Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 1 de enero de 2013

Historia

Salvatierra, una Lectura Profana
El Escudo de Armas (II Parte)

El Púrpura

Las tardes en Salvatierra, ya cuando el sol declina sobre sus campos, son púrpura. Púrpura como el color de los cardenales, como la casulla del sacerdote. El púrpura representa la caridad que cubre los pecados. Representa la caridad porque recuerda el fuego del amor de Dios, y el del prójimo. corazón inflamado de amor. El Padre Eterno viste de púrpura.

Es también el poder imperial, inevitable no relacionarlo con el llamado Primer Imperio de Agustín de Iturbide, quien el 6 de enero de 1812 mandó celebrar solemne Misa de Función en honor a Nuestra Madre Santísima de la Luz, para nombrarla Patrona de la Guarnición de Civiles, y para 1815, después de la Batalla de Batanes (16 de abril de 1813) contra el general insurgente Ramón López, y del fusilamiento de al menos 25 liberales, pese a que tres héroes salvaterrenses estaban unidos al movimiento insurgente: el brigadier Miguel Sánchez, el capitán Ignacio Centeno y el presbítero Mariano Abad y Cuadra; ya como libertador de la Patria, Iturbide nombró a la Santísima Virgen como Generala de los Ejércitos de Mar y Tierra, imponiéndoles las insignias, la banda y el bastón de mando. Al púrpura se le asocia con la realeza y, en contraste, con la caridad practicada por San Esteban de Jerusalén, porque rezaba mientras lo apedreaban.

El segundo cuartel es el verano, tiempo de cosechas, desde esta particular lectura. Las plantas de Cristo simbólicamente son las espigas de trigo, tres espigas son la Trinidad, la fuerza de la nueva alianza. El tres también representa el alma, las clases de criaturas intelectuales: ángeles, demonios y hombres. También tres fueron los días que pasaron Cristo y Lázaro en la sepultura. Y los días que pasó Jonás en el vientre de la ballena. Tres representa al espíritu. Lo espiritual. Las lenguas sagradas. Las partes del alma. La perfección. El tríangulo. Las veces que Cristo se apareció después de la resurrección. Las veces que Pedro –el hermano de San Andrés- negó a su maestro. Las veces que Cristo pidió a su padre que lo apartara del cáliz de la amargura. Las virtudes teologales. El trigo es la abundancia de la tierra. La Eucaristía.

Tres representa al espíritu. Lo espiritual. Las lenguas sagradas. Las partes del alma. La perfección. El tríangulo. Las veces que Cristo se apareció después de la resurrección. Las veces que Pedro –el hermano de San Andrés- negó a su maestro. Las veces que Cristo pidió a su padre que lo apartara del cáliz de la amargura. Las virtudes teologales. El trigo es la abundancia de la tierra. La Eucaristía. La naturaleza humana de Cristo. Las buenas obras. El pan de la comunión. Es Cristo y la Virgen María. Por eso está sobre plata: la castidad, la firmeza, la integridad. La Pureza. Los campos de trigo simbolizados en tres haces son los campos de humildad. La Iglesia Militante.

Salvatierra se encuentra en el centro de un triángulo equilátero formado por las cabeceras municipales de Acámbaro, Yuriria y Apaseo el Alto. Al sur, tiene gran relación con Yuriria, ubicada en la Ruta del Arte Sacro, y al norte, con Apaseo el Alto, en la Ruta de las Artesanías. Pueblo fronterizo entre los imperios Mexica y Purépecha. Ahí, en ese centro, en ese Ojo de Dios, 182 años antes de que en Palermo, Italia surgiera la advocación a Nuestra Madre Santísima de la Luz, luego de que una monja fuera ungida con su presencia (1722), en Pátzcuaro, Michoacán, las luces de la madre de Jesús el Crístico ya abrazaban el Valle de Guatzindeo, la otra banda y la ciudad, porque si bien se afirma que la imagen de Nuestra Madre Santísima de la Luz data de 1539, llega a Salvatierra, según registros, en 1540.

Propio del otoño son los vientos, el giro de las aspas, la evolución, por ello el primer cuartel está destinado a la cruz de San Andrés. El tercero también, sólo que ahora no lo envuelve el púrpura sino el oro. Si el púrpura es el poder imperial, el oro es el poder temporal. El oro es la paz, el amor, las buenas obras. La caridad. La dignidad, la fidelidad, la justicia, la luz, pureza. También la realeza, las riquezas terrenales. La sabiduría y el silencio. El sol. La verdad.

El invierno nos recibe con el Puente de Batanes, con su triple arco y sus lecturas: unión del Valle de Guatzindeo y la nueva ciudad; el triunfo de Agustín de Iturbide, pero si aceptamos que hay casualidades y casualidades, podríamos apreciar que el puente también es la alianza de Dios con los hombres, el paso de los peregrinos. Andrés nació en Betsaida, siguió al principio a San Juan Bautista y le dejó para hacerse discípulo de Cristo y convertirse en pescador de hombres.

Cruz o cruzar significa el encuentro, algo que sucede en las relaciones que se establecen entre los seres vivientes, vegetales o animales, y los hombres. La Cruz expresa el principio: “como es arriba es abajo”, de los conocimientos de Hermes Trismegisto. También significa lo positivo y lo negativo, los elementos: arriba aire; abajo tierra, fuego y agua. El cuerpo humano, de pie y con sus brazos extendidos a sus flancos, representa la conexión de la tierra con el cielo.

Además representa la dualidad del hombre, positivo y negativo, y se le reconoce como el Gran Tetra Pramatón. Leonardo Da Vinci inscribió esta figura humana dentro de un círculo, el Hombre de Vitrubio, representación gráfica de las proporciones perfectas que muestran el universo y la estética en el arte. Luego de estas incipientes anotaciones, se puede comprender que el Apóstol Andrés sufrió el martirio sobre una cruz de esta forma. Se le representa como una “X”. Pero también son representaciones del torno y del molino, el encuentro en la evolución, en el crecimiento.

Tomado del Libro: “Salvatierra, una Lectura Profana”
de Luis Montes de Oca y Sergio Hernández Saucedo


Historia y Evolución de Salvatierra

La Vida Colonial Salvaterrense, 1644-1810

La Llegada de los Religiosos Carmelitas (continuación)

Llegó él a Huatzindeo para ejercer el oficio de escribano público auxiliar del de Zelaya en 1630, por esos años, el alcalde mayor de Zelaya nombró a un teniente de alcalde mayor en el pueblo de Chochones para que lo representara. Don Agustín de Carranza y Salcedo congregó a los vecinos para que se avecindaran en él, además, no es circunstancial que un religioso Carmelita: fray Agustín de la Madre de Dios, predicara en la misa de acción de gracias al Espíritu Santo por la fundación de la ciudad el 1 de abril de 1644, por lo tanto, no hubo nada de extraño en la excesiva agresividad que mostraron hacia él los religiosos Franciscanos. Todo indicaba pues, la decidida intención de los Carmelitas de penetrar en estas tierras consideradas franciscanas, con el beneplácito de los vecinos poderosos de la villa de Zelaya y del virrey.

No es de extrañar también, que a tan sólo diez días de haberse constituido el cabildo, éste otorgó la primera merced de tierras a los religiosos del Carmelo para establecerse en Salvatierra, el 11 de abril de 1644. La merced consistió en un gran terreno de 660 varas de largo por 300 de ancho, dicha merced, fué confirmada por el virrey don García Sarmiento de Sotomayor, en tan sólo, un mes y diez días después, el 25 de mayo de ese año, cuando apenas se empezaba la traza urbana de la ciudad, el documento de confirmación, en su parte sustancial, manifiesta:

“Y ruego y encargo al señor Obispo de la ciudad de Valladolid, provincia de Michoacán, y a su Provisor y Vicario General, dé al dicho Padre Provincial y a los que le sucediesen, el favor que se pidiere por de su parte y fuere menester para dicha fundación:”

“Y mando al Cabildo y Regimiento de la dicha ciudad de San Andrés de Salvatierra asistan y ayuden en cuanto sea necesario a los Religiosos y a quien se encargase de la obra, para que se perfeccione y acabe a la brevedad posible”

“Fecho en México, a 25 de mayo de 1644 años. – El Conde de Salvatierra. Por mandato de S.E., Luis de Tovar Godínez (Rúbrica)

Edificaron los Carmelitas una capilla provisional en la parte posterior del templo actual, la cual se dedicó el 25 de noviembre de 1644, para la construcción de la actual iglesia y convento, se les otorgaron varias concesiones y mercedes, encomendó la provincia de San Alberto su construcción al lego fray Andrés de San Miguel. La obra se terminó y dedicó a San Ángelo Mártir, el 6 de febrero de 1655, recibió la confirmación real hasta el 18 de noviembre de 1799. El convento tuvo en principio la categoría de vicariato, pero pronto, el 2 de noviembre de 1648 se le ascendió a priorato, siendo su primer prior fray Diego de Cristo.

Por acuerdo del definitorio de la provincia, en 1652, se propició el sustento de estudios mayores en teología moral en Salvatierra, y cinco años después, se consideró provechosa la fundación provechosa la fundación del colegio de Artes y Oficios, con lo que favorecería la formación intelectual y religiosa de los carmelitas salvaterrenses. Después de la primera merced de tierras que recibieron para la edificación de la iglesia y el convento, tuvieron las siguientes: en 1645, el Cabildo les otorgó un sitio para ayuda del convento; el 1 de agosto de 1648, se les entregaron otros dos sitios, uno de cantera y otro de calera, para ayuda de la fábrica de materiales para el convento; el 18 de mayo de 1652, se les otorgó otro sitio de 500 varas de largo dentro de la ciudad, para asentar las viviendas de los peones y servidumbre del convento y construir el apeadero del Carmen; el 7 de noviembre de 1653, el Cabildo les dió posesión de las tierras del potrero de San Elías. No fueron éstas todas las concesiones y mercedes que tuvieron, pero sí las primeras que ayudaron a su asentamiento y desarrollo en Salvatierra.

El Puente de Batanes o Fray Andrés de San Miguel

El Cabildo de la ciudad solicitó desde los trámites para la fundación, se hiciera un puente sobre el río Grande, por ser necesario el paso del comercio y la justicia. Éste hizo la propuesta a los religiosos Carmelitas para que tomaran la obra, encomendando éstos, a la vez, la dirección a fray Andrés de San Miguel, con un presupuesto inicial de un mil pesos. Para sacar el costo, se determinó también se cobrara el derecho de pontazgo a las recuas y ganado que pasasen, y una vez cubierto dicho costo, el paso quedaría libre.

La obra se inició el 23 de julio de 1649, terminándose en un poco más de 180 días, en el informe de Cabildo se refiere que el puente constaba de 220 varas de largo, ocho y media de ancho, 14 ojos, 16 estribos, y dos ermitas en sus remates que lo hermoseaban. El costo del puente llegó a la cantidad de 4,419 pesos y 5 reales, para garantizarlo, el Cabildo por convenio celebrado con los religiosos el 8 de mayo de 1650, los autorizó a cobrar el pontaje en las ermitas desde ese año hasta 1652.

Al retirarles el Cabildo la autorización para cobrar, se provocó un litigio con los religiosos, cuyo adeudo reclamado ya ascendía a los 15,000 pesos con los réditos. El ayuntamiento tuvo que rentar los pastos y tierras de la ciudad, y a final de cuentas, otorgarles más mercedes de tierra. Contaban los padres Carmelitas, como era común entre ellos, con magníficos ingenieros y arquitectos, siendo una de las lumbreras de su tiempo fray Andrés de San Miguel, estaba considerado como el mayor astrónomo e hidrógrafo en esos días.

Era natural de Medina Cidonia, España. Vió la luz primera en el año de mil quinientos setenta y siete, pasó a la Nueva España, y tomó el hábito de lego en la orden del Carmelo en la ciudad de Puebla de los Ángeles en el año de 1598. Cuenta la tradición que viniendo de España y aún seglar, estuvo a punto de naufragar, ofreciendo a la Virgen del Carmen que si le salvaba la vida, entraría de lego en algún convento de su orden, cosa que cumplió.

Estudioso de las matemáticas y otras disciplinas, e impulsado por sus superiores, en los cuarenta años que vivió en su vida de lego, fué no sólo el arquitecto que dirigió cuantas obras se hicieron en la provincia carmelita de San Alberto de México, sino el consultor universal de todo el reino, en los ramos de arquitectura, mecánica e hidráulica. Murió a la edad de setenta y siete años en la ciudad de Salvatierra. En el momento de su muerte se encontraba dirigiendo la fábrica del convento del Carmen, y los trabajos preliminares para la construcción del puente que cruza el río Grande –hoy Lerma-.

Escribió numerosos tratados, siendo los principales: el de Arquitectura, el de Hidráulica. Las Obras de Desagüe de las Lagunas de Zumpango en Texcoco, un tratado sobre frutas y verduras, uno sobre cómo secar los manantiales de las minas, demostrado matemáticamente, y el de sobre las verdaderas medidas del Arca de Noé.

Entre sus construcciones se encuentran: el convento de Coyoacán, el convento antiguo de Celaya, el convento de Querétaro, el convento del Santo Desierto de Cuajimalpa, y cuando se encontraba construyendo el convento del Carmen en Salvatierra y el puente de Batanes, repentinamente lo sorprendió la muerte.


La Hacienda de San José del Carmen

Estas tierras fueron originalmente de don Antonio y don Francisco Gugorrón. Al núcleo de la hacienda propiamente dicho, agregaron los Carmelitas y don Nicolás García Botello, que se las compró, muchas propiedades aledañas, en cuanto a las propiedades carmelitas añadidas a la hacienda, consistieron en mercedes que les otorgó el Cabildo de la ciudad de Salvatierra. Fué primeramente una vecindad de 4 caballerías que recibieron en el mes de enero de 1645, para las obras de construcción de la iglesia y el convento.

El 30 de diciembre de 1652, se les concedió un criadero para ganado mayor junto al arroyo de Tarimoro, teniendo como linderos, las tierras de la calera del propio convento donde estaba un cerro y un ojo de agua hacia la Gavia, la posesión se les dió hasta el 4 de mayo de 1657. El 1 de agosto de 1654, se les mercedó un sitio de calera y cantera, más otra vecindad de 4 caballerías de tierra, cuya posesión se les dió el 17 de noviembre de ese año.

El 23 de octubre de 1658, se les otorgó una merced de tres caballerías en el puesto de Los Herreros (hoy San Isidro), con la obligación de que, de la cantidad en que se tasara, se debería descontar la deuda que tenía con ellos Cabildo de la ciudad, este adeudo era el relativo a la construcción del puente de Batanes. Ese mismo día se les dió otro criadero en las mismas condiciones y términos, que corría desde la cantera y el cerro donde se sacaba la piedra para la cal utilizada en la construcción del convento, hasta el camino a Celaya.

El 2 de enero de 1660, se les concedió otro criadero inmediato al anterior, fué aprobado por el virrey, Duque de Albuquerque, el 2 de marzo de ese año, y se les dió posesión el 12 de ese mismo mes. Hubo otras mercedes a particulares, cuya posesión recayó más tarde en los carmelitas o en don Nicolás García Botello, por la compra que de tales propiedades hicieron.

El 15 de diciembre de 1660, Dña Josefa Bocanegra, como heredera de don Antoni y don Francisco Gugorrón, vendió al convento la primitiva y original hacienda de San José en la cantidad de 4,600 pesos. Después el convento vendió el 3 de noviembre de 1664, esta misma hacienda ya agrandada con las antedichas propiedades y con la calera, a don Nicolás García Botello en la cantidad de 14,000 pesos, además vendían con ella, 3 criaderos con la demasía que había entre ellos.

La hacienda de San José del Carmen nuevamente había de ser comprada por los Carmelitas, a los endeudados herederos de don Nicolás García Botello, en el año de 1725. Esta propiedad, la conservaría la orden del Carmelo hasta la adjudicación de bienes eclesiásticos a mediados del siglo XIX.

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López


Aztlán: origen y destino

Homo Sapiens espaldas frías (continuación)

Beringia permaneció descubierta cuando menos 20 mil años y todo este tiempo estuvieron cruzando grupos de Homo Sapiens y animales dirigiéndose en todas direcciones al cruzar hacia América. Los grupos que cruzaron eran grupos de aproximadamente 100 integrantes, que se dirigieron hacia el Ártico, vivieron de la caza y la pesca y por lo mismo se desarrollaron poco, debido a las condiciones extremas del Ártico. Otros grupos caminaron hacia el norte de Canadá y otros más se fueron hacia el centro y sur de Norteamérica.

En el paso de la última época del Pleistoceno al Holoceno, 10,000 años a.C., se comenzó a calentar el planeta, lo que provocó que el hielo se empezara a derretir, permitiendo que las tribus se desplazaran hacia el sur siguiendo las costas de Alaska, o por el corredor que se abre desde el Yukón hasta Montana, para llegar a las grandes praderas del centro de lo que hoy es Estado Unidos, donde encontraron grandes manadas de animales y exuberantes bosques y praderas, adecuadas para la recolección.

Fué por Beringia por donde llegaron los primeros indocumentados ilegales a América, o espaldas mojadas, como se les acostumbra decir a los mexicanos que en nuestros días se cruzan el río Bravo hacia los Estados Unidos. Aquellos primeros hombres que llegaron a América, al cruzar Beringia, debieron traer las espaldas muy frías. Uno de los lugares donde más grupos llegaron y se establecieron fué en las riberas del Lago Salado de Utah. Posteriormente, todos los grupos de indígenas que se han conocido a través de la historia antigua de América, de ahí migraron hacia todo lo que hoy conocemos como Estados Unidos y México.

Ruta: Utah-Aztlán-Chicomostoc-Tenochtitlán

Las tribus que bajaron, crecieron y se asentaron en las orillas del Lago Salado de Utah, fueron los Shoshones, Utes, Payutes y Goshutes, estos grupos fueron quienes formaron la cultura Anasazi que seguía viviendo todavía 700 años a.C. De dicha cultura del Lago Salado, descienden muchas tribus, entre ellas; Utes, navajos, Apaches, Sioux y Taos, que en 1540 se enfrentaron a los españoles por la defensa de sus territorios.

La localización de Aztlán y el origen de los Aztecas empieza a salir de la mitología y de las leyendas gracias a los trabajos de los lingüistas que han encontrado el mismo origen y una gran similitud entre la lengua de los Aztecas (el náhuatl), y la lengua de los Utes y de los Payutes, tribus asentadas en las riberas del Lago Salado de Utah. Por lo que los Aztecas deben ser considerados descendientes de la cultura Anasazi y hermanos de los Utes, Payutes, Navajos, Apaches, Sioux y Taos, tribus caracterizadas por ser muy aguerridas, características que compartieron los Aztecas, además de la similitud de sus lenguas.

Entre los años 1000 y 1250 d.C., la parte septentrional de América sufrió severas sequías, quedando abandonados muchos campos y poblados. Esto coincide con los tiempos de la migración Azteca, que parte del lugar que ellos habían llamado Aztlán y que es de donde toman el nombre de Azteca, enviados por su Dios principal Mexi, Mextli o Huitzilopochtli, (es Mexi quien da origen al nombre de México, que quiere decir lugar donde habita Mexi, Mextli o Huitzilopochtli).

Varios grupos debieron salir de la región alrededor del Lago Salado, esos grupos migraron hacia el sur buscando mejores condiciones de vida y dejando las desérticas tierras de Utah y se encaminaron por los acantilados rocosos de Nuevo México, instalándose posteriormente en cuevas donde dejaron huellas en el sitio que hoy es llamado Chicomoztóc, (lugar de las siete bocas o siete cuevas). Por ese mismo lugar ya habían pasado otras tribus antes que los Aztecas: los Acolhúas, los Culhúas, los Tepanecas, los Tlatepozcas, los Chalcas y los Talhuicas. Estas seis tribus que se le adelantaron a los Aztecas, también llegaron al Valle de México.

Todas eran tribus muy aguerridas, hablaban náhuatl, y con algunas de ellas combatieron los Aztecas a su llegada. Por fuentes cronológicas indígenas, recogidas por los españoles, los Aztecas estuvieron en Chicomoztóc en el año 1168 d.C., o probablemente 1160 d.C., que es el año que coincide con los 165 años que duró la peregrinación que los llevó hasta el valle de México, donde fundaron Tenochtitlán el 18 de julio de 1325.

Mextli (hijo del maguey, su Dios de la Guerra y del Sol), les ordenó marcharse en busca del lugar donde fundarían su ciudad. En ese lugar debería de haber “un águila posada en un nopal devorando una serpiente”. Atravesaron Nuevo México, pasaron por Arizona, cruzaron por la confluencia del río Guila y del río Colorado (donde quedaron muchos vestigios, por lo que en un tiempo se pensó que ahí se localizaba Aztlán), continuaron su viaje por Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Nayarit (lugar donde también se han encontrado muchos vestigios de la cultura Azteca, motivo por el cual también se pensó por mucho tiempo que ahí se encontraba Aztlán). Continuaron su viaje por Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Michoacán, Estado de México y concluyeron entrando al valle de México en el año de 1215. En ese momento inicia la historia de los mexicas o Aztecas, en la tierra a la que más tarde darían su nombre.

Tenoch fue el último guía que los condujo hasta el Lago Salado de Anáhuac y en honor a él, la nueva ciudad que construiría, llevaría el nombre de Tenochtitlán. Los tenochcas, mexicas o aztecas, fueron la séptima tribu nahuatlaca que arribó al Valle de México, cuando todas las tierras que rodeaban al Lago de México estaban casi totalmente ocupadas por otras tribus de inmigrantes provenientes de diferentes regiones, que habían destruido el imperio Tolteca y se habían establecido sobre sus ruinas. Todas esas tribus habían pasado por Chicomoztóc y eran gobernados por el señor de Azcapotzalco, el emperador Tezozómoc.

Los Aztecas se establecieron en el cerro de Chapultepec, en el año 1276, con el permiso del emperador Tezozómoc. Pero poco después pierden una terrible batalla, tras la cual, el reino de Culhuacán los hizo prisioneros y les dieron unas tierras cerca de Tizapán, lugar salitroso, pedregoso e infestado por serpientes, con la esperanza de que se fueran lejos de ahí. Pero los Aztecas eran excelentes cazadores de serpientes y gustaban de comer su carne, por lo que pronto lo hicieron un lugar habitable y cultivable. De Tizapán, se fueron a Iztapalapa y de ahí s un islote pantanoso que a nadie le interesaba, pero justo ahí es donde se encuentran el águila posada en un nopal, devorando una serpiente. Esto sucede el 18 de julio de 1325, fecha en que deciden levantar en ese lugar la Gran Ciudad de Tenochtitlán.

Poco a poco le ganan terreno al lago, clavando troncos en la profundidad, uniéndolos con cañas y ramas que cubrieron con tierra y encima de ésta colocando una capa de lodo del fondo del lago, lo que hizo aquellas tierras (chinampas) muy fértiles. Finalmente plantaron sauces alrededor de las chinampas para evitar la erosión del suelo, de esta manera construyeron un gran número de islas artificiales comunicadas por canales y puentes, lo que dio lugar a una gran ciudad al estilo de Venecia. En estas chinampas se cultivaba maíz, chile, frijol, jitomate, aguacate, cacahuate, calabaza, amaranto, chía, chayote y camote.

Tomada del Libro: “Aztlán: origen y destino”
de: Melquiades González Gaytán


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