Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

viernes, 15 de julio de 2011

Biografía

José Rolón
(1883-1945)
Compositor y maestro

Nació en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco, el 22 de junio de 1883, y murió en la ciudad de México, el 3 de febrero de 1945. Su familia era de origen francés y su apellido original era Rollon. Su padre, Feliciano Rolón, poseía gran habilidad para tocar el cornetín, siendo además compositor de música religiosa y bailable. Y fué precisamente su padre quien inició a José en el estudio del solfeo, utilizando el método de don Hilarión Eslava, a la vez que le enseñó a tocar varios instrumentos de viento y cuerda; esto le resultó de gran utilidad a José para hacer la orquestación de sus composiciones.

Sus estudios formales los inició desde los trece años de edad, y en su formación musical influyó grandemente el maestro Francisco Godínez, hombre de vastos conocimientos. Las clases de piano y órgano las recibió de Arnulfo Cárdenas, el organista de Zapotlán, pero como sus ansias de progreso lo dominaban, el joven Rolón se deshizo de su rancho La Fortuna, ubicado en las márgenes de la laguna de Zapotlán, y se trasladó a la capital del Estado. En Guadalajara, tomó clases de composición con el maestro Godínez, antes aludido, notable organista que fuera discípulo de Guilmant, Gicout y otros grandes maestros franceses.

Después de la muerte de Godínez, Rolón siguió estudiando bajo la dirección de don Benigno de la Torre, quien fué alumno de Marmontel en el Conservatorio de París. Este hecho despertó en José Rolón su deseo por estudiar en la capital francesa. Fué entonces cuando el señor José García, respetable hombre de negocios, propuso a Rolón el manejo del pequeño capital del artista, en su institución bancaria, para que éste fuera a Europa y siguiera estudiando. Rolón llegó a París en 1903, y se inscribió en la cátedra de Moritz Moskowsky, con quien perfeccionó sus conocimientos de armonía, formas musicales y alta teoría. Sin embargo, no quiso continuar la carrera de pianista, por sentir inclinaciones hacia la pedagogía.

Estudiaba composición con el ilustre preceptista André Gédalde, cuando se vió obligado a regresar a México por haber fallecido su padre. Radicado en Guadalajara, el 1º de diciembre de 1907 inauguró la Escuela de Música de la capital tapatía, primer punto de su audaz programa de acción docente y plantel que habría de dirigir durante veinte años. A dicha escuela agregó, en 1911, una academia de piano. Tal fué el éxito de esos colegios, que sus aulas llegaron a agrupar mil trescientos alumnos; siendo además la fuente de donde salieron otras instituciones musicales, que hicieron de Guadalajara una Atenas.

En 1920, trece años después de fundar su primera escuela musical, Rolón concluyó su primera obra sinfónica para gran orquesta, que tituló Obertura de concierto, siendo el brillante director Julián Carrillo quien la estrenó en el Teatro Arbeu de la ciudad de México. Dos años más tarde, en el Teatro Esperanza Iris, se efectuó el estreno de su Andante melancólico, bajo la batuta del director italiano Gaetano Bavagnioli. Esta composición fué laureada con el segundo premio, en el memorable concurso convocado por el Ayuntamiento de la ciudad de México, y el primer premio correspondió a Juan León Mariscal. El mismo Rolón, como director de una bien disciplinada orquesta sinfónica, estrenó en el Teatro Degollado de Guadalajara, en junio de 1923, su Sinfonía en mi menor, que obtuvo clamoroso éxito.

En 1911, Rolón había fundado el Cuarteto Clásico de Guadalajara, que ejecutó con todo éxito su Cuarteto Op. 16. En 1916 fundó la Orquesta Sinfónica de Jalisco, que duró algún tiempo y mereció los elogios de los músicos mexicanos y extranjeros. En 1923 fundó el Orfeón de Voces Mixtas. En 1925 terminó su poema sinfónico El festín de los enanos, terminando así un ciclo de su actividad creadora, al que siguió otro en Europa. Ese poema sinfónico ganó premio en otro concurso público, en el año de 1927. Desde ese año hasta el de 1930, Rolón estuvo por segunda vez en París, perfeccionándose en armonía y contrapunto, con la maestra Nadia Boulanger, y en fuga y orquestación con Paul Dukas.

Se encontraba aún en París cuando terminó su poema épico Cuauhtémoc, obra que habría de darle su tercer gran premio en México. Fué esa la primera de sus obras laureadas que tocó la Orquesta Sinfónica de México, y que en 1930 fuera interpretada por la Orquesta Filarmónica de Berlín, bajo la dirección de Bruno Seidler, y trasmitida a la vez por la radio a toda América. A esa etapa parisina pertenecen otras obras de Rolón, entre ellas: Piezas para canto y piano, su Scherzo sinfónico, la suite sinfónica Zapotlán, que comenzara a escribir algunos años antes, sus Danzas Jaliscienses, que son preciadas joyas para el piano y el Concierto en mi menor para piano y orquesta, así como algunas otras, como Sinfonía en mi menor.

Según Baqueiro Foster, el sentir nacionalista que se refleja en muchas de las obras de la primera época de Rolón, se acrecientan en ésta su segunda época en el extranjero y después de su regreso a la patria. En la Escuela Normal de la capital francesa, Paul Dukas fué quien sugirió a Rolón “la poda de la elocuencia romántica”, consecuencia del aislamiento provinciano, para que el nacionalismo empezara a manifestarse francamente en sus obras con abundancia tal que el maestro francés le sugirió también una condensación. Se trataba naturalmente de un nacionalismo con tendencias hacia la universalidad, en vez de aquél que caía precisamente en el provincialismo, el regionalismo y el aislamiento.

En cierta forma, Rolón fué un precursor de tal nacionalismo, y de los modos de decir musicales. Por ejemplo, su Concierto escrito en 1929, sigue las formas de utilizar los arpegios, los súbitos contrastes de dinámica y matices, propios de la obra de Mauricio Ravel, cuando el famoso autor de Bolero no abordaba esa forma de expresión musical, que hizo suya y popularizó en el mundo hasta 1931. Rolón, a su regreso a México, ocupó varias cátedras en el Conservatorio Nacional, desempeñando la de composición hasta que cayó postrado en su última enfermedad. Fué también jefe de la Sección de Música del Departamento de Bellas Artes, donde trató de implantar un nuevo método francés para la enseñanza del solfeo, cuyos resultados no pudo comprobar por haber durado poco tiempo en tal puesto. En 1938 fué nombrado Director del Conservatorio Nacional de Música. Como escritor y crítico musical, produjo algunos tratados y gran cantidad de artículos, y de estos trabajos numerosos son inéditos.

Rolón supo hacer las primeras obras musicales de grandes dimensiones en México, que fueron la base para la expresión sinfónica posterior en nuestro país. Según José Antonio Alcaraz, el origen campesino y las rancias tradiciones provincianas, la observación plena del paisaje, el contacto directo con la naturaleza en su más espontánea expresión, y la timidez de su carácter, hicieron de Rolón un músico profundamente mexicano, vinculado a su patria por hermosas convicciones personales y no por oportunismo estético. Su superación fué constante, llegando a un neoclasicismo nacionalista en sus obras póstumas, que escribió en sus últimos años. Dejó inéditas al morir: Suite alla antica, Fuga y Canon para piano, obras dignas de los mejores maestros del mundo.

Tomada del Libro: “Músicos Mexicanos” de Hugo de Grial

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