Emilia Colín Olivares
Emilia Colín Olivares nación en Ciudad Hidalgo, el 30 de agosto de 1928. Estudió en la Escuela Normal de Morelia, y ejerció a cada momento su profesión de maestra. Como escritora y poeta, Emilia se dio a conocer en Juventud progresista, revista publicada por los alumnos de la Normal a partir de 1951. Eran los denominados Integrantes del grupo Bohemia Normalista, de los que destacaron; Jorge Arreola Cortés, Laura Emilia Mediana, Arturo Esperón Villavicencio, Emilia Colín Olivares, Eduardo Cruz del Ángel, José Inés Vieyra, Emeterio Sosa Jiménez y Francisco Vera Molina.
Emilia publicó sus poemas también en la revista Cantera, de donde publicamos aquí algunos. Además de formar parte de la Antología Lampadario, libro que salió a la luz en el año de 1970. Aunque Emilia Colín no es una poetisa muy conocida, debemos reconocer que su forma de hacer poesía es muy singular, y que vale la pena tener un acercamiento a su obra literaria. De la revista Cantera, publicación que conoció el trabajo de Emilia, estos poemas…
Cuántas veces la tarde sonrojada
ocultó su fulgor en el poniente,
mientras yo caminaba enamorada
y apoyada en tu brazo dulcemente.
Cómo se hacía ligera la jornada
monótona del día, si el pensamiento
de los dos comulgaba en la deseada
cita que nos brindara acercamiento.
Y qué triste después esa partida
de los lugares donde el pecho amante
fue regando su vida de estudiante.
Desde entonces te vivo agradecida,
porque tú me enseñaste a cada instante
el más bello secreto de la vida.
Paradojas
Cuando las manos se encuentran
manchadas por impudor;
cuando no se juega limpio
y cometemos traición.
¿No habéis sentido una espina
clavada en el corazón?
Cuando se obtiene algún triunfo
sobre la debilidad,
y hay víctimas reclamando
justicia por su humildad.
¿No deja sabor amargo
la falta de humanidad?
Cuando al correr de los años
no queremos perdonar
las injurias recibidas
de quien debemos amar.
¿No es verdad que la conciencia
nos acusa sin cesar?
En suma, cuando tranquilos
parecemos descansar,
¿nuestra apariencia no encubre?
ciertas ganas de llorar?
ocultó su fulgor en el poniente,
mientras yo caminaba enamorada
y apoyada en tu brazo dulcemente.
Cómo se hacía ligera la jornada
monótona del día, si el pensamiento
de los dos comulgaba en la deseada
cita que nos brindara acercamiento.
Y qué triste después esa partida
de los lugares donde el pecho amante
fue regando su vida de estudiante.
Desde entonces te vivo agradecida,
porque tú me enseñaste a cada instante
el más bello secreto de la vida.
Paradojas
Cuando las manos se encuentran
manchadas por impudor;
cuando no se juega limpio
y cometemos traición.
¿No habéis sentido una espina
clavada en el corazón?
Cuando se obtiene algún triunfo
sobre la debilidad,
y hay víctimas reclamando
justicia por su humildad.
¿No deja sabor amargo
la falta de humanidad?
Cuando al correr de los años
no queremos perdonar
las injurias recibidas
de quien debemos amar.
¿No es verdad que la conciencia
nos acusa sin cesar?
En suma, cuando tranquilos
parecemos descansar,
¿nuestra apariencia no encubre?
ciertas ganas de llorar?
No hay comentarios:
Publicar un comentario