Sintetizando esta primera etapa: inspiración religiosa predominante, de corte piadoso. Poesía de veneración y agradecimiento a sus superiores y hermanos. Humanismo incipiente. Retórica notable y bien usada. Acusada tendencia hacia los maestros clásicos, Fray Luis de León, el salmantino, S. Juan de
Si me lo permiten, tomaré unas estrofas de unas octavillas agudas, escritas en lengua antigua. Está dedicado a San Felipe de Jesús, y es agradable y juguetón. No las pongo completas, que sería indiscreción, porque es largo como todo lo de D. Federico.
Fablaros, Senores
hoy vengo risueño;
fablaros de un nieño
travieso que foé.
Su nombre es Felipe
de sancta memoria,
que altito en la gloria
agora se ve.
................
Nieño era Felipe
e al fin como nieño
azás falagüeño,
azás retozón.
Ansí cual cabrito
en casa se vía
saltar todo el día
faciendo función.
.................
Agora catadle
con agrios cencerros
facer a los perros
huir sin cesar.
Agora la cola
prendiendo a los gatos
que empiezan ingratos
clamores a dar.
Y así prosigue, interminablemente, contando las travesuras de Felipillo. Permítase contar solamente la mejor:
E ansí nuestro nieño,
¿por qué non decillo?
un poco diablillo
juzgásedes ser,
ca, certa vegada,
entró al gallinero
e del un plumero
sacó a su placer.
E porque del fecho
la dubda disipe,
sabed que Felipe
entró en el corral;
e allá a las gallinas
e pollos, en suma
¡a todos despluma!
e punto final.
Esa libretilla de juventud termina con una chanza a un dicho P. Bernardo, a quien desde el principio se la dedica; ese padre debió ser el bibliotecario y dice así:
Sólo con pergaminos
viejos, te hartas;
¡Por tí, nuestra Provincia
ya tiene cartas!
¡Ratón egrégico!
Tú royendo papeles
das Gloria a México.
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