Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 1 de enero de 2013

El Rincón para Niños

Los Cuatro Ministros Sabios

A cierto rey de Benarés, que tenía cuatro ministros muy sabios, se le ocurrió imponer a su pueblo una contribución muy subida, pero aquellos le aconsejaron que no lo hiciera.

El rey se enfadó muchísimo, despojó a los cuatro de todas sus riquezas y honores y los desterró.

Cuando los cuatro ministros salieron de Benarés llegaron a un sendero trazado por un camello y empezaron a hablar de este animal. Estaban todavía de charla sobre el mismo asunto, cuando se les acercó un mercader diciéndoles que había perdido su camello. Un ministro le preguntó si era cojo el camello; el otro quería saber si no era tuerto del ojo derecho; el tercero inquirió si tenía la cola muy corta, y el cuarto pretendió indagar si no padecía de alguna enfermedad del estómago.
-Sí, dijo el mercader ansiosamente- vosotros lo describís mejor que yo mismo pudiera hacerlo. ¿Dónde lo habéis visto?
-No lo hemos visto nunca, replicó uno de los ministros, pero en el camino están sus huellas.
-¿Cómo? Vosotros le conocéis mejor que yo, -dijo el mercader enojado- porque le habéis encontrado, y luego lo habéis vendido. Me quejaré al rey.

Así lo hizo al punto y el rey llamó a sus cuatro ministros, amenazándoles con un castigo y con la cárcel si no confesaban la verdad.
-Si nunca habéis visto al camello –les dijo el rey -¿Cómo podéis decir que era cojo, tuerto, de cola corta y que padecía de alguna enfermedad?
-Observé solamente tres huellas de pata –dijo el primer ministro, y de la observación deduje que iba cojo de una.
-Y yo ví –dijo el segundo ministro- que las hojas del lado izquierdo de los árboles habían sido comidas mientras que las del lado derecho estaban intactas, por lo que me pareció que el animal era tuerto del ojo derecho.
-De trecho en trecho –dijo el tercer ministro- había en el sendero algunas manchitas de sangre. Me pareció que procedían de picaduras de mosquitos y, por lo tanto, el camello debía tener una cola muy corta, por lo cual era incapaz de ahuyentar a los insectos.
-Observé –dijo el cuarto ministro- que las dos patas delanteras del camello se apoyaban fuertemente en el suelo, mientras que la pata sana de detrás apenas tocaba en la tierra. Por ello deduje que arrastraba las patas traseras por alguna dolencia interior.

Oyendo estas explicaciones, el rey se quedó asombrado de la sabiduría de sus cuatro ministros y les dijo:
-Cuando cuatro hombres, tan sabios como vosotros, me habéis aconsejado no imponer cierta contribución, he debido seguir vuestro aviso, y si me dispensáis volviendo otra vez a mi servicio, siempre me guiaré por vuestros consejos.


Tomados del Libro “Alma Latina”

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