar en “La Valentina”, al lado de Esperanza Baur. Ahí fue donde conoció a la que dos años más tarde se convertiría en su primera esposa: Elisa Christy.
Las proposiciones de trabajo se suceden una tras otra. Después de “La Valentina”, Jorge actuó en “Caminos de ayer”, donde interpretó temas de Gonzalo Curiel y Pepe Guízar. A pesar de que por todos lados le sugerían e incluso le hacían proposiciones de trabajo para que cantara con mariachis, Jorge seguía renuente a hacerlo. En su mente, aún mantenía la fantasía de, algún día, triunfar en Nueva York. En Julio de 1938, empezó a filmar “Perjuria”, junto a Marina Tamayo. Era una época de intenso trabajo, y la carrera de Negrete iba subiendo día con día. Le siguieron “Aquí llegó el valentón”, “Juan sin miedo”, junto al torero Juan Silveti, y “Juntos, pero no revueltos”, donde volvió a actuar al lado de Elisa Christy, gracias a que el mismo Jorge la propuso para el papel.
Para terminar el año, filma “El cementerio de las águilas”. Después de esta buena racha, partió rumbo a Hollywood, contratado pos los estudios 20th Century Fox, que aparentemente deseaban hacer películas en español. Sin embargo, las cosas no resultaron como esperaban: el miedo de que los latinos se convirtieran en una fuerte competencia para las estrellas hollywoodenses, hizo que todo se viniera abajo. Durante 1939, Negrete prácticamente no realizó nada, por lo que una vez terminado el contrato, decidió regresar a Nueva York. Al poco tiempo, Jorge es contratado para cantar en el club “Havana –Madrid”, en Cuba. Al llegar allá, le ofrecieron también intervenir en teatro. Actuó en “La viuda alegre” durante una breve temporada, ya que los resultados no fueron los esperados.
Jorge regresó a Estados Unidos vía Miami, pues deseaba conocer la ciudad. Sin embargo, a su llegada, las autoridades le detuvieron sus papeles y le pidieron que no saliera de la ciudad hasta que ellos investigaran si su permiso para trabajar era legal. Mientras se resolvía su situación, empezó a trabajar en el “Royal Palms”. Elisa Christy lo alcanzó en Miami y días más tarde, contrajeron matrimonio en el City Hall de esa ciudad. Después de unos meses difíciles en los que el trabajo escaseaba o venía acompañado de condiciones que Jorge no estaba dispuesto a aceptar (como vestirse de torero para cantar en el “Copacabana”), llegó un telegrama que habría de cambiar su vida por completo. Venía desde México, y en ése, le ofrecían el estelar de la película “!Ay, Jalisco no te rajes!”. Al aceptarla, una nueva etapa empezó en la carrera de Jorge Negrete.
Jorge Negrete, el Líder Sindicalista
Jorge Negrete fue un hombre con fuerza, empuje y arrastre para conquistar y dirigir masas; poseedor de una seguridad en sí mismo fuera de serie, un individuo capaz de saltar todos los obstáculos con tal de llegar a su meta. Fue, sin lugar a dudas, el mejor líder que tuvo el movimiento laboral de la época de los 40; entregándose por completo a su labor en pro de la Asociación Nacional de Actores. Durante los dos periodos que estuvo al frente del sindicato, sacrificó su carrera, posición económica y salud en pro de la emancipación de los artistas de México. Dejó cimentadas sólidas bases y una invaluable herencia de cariño y dedicación a sus compañeros de profesión. Luchó siempre por elevar el nivel artístico, moral y económico de los actores, dando lugar a un movimiento laboral sin precedentes, logrando para ellos una situación privilegiada, además de proporcionar asistencia médica, social y protección legal a sus miembros.
En 1934, nace la ANDA (Asociación Nacional de Actores), siendo su primer Secretario General, don Fernando Soler. Le siguieron Ángel T. Sala, Jorge Mondragón y Mario Moreno “Cantinflas”. Durante el mandato de este último, Jorge Negrete ocupaba el puesto de Secretario de Conflictos, y fue el encargado de sucederlo al término de su periodo. Negrete dirigió los destinos de la ANDA de 1944 a 1947 y en 1953, antes de su deceso..
En 1944, harto de las injusticias, las precarias condiciones existentes y con el deseo de poner fin a las arbitrariedades, Negrete decide hacer un llamado a los miembros del UTECM (Unión de Trabajadores de Estudios Cinematográficos de México), para rebelarse en contra de los líderes de dicha unión y crear un sindicato propio, que brindara garantías y apoyo a los actores. Así, junto con Gabriel Figueroa, Mario Moreno “Cantinflas”, Víctor y Tito Junco, iniciaron una difícil lucha, llena de entrega y lealtad. Para salir adelante, tuvieron que enfrentarse al STIC (Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica), catalogado como un “dragón de siete cabezas”, fuerte y dominador. Uno de sus objetivos principales era brindar, además de asistencia social y médica, un pago justo por las horas de trabajo, no sólo a las figuras de renombre, sino a todos los responsables de la elaboración de una película, desde los extras hasta los técnicos.
A pesar de su amplia cultura, Jorge Negrete, tuvo que documentarse en libros como “El derecho romano”, “La ley obrera” y la Constitución, entre otros, además de asesorarse por el político mexicano Antonio Villalobos, presidente del PRM (el PRI actual). Visitó varias embajadas y consulados con el fin de conocer el proceso que en otros países se llevó para la formación de sindicatos de artistas. Desatada la guerra contra el STIC, Jorge Negrete, Gabriel Figueroa y Mario Moreno prácticamente tomaron los Estudios Clasa, Azteca y San Ángel Inn, atrincherados con rifles para defender lo suyo. Muchas figuras de renombre como Dolores del Río, Sara García, Pedro Infante, Carlos López Moctezuma, Manolo Fábregas y muchos más brindaron su apoyo incondicional, seguros de que “la unión hace la fuerza”.
No todo fue triunfo y gloria, Jorge tuvo que enfrentarse a muchos conflictos para salir adelante en su labor sindical; el STIC seguía causando problemas y amenazó con boicotear las películas donde aparecían Mario Moreno y Jorge Negrete o las que fueran fotografiadas por Gabriel Figueroa, Jorge, con tal de cumplir con la “familia artística”, fue relegando su carrera y desatendiendo compromisos contraídos con anterioridad, como la gira a Argentina pactada con el empresario Orlando Villegas y sus grabaciones pendientes con la RCA Víctor.
Su interés y afecto por los desposeídos fue otra de sus características como líder sindical. Una de sus obras más notables fue “El fondo para la niñez desvalida”, para lo cual hizo colocar cajas en las entradas de los cines y teatros para reunir fondos dirigidos a dicha causa. Otra de sus ideas era la construcción de la clínica para los Actores, el Instituto de Arte Teatral, Cinematográfico y de la Radio y Televisión, así como el Teatro de la ANDA, que hoy lleva su nombre y paradójicamente fue escenario de su velorio.
A pesar de todo, Jorge Negrete siguió haciendo películas al por mayor. Durante la filmación de “No basta ser charro”, sucedieron dos anécdotas interesantes que hablan del espíritu de ayuda del “Charro Cantor”: una mañana en que se dirigía a los Estudios, pasó por un callejón de una colonia popular donde algunas personas, bajo un frío intenso, esperaba a que se les surtiera leche sin ninguna respuesta. El impulso de Jorge lo llevó al rancho de don Ceferino, un hombre que alquilaba caballos para películas. Le compró 50 litros de leche y los repartió entre aquella gente. En otra ocasión, uno de los técnicos de la película tuvo un accidente y tenía muy preocupado a Jorge.
Este, desesperado por saber el estado de salud del muchacho, y consciente de que sólo se le había asignado la mitad de su sueldo, fue hasta su casa, ofreció a la madre solventar los gastos y le entregó un sobre con dinero. Jorge Negrete fue un líder único, que contribuyó de manera extraordinaria a la “familia artística”. Apasionado defensor de sus compañeros, legó para ellos un sindicato fuerte, basado en la honestidad, la unión y el progreso del gremio artístico. A pesar de su carácter impetuoso, de sus brusquedades y reacciones violentas, se supo granjear durante dos periodos al frente de la ANDA, el cariño y respeto de sus compañeros, dejándolos con un gran dolor ante su pérdida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario