Bienestar, Éxito y Amor
Una mujer salió de su casa y vió tres viejos con una larga y blanca barba sentados en el jardín. Ella no los conocía. Les dijo.
-Yo no los conozco, pero deben estar hambrientos. Por favor pasen adelante y coman algo.
-¿Está el hombre de la casa? –preguntaron a la mujer.
-No –dijo ella-, está fuera.
-Entonces no podemos entrar –replicaron ellos.
En la tarde cuando el marido regresó, la mujer le contó lo que había sucedido.
-Ve entonces afuera y diles que ya estoy en casa e invítalos a pasar.
La mujer salió e invitó a los viejos a entrar.
-Nosotros no entramos a una casa juntos –replicaron ellos.
-Pero nos queremos tanto que tenemos miedo –decía ella-, queremos un hechizo, un conjuro o algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos. ¿Hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y al verlos tan jóvenes y enamorados, no dudó en decir:
-Hay algo que pueden hacer, aunque es muy difícil.
-No importa –dijeron ambos.
-Bien –dijo el sabio-. La joven tiene que ir al norte y escalar una montaña, debe atrapar al halcón más hermoso y vigoroso que sus ojos vean. Cuando lo haga debe traerlo conmigo después de luna llena. En cuanto tú, muchacho, debes escalar una montaña situada al sur, ahí tienes que cazar al águila más brava y traerla a mí.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.
Después de luna llena, ambos jóvenes llegaron con el sabio, en sus bolsas llevaban cada uno el ave encomendada. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas.
-¿Volaban alto? –preguntó el sabio al mirarlas.
-Sí –contestaron ambos-, ahora ¿qué haremos con ellas?
-Tomen las aves –decía el sabio-, átenlas entre sí por las patas, cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
Los jóvenes hicieron lo que el sabio les pidió y soltaron las aves. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritados por su incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
-Como verán –finalizó el sabio-, éste no es un conjuro, es una enseñanza. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure: Vuelen juntos pero jamás atados.
El Amor Conyugal:
Es un estar siempre en camino, camino que nunca acaba, camino que es aventura, siempre nueva, siempre capaz de enriquecernos.
Anónimo
“La mujer se preocupa del porvenir hasta que consigue un marido; el hombre empieza a preocuparse de él cuando consigue una esposa”
Anónimo
Tomadas del Libro: “Reflexiones y Pensamientos
para lograr un Matrimonio Feliz”
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