HISTORIA DE LA MÚSICA POPULAR MEXICANA
Los Cincuenta: Apogeo de los Tríos
Pronto, a imitación de Los Panchos, surgieron cientos de grupos con nombres noblemente imaginativos: condes, duques, príncipes, dandys, etcétera.
En 1949 Edmundo Domínguez compuso “Loca pasión” iniciando una avalancha de canciones para trío que hicieron época: “Contigo” de Claudio Estrada, “Limosnero de amor” y “Remolino” de Alberto Videz, junto con “Un solo corazón” de Rafael de Paz. En 1951, la canción “Tres dilemas” de Vicente Garrido dió una nueva forma al bolero y se adaptó perfectamente al nuevo estilo de ejecución del trío. A partir de ese momento, las canciones para trío tuvieron un corte característico: “Luna de octubre”, de José Antonio Michel, y “Ladrona de besos” entraban ya perfectamente dentro de la definición de canción para trío.
En general, los años cincuenta fueron dominados por los tríos y su repertorio especializado que crecía día con día. “El crucifijo de piedra” (1954) de los Hermanos Cantoral, “Espinita” (1954) de Nico Jiménez, “Historia de un amor” del panameño Carlos Almazán iniciaron otra serie de sentidas canciones para trío. Todos estos años fueron de una gran demanda para los tríos. La totalidad del repertorio romántico parecía impregnarse del estilo de Los Panchos.
Según Gustavo Prado, integrante de Los Diamantes, un importante grupo fundado en 1949, Los Panchos lograron dignificar la profesión y hacer posible que los tríos entraran en lugares que les estuvieron vedados por años. Antes de la aparición de Los Panchos, los tríos se dedicaban a dar serenatas y a cantar en los bares; después de ellos, adquirieron rango social y alta jerarquía dentro del ambiente. Las disqueras se lo disputaban, los más caros centro nocturnos les ofrecían trabajo.
No tardó el estiló romántico de los tríos en trascender y cruzar las fronteras. Los Panchos viajaron a Japón y abrieron un sorprendente, entusiasta y duradero mercado para los tríos mexicanos. A partir del primer viaje de Los Panchos al Japón, las plazas han estado siempre abiertas para los tríos románticos en el Medio y Lejano Oriente, Estados Unidos, Sudamérica y, por supuesto, en ese mercado natural para los artistas mexicanos que se localiza en Los Ángeles y en Chicago.
La vida musical, la creación de canciones en México giraron durante los años cincuenta en torno a los tríos, al grado que a los premios instituidos como el Disco de Oro hubo que añadirse la categoría trío. Nuevas canciones salieron a la luz; en 1956 Álvaro Carrillo dió uno de los últimos impulsos al bolero romántico con “Amor mío”. En 1958, Güicho Cisneros, el compositor oficial de Los Dandys, compuso “Gema” y Benjamín Correa del grupo Los Caballeros publicó “Invierno”. En 1959 Álvaro Carrillo compuso dos clásicas del género: “Luz de luna” y “Sabor a mí” sólo comparables en popularidad con “Alma de cristal” y “Tres regalos”, compuestas en el mismo año por Güicho Cisneros.
Al producirse la saturación del mercado provocada por el exceso de tríos, cada grupo inició una búsqueda de la originalidad a toda costa. Pero las posibilidades de variación eran muy limitadas. Como resultado, pronto se llegó a un exceso de barroquismo en el uso del requinto y a un amelifluamiento afeminado en las voces, que colocaron el estilo del trío en el margen entre la chabacanería y el sentimentalismo cursi. De esta manera, la decadencia del estilo de trío otorgó la razón a muchos de los críticos del género que veían en Los Panchos una amenaza a la pureza de la canción mexicana, en razón de su cursilería y amaneramiento.
Los años sesenta señalan la invasión del rock en México y el nacimiento de una nueva sensibilidad. La producción de boleros y canciones para trío disminuyó; pocas canciones tuvieron la calidad de “Mientes” (1961) de Daniel Pérez Arcaraz, “Cuando muere el sol” (1961) de Federico Baena, “MI amor por ti” (1962) de Miguel Pous y “Seguiré mi viaje” de Álvaro Carrillo.
La duración del estilo de los tríos podría totalizar más de treinta y cinco años, aunque en realidad la decadencia se hubiese iniciado a principios de los años sesenta, cuando aún seguían actuando los grupos más famosos. La creación de repertorio cesó, los grupos se dispersaron y se siguieron repitiendo hasta el cansancio los mismos patrones de ejecución. Actualmente, aun para los más famosos tríos sobrevivientes, el final está próximo; aunque una buena parte del público aún quisiera escuchar el repertorio habitual de los tríos, pocos empresarios se arriesgan a contratarlos.
Los Tres Ases
El trío Los Tres Ases se formó en 1952. Sus integrantes originales fueron Marcon Antonio Muñiz, Juan Neri y Héctor González. Marco Antonio Muñiz nació en Guadalajara, Jalisco y actuó desde los 15 años. Juan Neri es originario de la ciudad de México; Héctor González nació en Culiacán, Sinaloa. Fué el cantante de corridos y relatos más popular de su ciudad natal. Dentro del repertorio de este famoso trío se encontraban las canciones “Venganza” (Lupicinio Rodríguez), “La puerta” (L. Demetrio), “Sabrá que te quiero” (F. Fragoso), “Eres todo para mí” (L. Demetrio). “Un minuto de amor” (A. Carrillo). Ganaron el premio Disco de Oro durante dos años consecutivos, 1955 y 1956.
Los Tres Caballeros
El trío Los Tres Caballeros estuvo integrado por Roberto Cantoral, Benjamín Correa Pérez de León (requinto) y Leonel Gálvez Polanco. Actuaron por primera vez el primero de julio de 1952. Se han dedicado principalmente a la radio y el teatro de revista. Realizaron una gira de más de un año por Estados Unidos. A su regreso, el 5 de septiembre de 1956, grabaron para la casa disquera Musart. Las primeras canciones que grabaron fueron “El reloj” y “La barca”, ambas de Roberto Cantoral. Los hermanos Cantoral, Antonio y Roberto, formaron el grupo Los Cuatreros en el año 1947. En 1954 compusieron el son huasteco “Crucifijo de piedra”.
Roberto Cantoral se ha dedicado al bolero. Compuso “Te perdono” (1954, bolero), “El preso número 9” (1955, huapango) y muchas otras. Antonio Cantoral se dedicó al estilo ranchero, falleció el 4 de noviembre de 1964 a los 36 años de edad.
Los Tecolines
El trío Los Tecolines estuvo integrado por Sergio Flores M. (requinto), Jorge Flores M. (segunda voz y guitarra), Jesús Chucho García López (primera voz) y Lázaro Galindo (guitarra y voz). Hicieron su debut en la radiodifusora XFQ en el año 1951. En 1952 grabaron para la compañía disquera Peerles. Uno de sus más grandes éxitos fué la vieja canción de Alfredo Carrasco titulada “Adiós”, más conocida como “El adiós de Carrasco”. Por esta versión recibieron el premio Guitarra de Oro. Más tarde ganaron un Disco de Oro por “Cerezo rosa”. Dentro de su repertorio de más éxito se encontraban las siguientes canciones: “Ahora y siempre” de J. de Jesús Morales, “Flores Negras”, “Lágrimas del alma”, “Cosas del ayer”, “Sé muy bien que vendrás”.
(continuará…)
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