Cada estrellita que ven en el cielo, es una buena acción de los niños del mundo. Así empezó su cuento el abuelo.
-Y, ¿cuántas estrellas hay en el cielo? -Preguntó el nietecito más pequeño que le dicen Tomatito y que se llama Omar.
-Ustedes verán: si multiplicamos muchas estrellas por muchas veces, nos da por resultado todas las que vemos brillar por las noches. -No te entiendo abuelito, -dijo haciendo gestos el otro nietecito llamado Santiago y que le dicen Santi.
-Les voy a explicar, -les dijo el abuelo: -si multiplicamos un mucho por otro mucho, como resultado nos da un mucho más grande.
-“Ya ti intidimus”, -afirmó Santi meneando su melena, y Tomatito abrió los ojos más grandes que el venadito Rodolfo.
Santi y Tomatito están cumpliendo 5 años, pero Monse, quien ya tiene diez años y va en quinto de primaria, no aceptó la explicación, y dijo al abuelo: “Ya, ¡Dinos la verdad!, ¿cuántas estrellas hay en cielo?”. -Paulo, el nieto mayor que ya cuenta con once años, entre risas y enfado, se expresó con seriedad:
-Sí, Chifú (así llaman al abuelo), ¡ya dinos cuántas estrellas hay en el cielo!
-El abuelo se puso los lentes y habló así: “Cada año los niños del mundo reúnen sus buenas acciones y el día de Navidad las envían a la Virgen Madre que se encuentra en Belén, su pequeño Hijo juega con ellas y las deja subir al cielo como globos de colores para guardarlas como tesoros”.
-Los cuatro nietecitos gritaron: -¡Qué bueno que nos portamos bien!, así nuestras buenas acciones iluminarán la cueva y el pesebre del DIOS NIÑO y brillarán para siempre en el firmamento.
-Monse muy alegre relató esta poesía que aprendió en los libros del abuelo:
-Y, ¿cuántas estrellas hay en el cielo? -Preguntó el nietecito más pequeño que le dicen Tomatito y que se llama Omar.
-Ustedes verán: si multiplicamos muchas estrellas por muchas veces, nos da por resultado todas las que vemos brillar por las noches. -No te entiendo abuelito, -dijo haciendo gestos el otro nietecito llamado Santiago y que le dicen Santi.
-Les voy a explicar, -les dijo el abuelo: -si multiplicamos un mucho por otro mucho, como resultado nos da un mucho más grande.
-“Ya ti intidimus”, -afirmó Santi meneando su melena, y Tomatito abrió los ojos más grandes que el venadito Rodolfo.
Santi y Tomatito están cumpliendo 5 años, pero Monse, quien ya tiene diez años y va en quinto de primaria, no aceptó la explicación, y dijo al abuelo: “Ya, ¡Dinos la verdad!, ¿cuántas estrellas hay en cielo?”. -Paulo, el nieto mayor que ya cuenta con once años, entre risas y enfado, se expresó con seriedad:
-Sí, Chifú (así llaman al abuelo), ¡ya dinos cuántas estrellas hay en el cielo!
-El abuelo se puso los lentes y habló así: “Cada año los niños del mundo reúnen sus buenas acciones y el día de Navidad las envían a la Virgen Madre que se encuentra en Belén, su pequeño Hijo juega con ellas y las deja subir al cielo como globos de colores para guardarlas como tesoros”.
-Los cuatro nietecitos gritaron: -¡Qué bueno que nos portamos bien!, así nuestras buenas acciones iluminarán la cueva y el pesebre del DIOS NIÑO y brillarán para siempre en el firmamento.
-Monse muy alegre relató esta poesía que aprendió en los libros del abuelo:
A MEDIA NOCHE UNA VIRGEN MADRE
PRODUCE UN ASTRO LUMINOSO
EN ESE MOMENTO MILAGROSO
LLAMAMOS A DIOS HERMANO NUESTRO
(FUNCANELLI)
PRODUCE UN ASTRO LUMINOSO
EN ESE MOMENTO MILAGROSO
LLAMAMOS A DIOS HERMANO NUESTRO
(FUNCANELLI)
R R S
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