Salvatierra, una Lectura Profana
El Escudo de Armas (I Parte)
El Escudo de Armas de San Andrés de Salvatierra, está constituido por un óvalo que se divide en cuatro cuarteles. En dos de ellos está la cruz de San Andrés. El primer cuartel está pintado de púrpura. Otro, tiene un campo de trigo con tres haces de espigas, que simbolizan los tres molinos para pan que existían en la que fué la primera ciudad del actual estado de Guanajuato, y su color es plata. El cuarto cuartel representa el puente de Batanes y simboliza la unión del Valle de Guatzindeo o Huatzindeo con la nueva ciudad, su color es oro.
¿Por qué un Óvalo? Es la primera Interrogante
No hay más que una sola religión, la vida de Dios en la vida del hombre, afirma Joseph Fort Newton. El culto solar nunca ha dejado de ser el principio y el fin de todos los cultos, a pesar de los numerosos velos de púrpura y sayal, poéticos y vulgares, imponentes y miserables, con los que se ha encubierto. El óvalo o la elipse representa, entre otras cosas, la órbita de la tierra, y los cuatro cuarteles, las cuatro estaciones que van del púrpura al oro pasando por la plata. La elipse marca principio y fin, Alfa y Omega; nacimiento y muerte; día y noche; luz y tinieblas, y se vuelve el símbolo ideal para encerrar lo que acontece en la vida de un pueblo, sus orígenes y su destino. Su evolución.
El primer cuartel; la primavera, contiene la Cruz de San Andrés, en forma de “X”, de aspas, símbolo que había sido usado aún antes de la vida de este santo: El apóstol Andrés sufrió el martirio sobre una cruz de esta forma. Se le representa como una “X”. Aparece también entre los indígenas “cuna” de Sudamérica, quienes la consideraban como una protección contra los malos espíritus. También la encontramos en las monedas de Alejandro Bala, en Siria (146 a.C.) y en las de los reyes Bactrios (140-120 a.C.)
Del Repertorio de Símbolos Cristianos de Mariano Monterrosa Prado y Leticia Talavares Solórzano, se desprende que San Andrés Apóstol, correspondiente al siglo I, simboliza una casa quemándose, lo cual estaría directamente relacionado con el supuesto incendio mediante el cual se descubrió que las luces emanaban de la Virgen y no había tal conflagración.
La cruz decusata (X) o cruz griega, da la impresión del movimiento, la propulsión, el progreso. Se le relaciona iconográficamente con una cuerda, un pescado que pende de una cuerda, la red del pescador –Andrés es hermano de Pedro-. Es patrón de los comerciantes de pescado, cordeleros, fabricantes de redes, pescadores de agua dulce.
También se le invoca contra calambres (aunque quien los sufre debe implorar a todos los santos), disentería (llamada mal de San Andrés), erisipela, gota, tortícolis. Se le festeja el 30 de noviembre. Si esto marca la tradición popular, habría qué preguntarse: ¿por qué su primer cuartel está sobre color púrpura, si corresponde a la primavera? (continúa en el próximo número...)
Tomado del Libro: “Salvatierra, una Lectura Profana”
de Luis Montes de Oca y Sergio Hernández Saucedo
Historia y Evolución de Salvatierra
La Fundación de la Ciudad de San Andrés de Salvatierra, 1644
Los antecedentes inmediatos a la fundación de la ciudad y los principales personajes que en ella intervinieron. (continuación)
Don Gabriel López de Peralta, nació en la ciudad de México en 1593. Fue nieto de Jerónimo López de Peralta, el Viejo o el Conquistador, quien había llegado con Cortés a tomar parte de la conquista de la capital Azteca, recibiendo merced de tierras por estos méritos. El padre de don Gabriel fue don Gerónimo López de Peralta, el Mozo, quien fundó el Mayorazgo de Tarimoro, parte de estas tierras fueron las que don Gabriel ofreció a su Majestad, para la fundación de Salvatierra, a cambio de ser nombrado corregidor perpetuo de la nueva ciudad y escribano de cabildo, con todos los beneficios que los cargos implicaban.
Don Agustín de Carranza y Salcedo, nació en Valladolid al decir de unos, para otros, en Zelaya a finales del siglo XVI, hombre inteligente y culto, pero pobre, se desempeñó como escribano público, primero en Huatzindeo, y después en Chochones. Fué el principal gestor para la fundación de la ciudad, recibió el nombramiento de alguacil mayor en el primer Cabildo, en el año de 1660, fue desterrado de la ciudad por un grupo de vecinos afines a los López de Peralta, radicado en Pátzcuaro, volvió años después para morir en esta ciudad el 10 de agosto de 1688, fué sepultado en la capilla mayor del convento del Carmen, como consta en el acta asentada en el libro de defunciones número uno del archivo parroquial franciscano: “En el año del Señor, de mil seiscientos ochenta y ocho, en el día diez del mes de agosto. El alguacil Mayor Agustín de Carranza, hijo de Sebastián de Carranza y de María de Salcedo, viudo de Doña Catharina de Carriero, en unión y comunión de la Santa Madre Iglesia, volvió su alma a Dios, cuyo cuerpo a los once días del mes de agosto fue sepultado en la iglesia de nuestra Señora del Carmen de esta ciudad, y se confesó sacramentalmente con el Padre Prior de dicho convento, Fray Alberto de la Madre de Dios a quien dejó ordenado testase por dicho Agustín de Carranza y recibió el Santísimo Sacramento eucarístico por Viático, el día veinticuatro del mes de julio, y el de la extremaunción a los seis días del mes de agosto. Fray Pedro de Aguirre. Rúbrica.”
Una serie de hechos fueron conformando la creación de la ciudad: en 1635, se fundaron las cofradías del Santísimo Sacramento y la de Las Ánimas en el pueblo de Huatzindeo; se estableció el curato en febrero de 1643, con lo que alcanzaron los vecinos de Chochones la autonomía eclesiástica de Acámbaro; y la promulgación de la Real Cédula dada en Cuenca el 12 de junio de 1642, en la que el rey Felipe IV, establecía las disposiciones para conceder títulos y privilegios a varias poblaciones, haciéndole notar al virrey, la conveniencia de otorgarlos como medio para obtener recursos económicos para la Corona.
Con fundamento en lo anterior, el 1 de octubre de 1643, los vecinos otorgaron poderes para los oficios de Cabildo, y se tasaron según la costumbre de la época, dándole poder a don Agustín de Carranza y Salcedo para gestionar la fundación de la ciudad, y se obligaron a avecindarse en ella. El 1 de octubre del mismo año, don Gabriel López de Peralta, se dirigió al virrey ofreciéndole a su majestad, el rey, las tierras para la fundación, manifestándole lo siguiente:
“que en el valle de Huatzindeo, Tarimoro y Chichimecas, de la jurisdicción de Celaya, tiene cincuenta sitios de estancia para ganado mayor y diversas caballerías de tierra que le pertenecen a cada sitio, con el derecho de agua del Río Grande, zanjas, tomas y presas por merced, para el riego de dichas tierras de bienes de su mayorazgo, que fundaron el Tesorero Jerónimo López de Peralta y Doña Ana Carrillo de Peralta, sus padres; que por ser tan buen valle, temple y comodidades y por el uso del agua de riego y en tan buen distrito y cercanías de otras provincias de las más opulentas de esta Nueva España, valen dichos sitios, estancias y tierras, con las aguas que le pertenecen, con la saca y toma del Río Grande, que el suplicante hizo a su costa, ajusta común estimación 500,000,00, por ser tierras abundantes y fértiles de tan benévolo temperamento, así como para ganados como para labores, rindiendo copiosas y abundantes cosechas de trigo, maíz y otras semillas de que se abastece esta Ciudad y otras provincias reales de minas... Y el suplicante, deseoso, como leal vasallo de su Majestad, del aumento de su real poder, continuando los servicios de sus padres y abuelos, quiero servirle con dicho sitio y tierras y dicha agua para que en aquel puesto, en el paraje que llaman San Andrés Chochones, DONDE ESTÁN CONGREGADOS HASTA CUARENTA VECINOS ESPAÑOLES CON SUS MUJERES, HIJOS, CASAS Y FAMILIAS SE FUNDE UNA CIUDAD, QUE EL SUPLICANTE Y LOS FUNDADORES, PARA QUE ESTÉ DEBAJO DEL AMPARO DE SU EXCELENTECIA, SE LLAME LA CIUDAD DE SAN ANDRÉS DE SALVATIERRA, PUES SE HA DE FUNDAR EN EL TIEMPO DEL DICHOSO GOBIERNO DE VUESTRA EXCELENCIA...”
La Vida Colonial Salvaterrense, 1644-1810
La Llegada de los Religiosos Carmelitas
En México, mucho se ha hablado acerca de las labores realizadas por los frailes pertenecientes a las órdenes de San Francisco, Santo Domingo y San Agustín, así como por lo hecho por los regulares de la Compañía de Jesús fundada por San Ignacio de Loyola. Pero muy poco se ha dicho acerca de los hijos de la orden del Carmelo, a pesar de que muchas de sus obras que nos legaron, siguen siendo todavía causa de admiración y difíciles de superar, o cuando menos, igualar hoy en día.
Los religiosos Carmelitas llegaron a la Nueva España por acuerdo tomado en el Capítulo Provincial celebrado en Lisboa el 7 de mayo de 1585, ese mismo año, arribaron a tierras mexicanas con el permiso para su establecimiento del rey Felipe II y del Virrey. Su llegada fue tardía, porque en aquellos días los descalzos no estaban todavía separados definitivamente de los calzados o mitigados. Su provincia tomó el nombre de San Alberto, los conventos y casas que fundaron fueron: Los Conventos de San Ángel, San Joaquín, el Desierto de los Leones, las iglesias del Carmen de México y La Sabatina, en la ciudad de México; además, en Querétaro, San Luis Potosí, Valladolid, Puebla, Toluca, Atlixco, El Santo Desierto de Tenatzingo, Celaya y Salvatierra.
Salvatierra nació y creció a la sombra del convento de los Carmelitas Descalzos, la historia colonial de la ciudad tiene tan profundas raíces en él, que es difícil, o a veces hasta imposible separar las dos entidades. A pesar de los ordenamientos de los definitorios de la orden, que prohibían a sus comunidades conventuales adquirir bienes, en Salvatierra se transformaron en grandes propietarios de tierras, por su participación en capellanías, censos, legados y concesiones que les otorgó el Cabildo y Regimiento de la ciudad, sin embargo, la vida conventual no sufrió relajamiento, los Carmelitas Descalzos fueron fieles a los votos que profesaban, que los caracterizó por su estricta disciplina y observancia regular, la cual, sólo se interrumpió con la exclaustración de la época Juarista, y finalmente, con la lenta decadencia de la provincia de San Alberto de México.
La llegada de los Carmelitas a Salvatierra no fue obra de la casualidad, o de meras situaciones circunstanciales. Fue el producto de una perfecta estrategia gestada y diseñada muchos años atrás, y no en Salvatierra, sino en la Villa de Zelaya, el personaje central lo fué don Agustín de Carranza y Salcedo, lo que hace presumir que era oriundo de Zelaya, y su relación con ellos la estableció desde su juventud en el antiguo convento de esa villa.
Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López
Aztlán: origen y destino
Homo Sapiens espaldas frías
Tomemos como referencia de tiempo la aparición de Jesucristo y vayamos cien mil años antes, cuando la única superficie poblada de la tierra era el continente africano y se realizaba la primera migración de Homo Sapiens rumbo a la India, Indonesia y Australia. Cincuenta mil años después se dio una segunda migración hacia el Asia oriental, la India y Kazajstán, esto coincide con el notorio aumento en la población en los lugares donde llegó esta segunda migración. Alec Knighty y Peter Underhill, haciendo estudios de ADN en una tribu del desierto del Kalahari y otras tribus de Tanzania, encontraron que son descendientes de los primeros pobladores de nuestro planeta, ésta tribu son los Bosquimanos, actualmente todavía existen cien mil de ellos en África.
Se cree que fueron parte de los Bosquimanos los que emigraron al continente asiático 50,000 años a.C. en tres direcciones; hacia Asia oriental, la India y Kazajstán. De la migración de Kazajstán se originaron los pueblos de Europa y los pueblos de América. Una parte de la migración de Kazajstán se dirigió a la península de Chukchi en Liberia, a finales del cuaternario, en el último período glacial, 30,000 años a.C., donde se abrió un corredor que unió a Asia con América llamado Beringia, que por efecto del último periodo glacial, que comenzó hace 120,000 años y terminó hace diez mil años en que se cubrió 30% de la superficie terrestre de hielo (actualmente sólo se encuentra cubierta 10%). Bajó el nivel de los mares entre 50 y 10 metros, entre ellos el estrecho de Bering, que lleva su nombre en honor a su descubridor, el danés Vitus Bering, quién lo descubrió en 1728.
Este estrecho, es un mar de poca profundidad que no supera los 30 metros, por lo que Beringia estuvo al descubierto desde 30,000 años a.C., o probablemente mucho antes, ya que la glaciación había comenzado en el año 120,000 a.C., y se cerró al terminar la glaciación, o sea 10,000 años a.C. Esto permitió que muchos grupos de Homo sapiens y tal vez Homo sapiens sapiens y grandes manadas de animales cruzaran hacia América por Beringia que no medía más de 80 kilómetros, entre la península de Chukchi Rusia y Alaska.
Se ha encontrado gran similitud en las características físicas de los pobladores del este de Asia con los nuevos habitantes de América, como los indios de Norteamérica, los olmecas, los toltecas y los mayas, por ejemplo: pelo negro, grueso, lacio y resistente; poco vello en el rostro y el cuerpo; pómulos salientes; nariz pequeña y achatada; ojos negros, alargados y oblicuos; dientes incisivos en forma de pala. La forma del cráneo es variable, por ejemplo: los chinos del norte son dolicocéfalos y los del sur, braquicéfalos; los indios de América del norte son dolicocéfalos y los olmecas, toltecas y mayas, braquicéfalos.
Se han descubierto varios asentamientos en Yuan, Canadá, de utensilios de huesos fechados 22,000 años c.C., en el Valle de Anáhuac, en México, también se encontraron restos de hogueras datadas 21,000 años a.C., en Alaska; otras del año 13,000 a.C., en Bluefish; de 9000 años a.C., en Dry Creek; y de 8,000 años a.C., en Akmak.
Tomada del Libro: “Aztlán: origen y destino”
de: Melquiades González Gaytán
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