Palabras del Cronista de
Después de esta intervención del maestro don Jesús García y García, únicamente me queda agregar dos o tres experiencias mías que tienen que ver con nuestro ilustre paisano don Federico Escobedo y Tinoco.
Recuerdo con agrado que el señor canónigo vino a celebrar con nosotros la coronación de Nuestra Señora de
Desde enhiesto mirador
que surge como atalaya,
¡ Como mi vista se explaya
de mi tierra en derredor!
Recito su poema en la velada literario-musical que tuvo lugar el día siguiente, y ya no tuve la suerte de verlo mas, porque enseguida tuvo que regresar a Puebla.
Cuando se decidió, después de su muerte, que una de nuestras calles llevara el nombre del ilustre humanista que tanto lustre dio a su patria chica, nos encontramos con que las autoridades se negaban a los cambios para no restar homenaje a las figuras históricas, entre ellas los héroes revolucionarios.
Propusimos que la calle de Alvaro Obregon, muy pequeña pero muy céntrica, llevara el nombre del señor canónigo Escobedo, pero, imagínense ustedes, ¡ cómo iba a permitirse ese desacato! Entonces argumentamos que el llamado Manco de Celaya tenia ya bajo su nombre no una sola calle sino una colonia, la que antiguamente llevo el nombre de Ranchito de San Elías. Así se allano aquella dificultad y por ello tenemos nuestra calle de Federico Escobedo.
En la ciudad capital, a iniciativa de Jesús Pompa Calderón, fundamos a principios de los años sesentas el Circulo de Salvaterrenses Residentes en México. Sacamos la revista San Andrés y al principio hubo mucha actividad. Pompa se puso a tramitar que
Pero había que asignar un nombre a la biblioteca, y nos pareció que él mas indicado era el de nuestro arcade romano, el ilustre padre Escobedo.
Pero sucedió que ya había en Salvatierra una biblioteca con ese nombre: la de la escuela primaria urbana Articulo 123 «
Con estos sencillos recuerdos quiero sumarme al homenaje que hoy se rinde al humanista coterráneo.
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