Desde el Concilio Tridentino los jesuitas comienzan a ser influyentes. Eran capaces, disciplinados completamente consagrados a la causa y hábiles propagandistas. Creían en el libre albedrío y se oponían a la predestinación. La salvación se alcanzaba no únicamente por la fe, sino por la fe y las obras. En la circunstancia mexicana de la segunda mitad del siglo XVIII pertenecieron a la orden de la compañía los humanistas criollos; Abad, Clavijero, Alegre, Basoazabal, Castro y otros. Los integrantes de la generación de los jesuitas ilustrados emprenden reformas sustantivas en el terreno de la educación, desterrando de ella el principio de autoridad por el conocimiento sustentado en la experiencia y la razón.
Los cambios filosóficos y científicos que introducen en los colegios de
Hacia mediados del siglo XVIII aparece y se desarrolla en nuestro país un conjunto de intelectuales integrantes del movimiento conocido como Ilustración Mexicana, que promoverá la introducción en México del pensamiento científico y filosófico moderno.
En todos los espacios de
El humanismo de Francisco Javier Alegre estriba no solamente en haber adoptado los valores más sublimes de la cultura grecolatina y cristiana, sino en haber depositado -como lo hiciera el poeta y religioso salvaterrense don Federico Escobedo- su fe en el ser humano. Según el punto de vista de Bernabé Navarro, “ el tema que más interesaba al Padre Alegre era el hombre, frente a Landivar que está embelezado con la naturaleza y frente a Abad que contempla a Dios”.
Como los jesuitas, de los que aprendió los secretos del arte retórica durante su estancia en el colegio de San Simón cerca de Zamora, el padre Escobedo cultivó y enseñó las humanidades y la filosofía en diversos colegios del país.
Tres grandes pasiones lo dominaron: el ardor religioso, el poético y el patriótico. Con relación a este último, ha aseverado don Carlos Aguirre Nuñez que el prócer varón oriundo de Salvatierra “amaba tanto a la patria que... de haber vivido en la amarga y dulcísima hora del amanecer de nuestra independencia, habría sido otro insurgente”.
Por otra parte, nadie como Francisco Javier Clavijero ha sabido profundizar en el pasado mexicano, extrayendo de él la quinta esencia de la nacionalidad mexicana. Bastaría con abrir su Historia Antigua de México para descubrir, en sus primeros renglones, que la palabra Anáhuac comprende la totalidad del suelo de
México es un pueblo mestizo, resultado de la fusión biológica y cultural del indio y el español. Constituimos pues, los mexicanos, una realidad en la que al fundirse dos mundos emergió el mestizo, el cual tuvo la virtud de acrecentar y perfeccionar un estilo de vida propio, que hace de nuestra cultura una realidad única y singular, distinta de las culturas europeas.
Por lo demás Clavijero fue un convencido defensor de la cultura del México prehispánico, elevada por él al rango de modelo clásico. Así, no duda en colocar el pasado indígena en un puesto de la mayor dignidad capaz de ser un paradigma para pueblos de otras latitudes. Pero no únicamente las naciones indígenas son poseedoras de una cultura común que procedía de los toltecas; son también, a juicio de Clavijero, diferentes a las naciones del Viejo Mundo por el clima, las plantas, los volcanes, los minerales, en suma, por el entorno natural que en mayor o en menor grado determinó, tanto las cualidades físicas de los naturales como las peculiaridades de su fauna y de su flora. “El Capulín -expresa Clavijero- (en mexicano Capolin) es la cereza de México. El árbol difiere del cerezo europeo... Entre los muchos frutos que omito... no puedo desentenderme del cacao, de la vainilla, de la chía, del chile, del tomate... del algodón y de varios granos y legumbres, por haber sido tan usuales entre los mexicanos”.
Dueño de un destino preñado de grandes hechos, Federico Escobedo nació, vivió y murió en la provincia mexicana; un pequeño y vetusto pueblo, Salvatierra, fue testigo de sus primeros juegos y andanzas. Se desarrolló al cobijo de una torre y aplicó el oído para oir el sonido de las campanas, el angelus por la tarde, el canto de las palomas y los relojes en las primeras horas de la mañana. Pero su fama habría de extenderse por el orbe entero llevando el pastoril nombre de Tamiro Miceneo, como miembro que fue desde 1907 de
No solo fue arcade romano, se le distinguió también con la más elevada excepción al ser declarado Académico de Número de
Busco la verdad en el ámbito de su intimidad y fue pastor de almas, pero también supo como Landivar cantar en sus poemas la belleza de la naturaleza y el paisaje de México. Por algo Mariano Cuevas en su Historia de
De los humanistas mexicanos que sufrieron el destierro en Italia, fue Landivar el que más destacó en el campo de la poesía descriptiva y en el cultivo del latín. Su Rusticatio Mexicana, inspirada en Virgilio, constituye una hermosa pintura de la naturaleza y de la vida campirana en
La belleza del paisaje mexicano descrito por Landivar en su “Rusticatio” fue traducida por Escobedo al castellano de una manera pródiga y derrochadora. Como el jesuita Clavijero, quien mostró en su carácter peculiar y distintivo la cultura y la naturaleza de México, así también el poeta salvaterrense supo cantar a su patria: “México es una flor que llora; una flor que llora colgada en el abismo”. El impacto que produjo en la sensibilidad de Escobedo el descubrimiento de la magnolia en las cañadas de la sierra poblana, hizo decir a cierto escritor poblano que para el poeta guanajuatense México era precisamente eso, “una flor que llora su melancolía asomada al misterio de las profundidades ignotas”. Hombre dotado de gran ingenio y capacidad lo mismo que dueño de una espontánea naturalidad, Escobedo expreso en castellano, bajo el nombre de Goeórgicas Mexicanas, lo escrito o dicho en latín por Landivar en
Aproximadamente por 44 años imperó en México la filosofía positivista. Ésta a través de Barreda se propuso instaurar en el país el credo científico, dentro del cual fuera modelada la conciencia de la juventud mexicana. Los tres estadios del positivismo comtiano: Teológico, metafísico y positivo, correspondían en la evolución histórica de México al periodo colonial esencialmente religioso, al liberal de carácter filosófico, y el nuevo periodo positivista que se inicia en 1867, año en que tiene lugar el fusilamiento de Maximiliano y la restauración de
Resulta claro que por un largo periodo Federico Escobedo conoció la influencia que la filosofía positivista tuvo en la realidad mexicana. Su formación católica y el haber sido ministro de esta religión le impedían abrazar el credo científico del positivismo, que no admitía ninguna forma de conocimiento revelado, sino únicamente el conocimiento que descansa en la observación sensible y en la experimentación. En su carácter de jefe de Redacción del Semanario Religioso y Literario Ilustrado “
Aún cuando la fe que profesaba Escobedo lo hizo actuar de manera muy congruente, manteniéndose alejado de las tesis positivistas, su carácter de sacerdote mexicano lo lleva a decir, a través del discurso que pronunciara un reo un 16 de Septiembre en Salvatierra, que “no son verdaderos patriotas, ni ciudadanos dignos, los que, dejando la religión que de sus padres aprendieron... se lanzan como yo, ¡infelices! por la senda del crimen”. Lo que el párrafo anterior nos pone de relieve, es que para el que fuera Arcade Romano con el nombre pastoril de Tamiro Miceneo es imposible concebir la patria separada de la religión. Ambas según él son merecedoras de ser vivamente aclamadas por el pueblo y nunca mancilladas por la acción de sus hijos.
México es un país de contrastes e interrogaciones, pero también de realidades y utopías. Cuando ha sido necesario se ha comportado con altivez y gallardía; cuando ha estado en riesgo la patria no ha dudado en poner en práctica un espíritu de indomable rebeldía. Por sus ferias y romerías México explota estentoreamente en sus juegos pirotécnicos con la consiguiente algarabía de su gente. Más la pólvora que anida en su pecho emerge de pronto de un poema que describe los contornos de la patria suave y cariñosa. Cuando se lo ha propuesto México ha sabido también crear la poesía de sabor romántico que surge del sentimiento; pero tampoco ha sido ajeno a la experiencia del dolor amargo como a la dulzura y gozo de su generosa devoción religiosa. ¡Así es México! -lo ha expresado Domingo Couoh Vázquez- orgulloso en los penachos de sus volcanes, triste en las cañadas de sus hondonadas.
Los teóricos de la poesía pura pretenden delinear la forma poética considerada como la más perfecta; esto es piensan que hay algo paradigmático que rige el deber ser de la poesía. “La emoción poética -ha escrito Alfonso Reyes- no es ya la poesía: la emoción precede a la poesía como estímulo, la sigue como resultado”. El poeta oriundo de Salvatierra fue fiel a su vocación religiosa como a su vocación literaria. Esta última lo condujo a cultivar tanto la prosa, entendida como “expresión no sometida a ritmos simétricos”, como el verso que sería una “expresión sometida a ritmos simétricos”. Desconozco hasta que punto Escobedo haya sido tentado por la tendencia a versificar la prosa, aunque en su época si se desarrolló la inclinación a prosificar el verso. Por lo demás, es indudable la existencia de un ritmo peculiar en la prosa.
Por un acto de reconocimiento y justicia Salvatierra conmemora el 50 aniversario luctuoso y los 100 años de la ordenación sacerdotal del ilustre personaje nacido en esta tierra: Federico Escobedo. Como poeta bucólico se ocupó de las cosas que tienen que ver con la vida campestre. La patria chica, pero fundamentalmente el río Lerma, que pasa cercano a Salvatierra, le hicieron escribir desde Yurecuaro, donde por algún motivo en ese momento se encontraba, el poema A orillas del Lerma que en algunas de sus líneas dice.
Vienes ¡ oh río! De la hermosa tierra
vecina al Culiacán mi hogar natío.
Para mí tu raudal quieto y sombrío
Añoranzas tristísimas encierra.
Tu vienes de mi Patria, Salvatierra,
y por eso te llamo: ¡todo mío!
De mis ojos regué con el rocío
tus arenillas en que el pie se entierra.
Hoy, al verte correr bajo mi planta
y en tu cauce asomándome bermejo,
Anúdase la voz en mi garganta.
Asimismo, la borrascosa melena de la corriente del Lerma, que atraviesa dilatadas regiones del suelo mexicano y cuya furia de tiempo en tiempo es difícil detener, es nuevamente motivo para que Escobedo lo convierta en tema de composición poética.
Si pretendes aumentar
la amargura de tu pena;
de agua yo con dulce vena
Podré tu pena endulzar.
Así del Chapala merma
la amargura, cuando el Lerma
le da su dulce caudal ...
¡Ay! ... Sólo en el pecho mío
nos penetra, ¡oh mar!, un río
dulce, que alivie mi mal! ...
Así como el terruño, la tierra natal, fue asunto propicio que desató la emoción de Escobedo plasmada en hermosos y rimados versos, igualmente fue motivo de su puntual quehacer poético expresar el afecto y cariño por el suelo patrio. Cuenta como un campesino deja en la sierra su heredad y su cabaña para lanzarse a la guerra cuando la patria está en peligro al ser invadida por un ejército extranjero, de tal suerte que en su bellísimo poema Amor Patrio Escobedo expresa refiriéndose a este labriego que prefiere teñir con su sangre la tierra a permitir el sojuzgamiento del exterior. Así dice:
Nada le arredra, no; la espada esgrime,
y con ella vengar su patria quiere,
Porque es para él la patria ¡amor sublime!
Y si enemiga bala al fin le hiere;
En su patria pensando ... triste gime;
Y en su patria pensando ... alegre muere.
Por momentos Escobedo experimenta la embriaguez que arrebata al poeta haciendo volar su imaginación para recrearse en el manejo de las formas y las imágenes con que sueña su sensibilidad poética. Como religioso católico y como mexicano estima que es digno sujeto de alabanza poética tanto la divinidad como la patria. Más no sólo es un artista que sueña sus formas, sino que en soledad se sincera consigo mismo eludiendo con la poesía “el nombre cotidiano de las cosas”, como diría Ortega y Gasset. Escobedo canta a la patria mexicana por todo lo que encierra su suelo, sus gentes, su historia, tradiciones y costumbres. El poeta a su vez se encierra en su soledad, pero desde ella sublima todo lo que siente por el solar patrio en conceptos cargados de emoción. En un soneto dedicado a “México” señala:
¡Oh, cúanto eres hermosa, patria mía!
Dios hizo gala en tí, de sus primores;
Más que arenas el mar, tu tienes flores,
Y es tu corona el luminar del día.
De tus bosques, eterna es la armonía
que modulan mil pájaros cantores;
Tus panoramas son encantadores;
el monte, el valle, la floresta umbría.
No obstante haber residido Escobedo en diversas partes de la república mexicana, siempre permaneció indeleble en su pensamiento y en su corazón el recuerdo de la tierra en que nació. Se conserva en su conciencia lo que Cicerón señalara en el sentido de que
Rómulo; dí, ¿no se encierra
aún en tu corazón,
de aquella encantadora tierra
la imagen; de Salvatierra
que fue un tiempo tu mansión?
Y las agujas sin par
de aquesta angélica tierra
que al cielo quieren tocar;
te hacen luego recordar
¡la torre de Salvatierra!
¡Torre que yérguese bella;
y el viajero, en lontananza,
cuando la ve que descuella;
fija sus ojos en ella,
Como en faro de esperanza!
Landivar llamado el “ Virgilio mexicano”, sufrió el trago amargo del destierro que lo llevó a redactar el documento descriptivo más vigoroso sobre la campiña americana en el que se pone de manifiesto su entrañable amor por México. “ La pólvora de Landivar – dice Alberto Ruiz Gaytan – es la pirotecnia de Escobedo. Ambos eran mexicanos, sin dejar de ser guatemalteco Landivar. Y lo que uno contrajo en latín, el otro lo desplegó en castellano. Ya que de los 5,347 versos hexámetros latinos de Landivar, Escobedo sacó 11,000 versos castellanos. Muy equilibrada equivalencia; ya que algunas palabras latinas equivalen a tres o más castellanas”.
Ante todo lo expresado, no podemos sino reconocer que
Fue miembro y animador de
Para el bardo oriundo de Salvatierra, el criterio que utilizó para traducir a Landivar tiene su origen en los preceptos literarios de Horacio que sustentan que como la pintura debe ser la poesía, esto es que la poesía debe ser una reproducción de la belleza de la naturaleza haciendo que dicha imitación sea agradable a quien la contempla. El veracruzano Clavijero y el poeta Escobedo son humanistas en un amplio sentido, tanto por el cultivo y el conocimiento de las letras clásicas grecolatinas como por lo versado que eran en la humanidades.
Para explicar la relación existente entre el poema de Landivar y la traducción de Escobedo, Ruíz Gaytan refiere que mientras Landivar escribió en Latín la partitura Escobedo realizó la orquestación en castellano. Y añade: “ En todo caso, la obra de Escobedo tiene dos aspectos: el de traductor y el de poeta; porque su traducción es, al mismo tiempo, poesía propia paralela a la poesía que traduce. Los mexicanos estamos en deuda con Escobedo por haber realizado la traducción del poema que lograra hacer realidad la inspiración de Landivar.
Si de algo puede enorgullecerse nuestro país es de contar con una ciudad como Puebla, verdadero relicario en donde se guardan celosamente las tradiciones y se cultivan las expresiones más excelsas del espíritu y la cultura. Extraordinaria y admirable por las prendas que la adornan, Puebla es una ciudad angelical, singular en su delineación urbana y en la hermosura de sus mansiones, templos y monumentos. Como pocas ciudades en México, Puebla es dueña de bienes culturales, arquitectónicos y hechos históricos que son la admiración de todos. Con un pie puesto en el pasado ha sido creadora de la relación de sucesos en torno a la muy mexicana china poblana. Esta maravillosa Puebla de los Angeles, en la que Escobedo fuera antorcha y guía de los que formaron la asociación literaria Bohemia poblana, fue cantada por el guanajuatense en un poema cuyos personajes eran San Miguel y tres ángeles. Pues bien, este peregrino del arte generosamente ofreció su numen a alabar la ciudad que construyeron los ángeles, en un bellísimo poema.
Esta es Puebla: la ciudad
-¿No lo recordaís, hermanos?-
que trazaron nuestras manos
allá en legendaria edad...
Sí, la virgen intervino
de Puebla en la fundación.
De entonces, la población
Siente su influjo divino.
Con su manto de tisú
La cobijó, y la bendijo;
Y llena de amor me dijo:
Sé de Puebla siempre tú
el vigilante fiel.
Los ángeles, tus hermanos,
Sobre ella extiendan las manos:
¡No la abandones Miguel¡-
La comisión acepté
de mi celestial Señora;
y, á partir de aquella hora,
ya Puebla mi encanto fue.
La doté de ricas galas;
La embalsame con mi olor,
Y la puse con amor
a la sombras de mis alas.
Nuestro paisano no solo supo ser agradecido con la ciudad que lo acogió amorosamente en su regazo al anunciar en sus versos la belleza que la engalana, sino que a su vez la urbe poblana, enterada de la enfermedad que padecía el poeta y sacerdote, lo lloró desconsolada al ser informada de haber entregado su alma a Dios. “Una fría mañana de Noviembre –decía Ana María Pinal– tras larga y penosa agonía la vida del poeta se extinguió como la roja luz de una lámpara votiva que durante largos años esparció su luz a las plantas del Señor”.
Por otra parte, la amada patria permaneció, en el largo peregrinar del poeta por esta vida, prendida a las entrañas del alma de Escobedo. Para él, que murió “ en la tierra que habitaba el arrayán de sus sueños”, México se despeña en las hondas insondables de sus misterios recónditos, como Puebla es urbe que se levanta hacia los cielos azules y las torres de sus iglesias que por singulares causan admiración.
Así como los jesuitas mexicanos del siglo XVIII han sido calificados como humanistas, no únicamente por el enorme valor que le conceden a la lengua y literatura grecolatina sino por su “acendrado mexicanismo” del mismo modo Escobedo es también un humanista, aun cuando su amor por lo mexicano no se funde en la estimación en que los jesuitas tenían a las culturas indígenas, sino en tener a México en “el marco de oro de sus más caros recuerdos”.
Si Francisco Javier Clavijero, el criollo novohispano, no dudo en conferirle al indio y a la cultura creada por él un carácter de universalidad, Tamiro Miceneo llevó el nombre de México haciéndolo valer por los distintos rumbos del mundo, dando a conocer su traducción intitulada “Georgicas Mexicanas” que hiciera sobre su original “Rusticatio Mexicana”. En tanto que el reconocimiento es unánime para ambos, a Clavijero lo a inmortalizado la historia mientras que a Escobedo lo ha perpetuado la lengua y la literatura clásica, quedando los dos aprisionados en la memoria y el recuerdo de todos los mexicanos.
1 Moreno, M, Manuel. Guanajuato Cien años de historia. Gobierno del Estado, 1989. pp. 35-40.
2 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 44-45.
3 Moreno, M. Manuel, Op. Cit. p. 49.
4 Arreguín, Isauro (compilador). Testimonios Sobre Guanajuato. Guanajuato, Gobierno del Estado, 1989. pp. 367-371.
5 Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 374-376.
6 Arreguin, Isauro. Op. Cit. p. 379.
7 Las cifras que dan los viajeros o
8 Cardona, Adalberto. De México a Chicago y Nueva York. Nueva York, Moss Engravin
9 Cardona, Adalberto, Op. Cit. pp. 350-351.
10 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. p. 356.
11 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. pp. 47-50.
12 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. pp. 51-52.
13 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. pp. 52-53.
14 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. pp. 53-54.
15 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. pp. 66-67.
16 Cardona de, Adalberto. Op. Cit. p. 68.
17 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 63.
18 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 59.
19 Moreno, M Manuel. Op. Cit. pp. 65-66.
20 Moreno, M Manuel. Op. Cit. p. 60.
21 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 67.
22 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 71.
23 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 71.
24 Blanco, Mónica. Revolución y contienda política en Guanajuato 1908-1913. México, El Colegio de México/UNAM, 1995. p. 45.
25 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 72.
26 Moreno M. Manuel. Op. Cit. p. 76.
27 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 81-82.
28 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 155.
29 Rionda, Arreguín. Op. Cit. p. 159.
30 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 153, 158, 162 y 163.
31 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 163.
32 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 166-167 y 168.
33 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 170.
34 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 171.
35 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 171.
36 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 173-174.
37 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 174-175.
38 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 175-176.
39 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 176-177.
40 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 178-179.
41 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 180.
42Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 180-181.
43 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 183-184.
44 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 184-185.
45 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit pp. 185-186
46 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. p. 386
47 Rionda, Arreguín Isauro. Op. Cit. pp. 387-388
48 Blanco, Mónica. Op. Cit. p. 46.
49 Se integran al partido gentes guanajuatenses como Gabriel, hermano de Alfredo, Enrique Bordes Mangel y Cándido Navarro. Blanco Mónica. Op. Cit. p. 26.
50 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 93-101.
51 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 101-113.
52 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 142-146.
53 Manuel, M. Moreno. Op. Cit. pp. 123-128.
54 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p.129.
55 Aquí surge un grupo importante de hacendados. Sobresalen Hilario Torres dueño de 3 haciendas y Enrique Aranda propietario de 2 haciendas. Impulsan
56 Con quien va a relacionarse Alfredo Robles Domínguez ya que Castelazo era considerado en la región como un agricultor innovador. Es de los primeros en implementar el sistema de riego. Blanco, Mónica. Op. Cit. p 25.
57 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 141-142.
58 Moreno, M. Manuel Op. Cit. pp. 146-147.
59 Blanco, Mónica. El jefe político en el momento de la transición entre el gobierno de Porfirio Díaz al de Francisco I. Madero en Guanajuato: evolución social y política. México, El Colegio del Bajío, 1988. pp. 276-278.
60 Ver Blanco, Mónica Op. Cit. capítulo II pp. 39-69.
61 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 163.
62 Ver Blanco Mónica. Op. Cit. capítulo IV pp. 71-88.
63 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 164-166.
64 Ver Blanco, Mónica. Op. Cit. capítulo pp. 55-69.
65 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 184-185.
66 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 185.
67 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 231.
68 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 214.
69 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 231.
70 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 233
71 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 234
72 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 234, 237, 245 y 246.
73 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. pp. 263-264.
74 Moreno, M. Manuel. Op. Cit. p. 272.
75 Macías Gloria Felipe.
76 Macías, Gloria Felipe Op. Cit p. 39.
77 Macías , Gloria Felipe. Op. Cit. p. 41.
78 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 41.
79 Rodríguez, Modesto Jesús (ed) Directorio General de Guanajuato 1929-1930. Guadalajara, Talleres Linotipograficos “Grafica” 1930. Citado por Macías Gloria Felipe. Op. Cit. pp. 59-60.
80 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 61.
81 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 62.
82 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. pp. 63-66.
83 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. pp. 75-76.
84 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 84.
85 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 90.
86 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 91.
87 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 93.
88 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 93.
89 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 101.
90 Ruíz Arias, Vicente. Historia civil y eclesiástica de Salvatierra. Estado de Guanajuato.. México, s.e., 1976. p. 4.
91 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 103.
92 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 105.
93 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 117.
94 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 106.
95 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. p. 82.
96 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit pp. 83-84.
97 Guanajuato en la voz de sus gobernadores. Compilación de Informes de Gobierno de 1917-1991. Guanajuato, Gobierno del Estado, 1991. pp 375-406.
98 Guanajuato en la voz de sus gobernantes. Op. Cit. pp. 409-417.
99 Guanajuato en la voz de sus gobernadores. Op. Cit. pp. 421-447.
100 Guanajuato en la voz de sus gobernadores. Op. Cit. pp. 449-470.
101 Guanajuato en la voz de sus gobernadores. Op. Cit. pp 471-493.
102 Guanajuato en la voz de sus gobernadores Op. Cit. pp. 497-513.
103 Guanajuato en la voz de sus gobernadores Op. Cit. pp. 517-543.
104 Guanajuato en la voz de sus gobernadores Op. Cit. pp. 547-618.
105 Guanajuato en la voz de sus gobernadores Op. Cit. pp. 621-690.
106 Guanajuato en la voz de sus gobernadores Op. Cit. pp. 693-744.
107 Guanajuato en la voz de sus gobernadores. Op. Cit. pp. 753-767.
108 Guanajuato en la voz de sus gobernadores. Op. Cit. pp. 771-810.
109 Macías, Gloria Felipe. Los Xúchiles. “Una tradición en las comunidades del antiguo Izcuinapan”. Imprévue. Convergences et Divergences. No. 1. CERS/Université Paul Valéry III. Montpellier: 1996. p. 80.
110 Campos, Rodríguez Patricia. Salvatierra en el tiempo y el espacio. Ciudades a la orilla del milenio. Imprévue. Convergences et Divergences. No. 1. CERS/Université Paul Valéry III. Montpellier: 1996. p. 93
111 Campos, Rodríguez Patricia. Op. Cit. p. 93.
112 El concepto de refundar se refiere a los asentamientos que tenían un antecedente en el México Antiguo y que a partir del siglo XVI, fueron ocupados, bajo el patrón e intereses del invasor español.
113 Campos, Rodríguez Patricia. Op. Cit. p. 96
114 Este término se emplea con el sentido de ser originario de determinado lugar y hace referencia a nuestros hermanos mayores los indígenas que, en la actualidad, son los herederos de un patrimonio sociocultural milenario del México Antiguo: conocimientos, tradiciones y costumbres. Macías, Gloria Felipe. “Las comunidades indígenas. Una realidad que la memoria colectiva ha querido borrar. El caso de San Miguel Allende”. Boletín del Archivo General. No. 15. Abril-Junio. Gobierno del Estado de Guanajuato. Guanajuato: 1998. pp.51-62.
115 Rionda, Arreguín Luis. Fundamentos de
116
117 Campos, Rodríguez Patricia. Op. Cit. p. 98
118 Campos, Rodríguez Patricia. Op. Cit. p. 99
119 Ver a Zea, Leopoldo. El positivismo y la circunstancia mexicana. México, FCE/SEP, 1985.
120 Campos, Rodríguez Patricia y Macías, Gloria Felipe. “Guanajuato (México) y el Nacimiento del Positivismo”. Itinéaires du positivisme. Imprévue. CERS/Université Paul valéry III.
121 Gily, Adolfo. Revolución interrumpida. México, Ediciones El Caballito, 1984. pp. 8-9
122 Moreno, Manuel M. Guanajuato: cien años de historia. Guanajuato, Gobierno del Estado, 1989. p.55
123 Municipio de Texcoco, Estado de México
124 Moreno, Manuel M. Op. Cit. 55-56
125 Cordero, Enrique. Biografía del Ilustre Sacerdote. Bohemia Poblana. No. 80. Noviembre-Diciembre. Tomo II. Año VIII. Puebla: 1949. P. 4.
126 Cordero, enrique. Biografía del Ilustre Sacerdote. Bohemia Poblana. No. 80. Noviembre-Diciembre. Tomo II. Año VIII. Puebla: 1949. p. 4.
127 Nativo de
128 Moreno, Manuel M. Op. Cit. pp. 56-57.
129 Situación que obligó a las autoridades a importar maíz de los Estados Unidos. Moreno, Manuel M. Op. Cit. 56
130 Estados Unidos, Inglaterra y Francia
131 González, y González Luis. Op. Cit. p. 964
132 González, y González Luis. El liberalismo triunfante. Historia General de México. 3er. ed. México, El Colegio de México, 1981. pp. 960-962
133 Escobedo, Federico. Poesías. Odas Breves. Salmos y Trenos. Epicas. Sonetos. Notas del alma. Puebla, Talleres de
134 Escobedo, Federico. Op. Cit. pp. 55-57
135 Escobedo, Federico. Poesías. Op. Cit. pp. 59-61
136 Valdés, Octaviano. Op. Cit. 6
137 Cordero, Enrique. Op. Cit. 5
138 Ensayos de Oratoria Sagrada. Algunos Sermones del Padre Federico Escobedo. Tamiro Miceno entre los Arcades de Roma. Carta Prólogo. Puebla, 24 de octubre de 1928. Sr. Pbro. D. Federico Escobedo. Teziutlan (Puebla), s.e., 1929. p. 6
139 Valdés, Octaviano. Op. Cit. p. 3.
140 Couoh Vázquez Domingo. Op. Cit. 6
141 Valdés, Octaviano. Op. Cit. 5.
142 Valdés, Octaviano. Op. Cit. 4.
143 Macías, Gloria Felipe. “Sociedad y economía. 1920-1930. La rebelión de los cristeros del norte de Guanajuato. Revista Folios. No. 5. CIH/Universidad de Guanajuato. Guanajuato: 1995. p. 70
144 Cordero, Enrique. Op. Cit. p.4
145 Valdés, Octaviano. Op. Cit. pp. 172-173
146 Valdés, Octaviano. Don Federico Escobedo. Trabajo inédito. Leído en sesión pública celebrada el 22 de febrero de 1974
147 Compara al novelista Rafael Delgado con el escritor Alejandro Manzoni en cuanto a nacionalismo y religión.
148 Valdés, Octaviano. Op. Cit. 134-172
149 Macías, Gloria Felipe. Op. Cit. pp. 78-79.
150 Ensayos de Oratoria... Op. Cit. Pp. 11-13
151 Escobedo, Federico. Rapsodias Bíblicas. Teziutlan, Impresora de Teziutlan, 1922. p. 129
152 Cordero, Enrique. Op. Cit. p. 4.
153 Valdés, Octaviano. Op. Cit. 2.
154 López Portillo y Rojas José. Contestación al discurso de don Federico Escobedo
155 Rionda, Arreguín Luis. Clavijero y el Problema de
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