Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

sábado, 12 de noviembre de 2011

Poesias

Vida Sencilla
“Deseo poco, y lo poco que deseo,
lo deseo poco” San Francisco de Asís.

Te daré una vida sencilla
con las cosas que el hombre olvidó,
sin alfombras pero con sonrisas
y los ojos abiertos al sol.

Lo mejor de la vida es gratis,
no hay pobreza teniéndolo a “Dios”
la esperanza será nuestro huésped
teniendo confianza habrá comprensión.
Yo te ofrezco la brisa de mayo,
las flores de octubre y todo mi amor.

Volaremos igual que las nubes
en el cielo fronteras no hay,
a tu piel cubriré con la mía
y el invierno verano será.

Nuestros besos serán nuestra casa
nuestros sueños serán nuestra ley
por la playa cantando descalzos
con la vida, juntos, vamos a jugar
“Dios” ha puesto la dicha en lo simple
y ese es el camino a la felicidad.


Pobre mi Patrón

El diablo fué al mar,
a escribir la historia del mundo
pero no había agua... “Dios” la había
bebido...
Juan Comodoro buscando agua
encontró petróleo;
pero murió de sed.

Yo no se quién va mas lejos,
la montaña o el cangrejo.

Quién sabe si el apoyarse
es mejor que deslizarse.

Mas que el oro, es la pobreza
lo mas caro en la existencia.

Solamente lo barato
se compra con el dinero.

Qué me importa ganar diez
si sé contar hasta seis.

Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.


Que si, que no... 
lo mismo me da

Preste atención compañero
a lo que voy a cantar,
porque quizá en una copla
nos tengamos qué encontrar

Puedo cantarle a una flor
del mismo modo que a un cardo,
aunque cante la miseria
no estoy solo ni amargado,
la tristeza y la desgracia
son amigos disfrazados.

Yo tengo dos en enemigos
pues dos puntas tiene el mal;
el hombre que pisa a otro
y el que se deja pisar.

Al hierro para templarlo
lo bañan en agua helada,
el hierro gime, se queja
y parece que llorara,
pero después se convierte
en martillo y en espada.

No me importa tu dinero
prefiero mi independencia
si pa’ tener un sombrero
hay que alquilar la cabeza.

Ni el oro de tu bolsillo,
ni la seda del pañuelo,
ni tu plata, ni tu lata
son el camino del cielo,
tenéis demasiado peso
para poder alzar vuelo.

Corriendo no iré más lejos
que si me quedo acá,
porque de igual manera
el sol igual pasará.

Quisiste atrapar al ave
y sólo lo has enjaulado,
quisiste ser su señor
pero solo lo has matado,
hermano, te equivocaste,
la fuerza no está en las manos
para ser dueño del ave
no hay qué tenerlo en la mano,
sino dejarlo volar
y gozar de su color
su libertad y su canto
que no sirve la alegría
si es a costillas del llanto.

Yo no he trabajado nunca
pues me gusta vivir bien,
porque aquellos que trabajan
no tienen nada qué hacer.

Bendita curiosidad
entre sublime y grosera,
o te hace andar por las puertas
escuchando por detrás,
o descubrimos “América”
de pura casualidad.

Si yo golpeo a tu puerta
no te vas a confundir,
no es para entrar que golpeo,
golpeo para salir.

Que si, que no... lo mismo me da
si el si, y el no, no alcanzan igual
a mi libertad.

América, mi Amor

Un pequeño templo
en un pequeño pueblo,
una casa blanca
en la montaña verde,
aquella muchacha
de Valparaíso,
la gente que sueña
donde Tulancingo.

El pan que acompaña
al sagrado vino,
la fe que me lleva
de Toronto a Quito,
la nieve en Chicago
donde juega el niño
que le enseña al hombre
lo que se ha perdido.

El fuego de Bolívar,
el Mar de las Antillas,
las mujeres de Cali,
la magia de Bolivia.

El sol de la Milonga
donde el cantor estalla,
el viejo Buenos Aires
por donde sueña Borges.

El verso más sencillo
donde Martí crecía,
y la pasión sublime
de Zapata y de Villa.

La luna en la ventana
y María en mis brazos,
el tiempo enamorado
y quieto en Guanajuato.

La noche de Bahía
y de Quetzaltenango,
la paz de Costa Rica
y el canto que les canto.

El Páramo de Rulfo
y el Macondo de Márquez,
el Perú de Chabuca
y el Nueva York de nadie.

Eso es: “América, mi Amor”

Vuele Bajo

No crezca mi niño,
no crezca jamás,
los grandes al mundo
le hacen mucho mal.

El hombre ambiciona
cada día más
y pierde el camino
por querer volar.

Por correr, el hombre
no puede pensar
que ni él mismo sabe
para donde va.

Siga siendo niño
y en paz dormirá
sin guerras ni máquinas
de calcular.

“Dios” quiera que el hombre
pudiera volver
a ser niño un día
para comprender
que está equivocado
si piensa encontrar
con una chequera
la felicidad.

Vuele bajo, porque abajo
está la verdad,
esto es algo que los hombres
no aprenden jamás.

Por Todo Esto, Creo en Ti

Porque tienes dos ojos para ver todo
desde el sol infinito al pequeño lodo
porque diste los pasos que yo no he dado
y no dudas de aquello que tanto amo
porque nunca preguntas y no divides
y es mucho lo que das y poco lo que pides.

Porque a pesar que sabes muy bien el verbo
me muestras el camino con el silencio
porque amas a cualquiera de los colores
porque son todo una todas las flores
porque eres la medida del hombre a semejanza
el espejo perfecto de la esperanza,
“Creo en ti, yo creo en ti”.

Porque brilla lo eterno en tu presente
y el mas alto horizonte vive en tu frente
porque armonizas todas las diferencias
que es del hombre la más importante ciencia
porque me has enseñado que el movimiento
es el mejor momento del sentimiento.

Porque tienes dos manos que están clavadas
en el injusto centro de la balanza
porque en el mismo monte crucificaron
tu salud infinita y mis pecados
porque tienes el mismo padre que tengo
y eres de Galilea como mi sueño.

“Creo en ti, yo creo en ti”.


Yo Conozco al Cantor

Yo que anduve buscando
las frutas que tiran
en Constitución,
yo que estuve lustrando
los pobres zapatos
del rico señor,
-yo conozco al cantor-

Yo que fui por las calles
vendiendo noticias
con temprana voz

Yo que supe una noche
por una sonrisa
quién es el dolor.

Yo conozco al cantor

Yo que anduve la arena,
la lluvia, la pena,
conozco al cantor,
yo que he visto a mi madre
contando monedas
conozco al cantor,

Si de tantos dolores
yo hice canciones
por amor a vos.

Si yo sé los colores,
las frutas, las flores,
la fe y el perdón,
yo conozco al cantor.

Si prefiero el camino
y nada me importa
del falso confort,

Si ando libre y contento
contigo y el viento
conozco al cantor.
Si todas las mañanas
abro las ventanas
y voy con el sol,

Si yo tengo un amigo
y creo en la vida
salvado estoy.

“Yo conozco a Dios
si conozco al cantor”

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